hoy es siempre todavía

martes, 1 de mayo de 2018

Dime dónde vas morena. Una canción en la memoria de los Balcanes. Más una carta de León Felipe a Ángela Figuera Aymerich




¿Qué fue de aquella España a la que canta un coro de maduros eslovenos? De todo  lo que invocan y homenajean estas gentes queda la canción. El poeta León Felipe se habría removido en su descreimiento. No en vano poetizó aquello tan impresionante, de lo que luego se desdijo:

Franco...tuya es la hacienda...
la casa, el caballo y la pistola... 
Mía es la voz antigua de la tierra. 
Tú te quedas con todo
y me dejas desnudo y errante por el mundo... 
mas yo te dejo mudo... ¡mudo!... 
Y ¿cómo vas a recoger el trigo
y a alimentar el fuego
si yo me llevo la canción?

Porque también se quedaron con la canción, no solo con haciendas y vidas, se quedaron con todo. Así que ahora que casi ya no queda rastro del pasado  -salvo los muertos de las cunetas, cierto instinto cainita de algunos paisanos y un desvarío taifa en otros-  es impresionante escuchar a ciudadanos de un territorio centroeuropeo cantar viejas canciones españolas. 

El internacionalismo de otro tiempo -antes esperanza ciega y después frustración, pasando por la utilización maniquea de la potencia imperialista rusa, y revisado en sus intenciones y alcance- pervive en la música y el canto compartido. Al fin y al cabo también es exponente cultural, como lo son otras tradiciones. A León Felipe le habría gustado saberlo, no obstante su escepticismo. Escribió en el exilio una dura carta autocrítica veinte años después de acabar la guerra civil. Doy por casualidad con un vídeo de cantos en una reunión de ¿nostálgicos? de viejos regímenes para los que el recuerdo de la España republicana aún les conmueve. ¿O lo que les conmueve es el recuerdo de lo que a ellos mismos se les vino abajo hace tiempo?  Restos del naufragio internacionalista, mientras tanto. Mientras esperamos otro mundo, bajo otras coordinadas y certidumbres, que ojalá sean más claras y honestas. 




""Carta a Ángela Figuera Aymerich

Vuestros son el salmo y la canción


León Felipe

México, junio de 1958.


Con estas palabras quiero arrepentirme y desdecirme, Ángela Figuera Aymerich, de cosas que uno ha dicho, de versos que uno ha escrito...Porque yo fui el que dijo al hermano voraz y vengativo, cuando, aquel día, nosotros, los españoles del éxodo y del llanto, salimos al viento y al mar, arrojados de la casa paterna por el último postigo del huerto... Yo fui el que dijo:

Hermano... tuya es la hacienda...
la casa, el caballo y la pistola...
Mía es la voz antigua de la tierra.
Tú te quedas con todo
y me dejas desnudo y errante por el mundo...
mas yo te dejo mudo... ¡mudo!...
Y  ¿cómo vas a recoger el trigo
y a alimentar el fuego
si yo me llevo la canción?


Fue éste un triste reparto caprichoso que yo hice, entonces, dolorido, para consolarme. Ahora estoy avergonzado. Yo no me llevé la canción. Nosotros no nos llevamos la canción. Tal vez era lo único que no nos podíamos llevar: la canción, la canción de la tierra, la canción inalienable de la tierra. Y nosotros, los españoles del éxodo y del viento... ¡ya no teníamos tierra!

Vosotros os quedasteis con todo: con la tierra y la canción.

Nuestro debió haber sido el salmo, el salmo del desierto, que vive sin tierra, bajo el llanto, y que sin garfios ni raíces se prende, se agarra, anhelante, de la luz y del viento.

Yo hablé también un día del salmo. "El salmo es mío", dije, "el salmo es una joya que les dimos en prenda los poetas a los sacerdotes... y ahora lo rescato, me lo llevo, me lo llevo del templo, me lo llevo en mi garganta rota y desesperada..." Y dije también: "El salmo fugitivo y vagabundo es el lenguaje justo del español del éxodo y del llanto"... Palabras, palabras nada más. Yo no me llevé el salmo tampoco. Nosotros no nos llevamos el salmo.

