Las noticias de esta tarde nos traen una buena: la puesta en libertad de los cooperantes españoles Ainhoa Fernández de Rincón y Enric Gonyalons y la italiana Rosella Urru, que fueron secuestrados en octubre pasado en un campamento saharaui en Argelia. Han sido meses de oscuridad, enigma y temores sobre su suerte. En su momento llegué a exponer el tema en este blog, movido únicamente por la mejor voluntad de que no se olvidara a esta gente aunque a algún miembro de la familia o próximos no le pareciera bien que se tocara el tema. Ver el enlace siguiente: http://machadoencollioure.blogspot.com.es/2012/02/no-olvidar-los-cooperantes.html
Ahora todo ha pasado y se les va a retornar pronto, donde les espera el reencuentro con sus familias, compañeros cooperantes y gente sensible a sus labores en general. El final feliz -habrá que ver en qué estado se encuentran, ya que Enric resultó herido en el momento de su secuestro- deberá ser respaldado por una actitud transparente del Gobierno, si se da la circunstancia de que ha tenido un coste esta liberación, bien económico o bien en suelta de prisioneros de organizaciones afines a los secuestradores.
Si algo hay que empezar a corregir como consecuencia de esta etapa de confusión y crisis generalizada en nuestras sociedades occidentales es respecto a la actitud de los gobernantes, que tiene que cambiar, puesto que están donde están para gestionar y para rendir cuentas, en la acepción más extensa. Es probable que asuntos que involucran a gobiernos y organizaciones internacionales se tengan que llevar con cuidados y reservas. Pero antes o después, todo aquello que corra a cargo del contribuyente o bien ponga en entredicho la gestión política y representativa del Estado debe ser aclarado. La ciudadanía tiene derecho a saber. No será ocultando datos y movimientos como se pueden evitar nuevos secuestros en el futuro, sino explicando lo que ha acontecido, qué intereses hay en juego y qué pulso echa el fundamentalismo a aquellos estados afectados por sus acciones.
Pero también hay que valorar no sólo el trabajo que efectúan las organizaciones humanitarias sino hasta qué punto cunde lo que hacen o si las políticas de los gobiernos respecto a ese mundo cambiante que emerge al sur del Mediterráneo frenan sus posibilidades y desvirtúan sus objetivos. Desde luego, muchos pensamos que con otras políticas más acertadas y equitativas de Occidente con los países africanos las cosas irían mejor. Pero mucho nos tememos que queda un largo e incierto camino de transformaciones donde Europa y Occidente en general tendrán que dar la cara. ¿Habrá suficiente voluntad digna para estar a la altura de las circunstancias? Desde aquí nuestra fraternal enhorabuena a los cooperantes liberados y que se repongan y sigan en sus trece.
* Las fotografías son de las que circulan por internet, tomadas de Il Manifesto, Público y la SER. La última es obra de la fotógrafa camerunesa Angèle Etoundi Essamba.