hoy es siempre todavía

miércoles, 18 de julio de 2012

Cooperantes libres, por fin




Las noticias de esta tarde nos traen una buena: la puesta en libertad de los cooperantes españoles Ainhoa Fernández de Rincón y Enric Gonyalons y la italiana Rosella Urru, que fueron secuestrados en octubre pasado en un campamento saharaui en Argelia. Han sido meses de oscuridad, enigma y temores sobre su suerte. En su momento llegué a exponer el tema en este blog, movido únicamente por la mejor voluntad de que no se olvidara a esta gente aunque a algún miembro de la familia o próximos no le pareciera bien que se tocara el tema. Ver el enlace siguiente: http://machadoencollioure.blogspot.com.es/2012/02/no-olvidar-los-cooperantes.html





Ahora todo ha pasado y se les va a retornar pronto, donde les espera el reencuentro con sus familias, compañeros cooperantes y gente sensible a sus labores en general. El final feliz -habrá que ver en qué estado se encuentran, ya que Enric resultó herido en el momento de su secuestro- deberá ser respaldado por una actitud transparente del Gobierno, si se da la circunstancia de que ha tenido un coste esta liberación, bien económico o bien en suelta de prisioneros de organizaciones afines a los secuestradores.




Si algo hay que empezar a corregir como consecuencia de esta etapa de confusión y crisis generalizada en nuestras sociedades occidentales es respecto a la actitud de los gobernantes, que tiene que cambiar, puesto que están donde están para gestionar y para rendir cuentas, en la acepción más extensa. Es probable que asuntos que involucran a gobiernos y organizaciones internacionales se tengan que llevar con cuidados y reservas. Pero antes o después, todo aquello que corra a cargo del contribuyente o bien ponga en entredicho la gestión política y representativa del Estado debe ser aclarado. La ciudadanía tiene derecho a saber. No será ocultando datos y movimientos como se pueden evitar nuevos secuestros en el futuro, sino explicando lo que ha acontecido, qué intereses hay en juego y qué pulso echa el fundamentalismo a aquellos estados afectados por sus acciones.




Pero también hay que valorar no sólo el trabajo que efectúan las organizaciones humanitarias sino hasta qué punto cunde lo que hacen o si las políticas de los gobiernos respecto a ese mundo cambiante que emerge al sur del Mediterráneo frenan sus posibilidades y desvirtúan sus objetivos. Desde luego, muchos pensamos que con otras políticas más acertadas y equitativas de Occidente con los países africanos las cosas irían mejor. Pero mucho nos tememos que queda un largo e incierto camino de transformaciones donde Europa y Occidente en general tendrán que dar la cara. ¿Habrá suficiente voluntad digna para estar a la altura de las circunstancias? Desde aquí nuestra fraternal enhorabuena a los cooperantes liberados y que se repongan y sigan en sus trece.




* Las fotografías son de las que circulan por internet, tomadas de Il Manifesto, Público y la SER. La última es obra de la fotógrafa camerunesa Angèle Etoundi Essamba.


jueves, 12 de julio de 2012

Me apetece hablar de los mineros



La marcha minera.

Una vez que ha terminado la marcha de los mineros, ¿quedarán estos y su hazaña sepultados en el olvido? Cuando la gente no tiene nada que perder también pierde el miedo. La marcha minera de estos días ha sido un emocionante capítulo de la historia del movimiento obrero español. Afortunadamente, el colofón ayer de esa acogida emotiva por parte de los madrileños ha supuesto un punto de estímulo alto para quienes han hecho el largo recorrido a pie. También para todos los habitantes de los pueblos y ciudades que les han apoyado. También para otros sectores laborales que pueden tomar nota del gesto minero.

El contra-colofón, ya se sabe, lo puso la Delegación del Gobierno de la Comunidad de Madrid al lanzar a los antidisturbios contra el testimonio obrero en la calle. Ironías de la vida: no hay presupuesto para activar la minería, sí lo hay para pagar la represión. No hay diálogo del Gobierno, sí hay tratamiento de choque contra los trabajadores. Hay concesiones de todo tipo cuando tiene lugar la visita de cierto personaje religioso improductivo de Roma, y sí dificultades para permitir la manifestación en las calles a los productivos, aunque al final tuvieron que tragar las autoridades vanidosas. ¿No recuerda demasiado lo sucedido a la incomprensión por la que han tenido que pasar en su historia los mineros cuando han reivindicado en justicia?





Ingratitud.

Los españoles no deberíamos olvidar nunca lo que ha supuesto ese sector de trabajadores del carbón que, fundamentalmente ubicados en Asturias, León, Palencia y Teruel, han aportado tanta materia prima en el pasado para hacer posible la producción de las fábricas, los altos hornos o simplemente el extenso consumo doméstico.

Seríamos unos malnacidos si diéramos la espalda al bagaje del esfuerzo, riesgo, enfermedad y dolor que la extracción de carbón ha supuesto siempre. Seríamos unos malditos si no reconociéramos que la sensibilidad de la lucha obrera saltó primero como en ningún sitio en las cuencas hulleras. Citar ahora los episodios importantes en que resistieron los mineros en defensa de sus reivindicaciones o salieron de sus zonas para defender solidariamente una República traicionada es innecesario. Escrito y estudiado está. Seríamos unos desagradecidos si no reconociéramos el calado de los sindicatos de viejo cuño y el nacimiento de nuevas experiencias de organización asociada entre los mineros, la difusión y el debate de las ideas críticas con la sociedad clasista y el valor y el apoyo demostrado con las causas de otros sectores laborales del país y de otras partes del mundo.





Reconocimiento.

Cuando hace escasas fechas, las calles de Madrid se llenaban para rendir culto a los futbolistas de la Selección Española muchos nos preguntábamos: ¿no hay causas más justificadas? ¿Cómo puede la gente volcarse en lo que debería ser secundario y callar ante lo fundamental? Mucha gente considera héroes a quienes son meros ídolos: hoy triunfadores, por mucho que hayan repetido, y mañana pueden ser perdedores, y entonces se les retirará el fervor. Por mucho que un equipo deportivo concite ilusiones no puede sustituir otros espacios más decisivos, aquellos que implican las condiciones de vida cotidiana y que están siendo severamente atropellados por la mano negra con el consenso de las frágiles autoridades españolas.




 ¿Quiénes son actualmente los verdaderos héroes de una sociedad? Justo en momentos difíciles, con un país cuya economía está al borde de la quiebra a través de un proceso producido por los mismos que ahora dicen que van a salvarla, deberíamos replantearnos a quiénes debemos invocar, entre quiénes debemos convocarnos y sobre qué fines colectivos debemos unirnos. De alguna manera, el respaldo masivo ayer en Madrid dejó entrever que no se puede perder la esperanza. Es probable que la minería sea un sector sentenciado, bien por razones de cuestionamiento medioambiental, bien por falta de ayudas o por abuso en las ayudas en el pasado por parte de una serie de empresarios, bien porque estos no encuentran ya negocio que les interese, bien por los planes de la Unión Europea. Pero ¿alguien ha previsto una alternativa para las comarcas mineras que se van a ver afectadas, con los pozos cerrados y el aumento del paro? Ante el silencio, o más bien complicidad, de este gobierno, varias zonas del país van a pasar a engrosar la ciudadanía de tercera, sospecho. No, no hay héroes colectivos si no los hay individuales. Si no se asume desde cada ser humano una manera nueva de afrontar los desafíos que llegan precipitadamente a sus vidas.






* Las cuatro primeras imágenes son obra del pintor ruso Kazimir Malévich. La última imagen es cabecera de