Al final todo se hizo grito vano, lamento hinchado, blasfemia sin sentido, palabras de un idiota llenas de estrépito y de furia que se perdieron como burbujas de hiel en el vacío... Y nos quedamos luego todos mudos... Los mudos fuimos nosotros... ¡Los desterrados y los mudos!

De este lado nadie dijo la palabra justa y vibrante. Hay que confesarlo: de tanta sangre a cuestas, de tanto caminar, de tanto llanto y de tanta justicia... no brotó el poeta.

Y ahora estamos aquí, del otro lado del mar, nosotros, los españoles del éxodo y del viento, asombrados y atónitos oyéndoos a vosotros cantar: con esperanza, con ira, sin miedos...

Esa voz... esas voces... Dámaso, Otero, Celaya, Hierro, Crémer, Nora, de Luis, Angela Figuera Aymerich... los que os quedasteis en la casa paterna, en la vieja heredad acorralada... Vuestros son el salmo y la canción.


México, D.F., junio de 1958.
León Felipe""

(*) Publicado en la revista Universidad de México, como prólogo a Belleza cruel (ed. 1958, 1978) y en Obras completas de Ángela Figuera. Págs. 205-206.







sábado, 11 de abril de 2015

Gervasio Sánchez no se corta un pelo




El periodista y fotógrafo Gervasio Sánchez es un testigo de excepción de la historia, que es tanto como decir del sufrimiento y desgracias de los hombres. Precisamente su tarea tiene mucho de testimonio y a la vez de denuncia. En marzo le fue entregado el Premio Jaime Brunet por parte de la Universidad Pública de Navarra. Reproducimos su discurso donde Gervasio no se corta un pelo. No es sólo una crítica que ejerce al sistema en abstracto, o a las autoridades en general sino a la actitud inmoral de las empresas periodísticas y muchos de sus profesionales.




"Estimados señor rector magnífico de la Universidad Pública de Navarra, señor, presidente del Parlamento navarro y señor vicepresidente de la Fundación Brunet, estimados miembros de la comunidad universitaria y del patronato Brunet, autoridades, señoras y señores.

Hace dos años mi amiga Elisa Pavón me pidió por correo electrónico un currículo actualizado. Como estaba en Afganistán bastante volcado en un proyecto documental sobre el drama que sufre la inmensa mayoría de las mujeres y niñas afganas, se lo envíe sin preguntarle para qué lo quería.

Nunca olvidaré el detalle de Elisa, emparentada con el fotógrafo Juantxu Rodríguez muerto en Panamá en diciembre de 1989 por disparos de soldados estadounidenses, de presentar mi candidatura a este prestigioso premio.

Cuando el 10 de diciembre la vicerrectora de proyección universitaria Eloísa Ramirez me comunicó que era el ganador, lo primero que hice fue mirar la lista de premiados en las anteriores convocatorias y, unos minutos después, me estaba preguntando qué hacía yo en una lista tan prestigiosa.

Cuando se dan este tipo de circunstancias no resta más que ser pragmático y conformarse con la resolución del jurado soberano.

Sólo me quedó buscar paralelismos con los demás premiados, quizás para convencerme de que mi nombre no rechinaba tanto como pensé al principio.



Hoy les tengo que decir que es difícil encontrar una lista de premiados con los que me sientan más cómodo y les voy a contar por qué.

Soy miembro de Amnistía Internacional desde enero de 1983 cuando tenía 23 años, estudiaba cuarto de periodismo en la universidad y apenas éramos 500 socios en toda España. Hoy son 70.000.

Mi relación con esta organización humanitaria, a la que ustedes entregaron el primer premio Jaime Brunet en 1998, modeló mi manera de vivir y sufrir el periodismo y la fotografía.

 Manos Unidas, a las que ustedes otorgaron el premio en 2004, me ayudó a financiar Vidas Minadas, uno de mis proyectos fotográficos de mayor recorrido y envergadura, que documenta el impacto de las minas antipersonas contra la población civil en diferentes países del mundo.

En agosto de 1995 dormí en Mostar en plena guerra en la habitación que utilizaba Mercedes Navarro en la sede de Médicos del Mundo dos meses y medio después de que fuera asesinada. Ustedes le entregaron el premio diez años después, en 2005.

He trabajado varios años en el proyecto de rehabilitación de niños soldados que dirigió Chema Caballero en Sierra Leona, el mejor proyecto que he conocido sobre esta temática. Llegué a escribir un libro literario sobre esa experiencia y publiqué otro libro fotográfico. Coincidir en la lista de premiados con alguien al que quiero como a un hermano es un gran honor.



Mientras trabajaba en mi proyecto Desaparecidos, en la Fundación de Antropología Forense de Guatemala, me contaron que el padre Jon Cortina sufrió un infarto cuando observaba cómo los forenses guatemaltecos ordenaba los restos de varios esqueletos de mujeres y niños exhumados más de 20 años después de haber sido asesinados.

Unos días después, el 12 de diciembre de 2005, el padre Jon Cortina murió como consecuencia de aquel desgarrón de dolor que sintió ante tanta violencia gratuita.

He visitado varias veces su tumba en la Universidad Centroamericana donde también están enterrados los otros seis jesuitas asesinados en noviembre de 1989 en El Salvador.

Ustedes le concedieron el premio en 2007 y estoy seguro de que la Fundación Probúsqueda dedicó la dotación económica a encontrar a tantos niños de corta edad arrancados a sus padres y utilizados para adopciones ilegales durante la guerra civil. Lo que ha hecho esta fundación en El Salvador es impresionante.

Con Yoani Sánchez coincidí el año pasado en Granada. Era la primera que nos veíamos, aunque fuimos premiados en 2008 con los Premio Ortega y Gasset. Ella no consiguió el permiso de viaje del gobierno cubano para recoger el premio.

Los integrantes de Brigadas Internacionales de Paz son personas de gran fortaleza moral y ética que evitan que activistas de derechos humanos, sindicalistas, abogados, periodistas, sean asesinados impunemente en varios países del mundo. En 2002 hice un gran reportaje en Colombia sobre su trabajo y lo titulamos Ángeles de verdad.



Durante 20 años he trabajado en los centros ortopédicos del Comité Internacional de Cruz Roja en varios países y he visto a miles de personas amputadas ser tratadas con la dignidad que se merecen.

A los demás premiados, Akim Birdal, Cristina Cuesta, Dalai Lama, Cecilio de Lora, Carolina Agudelo, Jurgen Habermas, Natty Petrosino, también les tengo un gran respeto.

Con su permiso quiero dedicar este premio a Juantxu Rodríguez (muerto en Panamá en 1989), Jordi Pujol (muerto en Sarajevo en 1992), Luis Valtueña (muerto en Ruanda en 1997), Miguel Gil (muerto en Sierra Leona en 2000), Julio Fuentes (muerto en Afganistán en 2001), José Couso y Julio Anguita Parrado (muertos en Irak en 2003) y Ricardo Ortega (muerto en Haití en 2004).

Todos ellos murieron o fueron asesinados mientras ejercían el periodismo con mayúsculas en la delgada línea que separa la vida de la muerte. Todos ellos embellecieron, fortalecieron y dignificaron este oficio tantas veces pisoteado por hombres y mujeres sin escrúpulos que, desde sus puestos directivos, se dedican a defender a cualquier precio los intereses enmascarados de sus empresas periodísticas.

Es doloroso recordarlos cuando ves cómo el oficio más bello del mundo vive su etapa más confusa y oscura en un estado de mercantilismo permanente que destruye como un virus letal los principios sagrados por los que muchos quisimos ser periodistas desde la infancia.

La prensa española está tan domesticada que ya no hay nada que se parezca al periodismo de investigación. Nos enteramos de la corrupción política y del desfalco bancario con años de retraso. 

¿Dónde estaban los periodistas especializados cuando personas sin escrúpulos se estaban enriqueciendo o asaltando las arcas del estado?

Yo les aseguro que estaban y sabían, pero callaban. Las entrevistas menos exigentes a empresarios, políticos, banqueros, se han hecho en este país cuando más saneadas estaban las arcas de los medios de comunicación. Los periodistas comenzaron a autocensurarse mucho antes de que políticos y banqueros los presionasen.



La crisis de identidad, un estoque de muerte para nuestro oficio, empezó cuando directivos de medios reían las gracias a quienes inflaban la tarta publicitaria. Muchos rehúyen hoy de tipejos como Miguel Blesa como de la peste, pero ahí están las miles de fotografías de este personaje que representa la corrupción institucionalizada con la flor y nata de la política, el empresariado y el periodismo cuando se mostraba en todo tipo de actos públicos como el virrey bancario de Madrid. 

Vivimos una época curiosa, extremadamente cínica en mi profesión. Periodistas que mantuvieron estrechas relaciones con los poderes fácticos y que se encargaron de promocionar los intereses de sus amigos políticos y económicos se disfrazan ahora de paladines de la independencia.

La vida de un periodista empieza en la cuna y acaba cuando agoniza en la cama. Lo que vale es TODA LA VIDA. Cuenta lo que hizo cuando era un responsable de un diario con intereses políticos y económicos. Cuenta las veces que no fue capaz de enfrentarse a la maquinaria infernal y prefirió no publicar historias que colisionaban con intereses ajenos al periodismo.

Las biografías periodísticas son una secuencia de etapas y vivencias, a veces labradas al calor de traiciones. Me molesta aquellas biografías sesgadas que sólo muestran la parte endulcorada.

Hay periodistas que han estado años en puestos claves de los medios de comunicación, han callado todo lo que ocurría y han mandado temas importantes a la basura. Cuando se han ido del medio (por un ere o un despido improcedente) se han llevado una sabrosa indemnización (todavía ocurre) y, es, entonces, cuando empiezan a despotricar.

Acusan al medio de haber censurado informaciones cinco o diez años antes, con un retraso inaceptable, y empiezan su etapa independiente.

Con un buen pellizco en el bolsillo hablan de otras formas de periodismo. Ha sido capaces de callar cuando han echado a otros compañeros en el pasado, han sido insolidarios con los colaboradores, siempre maltratrados económicamente salvo si perteneces a la espina dorsal del medio y cuentas con el favoritismo de la empresa.Y ahora se ponen a dar lecciones de moralidad y ética periodísticas.

Con todos mis respetos esta forma de actuar, más común de lo que pensamos, no tiene nada que ver con la independencia, la valentía o la solidaridad.

Yo les digo: por favor, hagan lo que quieran, pero no manoseen conceptos sagrados que refuerzan la integridad moral de un periodista.




Llevo toda mi vida trabajando en zonas oscuras del planeta donde ocurren hechos inenarrables. En estas últimas semanas he explicado la guerra a través de mis imágenes a estudiantes de institutos. 

Tengo serías dudas de si vale la pena hacer este tipo de trabajos didácticos. Pero me gusta hacerlo y siento que es mi obligación.

Acompañar a menores mientras se enfrentan a la violencia descarnada y desnuda. Contarles que ellos serían niños soldados y ellas esclavas sexuales si hubiesen tenido la desgracia de nacer en otro contexto, otro país, otro continente o en otra época.

Recordarles que en Europa ha habido guerras letales hasta hace setenta años, guerras de religión de más de cien años dirigidas por fundamentalistas cristianos, ahora que sólo se habla de fundamentalismo islámico.

Explicarles que no existe ninguna época histórica sin violencia y recomendarles rebobinar la historia y retroceder siglos o milenios sin tienen dudas de los que les digo.

Decirles que mi experiencia me asegura que hay muy pocos héroes en las guerras dispuestos a morir por no matar y, en cambio, la mayoría prefieren matar antes que morir.

Asegurarles que los europeos seguimos patrocinando guerras en lugares alejados de nuestras vidas, que somos los principales exportadores de armas ligeras y que corrompemos, sin un ápice de duda, a cualquier gobernante sea elegido democráticamente o reconvertido en un vulgar tirano o dictador, si está en juego nuestros intereses mercantilistas.

Contarles que nuestro país, desprestigiado económicamente y sumido en la desolación política, ocupa la séptima posición mundial en la venta de armas, un inmejorable puesto en la champions league del mercadeo de la muerte.

Contarles que todos nuestros presidentes, desde la muerte del anterior dictador hace casi 40 años, han ido multiplicando la venta de armas hasta convertir a nuestro país en una de las grandes potencias, violando sistemáticamente nuestras propias leyes de control de armas.

Vendiendo armas a países que violan los derechos humanos, que tienen conflictos internos o vecinales, que usan las armas contra su propia población, que triangulan las armas y se las venden a países inmersos en guerras civiles.



Hemos visto como los ex presidentes Felipe González y José María Aznar triplicaron las cifras de ventas de armas que realizaron los gobiernos anteriores.

Hemos visto como el ex presidente José Luis Rodríguez Zapatero sextuplicó las ventas entre 2004 y 2011 al mismo tiempo que realizaba un discurso obscenamente pacifista que produce sonrojo por su nivel de cinismo e hipocresía.

Hemos visto como el presidente Mariano Rajoy ha duplicado la venta de armas en su periodo político.

Hemos visto como España ha multiplicado por diez la venta de armas entre 2004, cuando vendíamos 400 millones de euros en armas, y finales de 2013 alcanzando los 3.900 millones de euros.

Señoras y señores, las guerras no se acaban cuando wikipedia lo decide.

Hagan un pequeño ejercicio de memoria. Pregunten a la biblioteca universal cuándo acabó la guerra de Bosnia- Herzegovina.

Le contestará que el 15 de diciembre de 1995 se firmó el tratado de paz en Dayton. Y yo les preguntaré: ¿verdadero o falso? Sólo responda que es verdadero si es una pregunta de examen de oposición para que no les suspendan.

Pero yo les digo que es falso. Explíquenme entonces por qué cada 11 de julio, en un pueblecito llamado Srebrenica, se siguen enterrando a los desaparecidos bosnios de hace 20 años, encontrados en fosas, identificados antropológica o genéticamente, y se seguirá haciendo, al menos. durante una década más.

Les digo que es falso porque las guerras acaban cuando las consecuencias se superan y la búsqueda de los desaparecidos es una consecuencia directa del drama bélico.

¿Cuándo acabará la guerra de Bosnia? El día que todos los restos hayan sido enterrados en lugares decentes. Posiblemente, 30 años después de lo que asegura wikipedia.



Me imagino que a estas alturas habrán trazado paralelismos con la situación española. Les diré que en países como Bosnia, Guatemala, Colombia o Argentina, con guerras o dictaduras tan sangrientas como la nuestra, se han avanzado más en la búsqueda de la dignificación de las víctimas que en España.

La cobardía de la totalidad de la clase política del estado español, insisto de la totalidad, por supuesto con un mayor grado de responsabilidad en los partidos mayoritarios, han impedido que se haya conseguido encontrar una solución a un drama que afecta a centenares de miles de familiares desde hace décadas.

La memoria, la verdad y la justicia permiten que un país no quede atrapado en una espiral de confusión, cinismo y olvido como ha ocurrido en el nuestro.

Quiero acabar diciéndoles que odio las guerras y sus consecuencias con todas mis fuerzas, que no me he especializado en ellas porque sienta atracción por lo que ocurre en las zonas más oscuras del mundo o donde se producen las formas más inimaginables de ejercer la violencia.

Les puedo asegurar que el momento más duro de cualquier cobertura empieza cuando le doy al cero en el ascensor de mi casa y abandono el lugar donde vivo con mi familia en Zaragoza. Muchas veces me voy a regañadientes, dejando a una mujer y un hijo preocupados por lo que pueda ocurrir.

Pero vivo el periodismo como un compromiso permanente y me siento en la obligación de acudir las veces que sean necesarias a esos lugares horribles donde aparece lo peor del ser humano cuando todo se desmorona y buscar esos documentos gráficos y literarios para que nadie pueda decir que no sabía lo que estaba pasando.

Muchas gracias."




* Las fotografías adjuntas son trabajos de Gervasio Sánchez.
*El texto está tomado del blog de Gervasio Sánchez Los desastres de la guerra.



domingo, 22 de marzo de 2015

Cuando los gladiadores no jugaban al pádel precisamente




País de propietarios éste. Se llamen elegidos del Señor o elegidos por el Pueblo (¿o debe ser con minúsculas?) el afán de hacer propiedad suya el bien público y ajeno es una costumbre histórica y notablemente arraigada. Ya nos tenían acostumbrados unos a inmatricular como propiedades particulares lo que nunca fue de ellos (el caso de la Mezquita cordobesa va en camino paralelo) y otros a privatizar para sus amigos banqueros o usureros bienes inmuebles, terrenos, empresas, etcétera. Vamos, ambos sectores parecen salido de la misma universidad del Apropiamiento y Uso Indebido (pongo mayúsculas por si alguna vez se reconoce y oficializa un ente con ese nombre)

Pues bien, ahora ha estado a punto de llegar a buen puerto una ocurrencia del Presidente del Gobierno de Extremadura que, si bien no iba a vender definitivamente nada sí parecía humear el sentido de esto es mío y hago con ello lo que me da la gana. Querían ceder el anfiteatro romano para un campeonato de pádel. No sé si las críticas llovidas o el año electoral pesadote que nos cae encima han decidido que no se salte de gladiadores y abandono a pádel. Hoy día, y así llevamos cuarenta años, en nombre del turismo y de que lleguen certámenes, congresos y visitantes a nuestras ciudades se pueden hacer desde tonterías hasta barbaridades.




Todo este episodio menor, que no ha cuajado pero que da idea del campar a sus anchas, hoy un poquito fiscalizados, eso sí, los de siempre, me ha traído a la memoria un artículo de Mariano José de Larra sobre cierta visita a Mérida en 1835. Extraigo un trozo pleno de jocosidad y a la vez de tristeza, pues también en él se advierte el nivel cultural de los españoles. 

"...El trozo mejor conservado es el circo; las ruinas han desigualado el terreno sin embargo, elevándolo sobre su antiguo nivel hasta el punto de enterrar varias de las puertas que le daban entrada; pero se distinguen todavía enteras muchas de las divisiones destinadas a las fieras y a los reos y atletas; la gradería, perfectamente buena a trechos, parece acabarse de desocupar, y cree uno oír el crujido de las clámides y las togas barriendo los escalones. 

-Ésta era -me dijo mi cicerone- la plaza de los toros; por allí salía el toro -me añadió, indicándome una puerta medio terraplenada- y por aquí -concluyó en voz baja y misteriosa, enseñándome la jaula de una fiera- entraban el viático cuando el toro hería a alguno de muerte. 

Una ruidosa carcajada que no fui dueño de contener resonó por el ancho y destrozado circo, y pasamos a ver el anfiteatro, peor conservado, el hipódromo, apenas reconocible por la meta, y de allí nos dirigimos hacia la vía romana, vulgo en el país calzada romana; aquí es tradición que debe de haber muchos sepulcros: se han hallado efectivamente algunos. Sabida es la costumbre de los romanos de colocar los sepulcros a orillas de los caminos, por la cual ellos solían en sus epitafios dirigir la palabra a los pasajeros."

País chusco y risueño si no hubieran pasado tantas cosas.




viernes, 6 de marzo de 2015

El látigo de Arabia con los que quieren expresarse con libertad





Por defender la libre expresión en Arabia, el bloguero Raif Badawi fue condenado en septiembre pasado a diez años de prisión y a recibir mil latigazos, más multa considerable, más otros diez años sin poder salir del país, más prohibición del uso de medios informáticos. Vamos, Edad Media pura y dura en uno de los Estados más ricos por su comercio energético y más dictatorial por la consideración que muestra con sus súbditos. La oenegé AVAAZ me ha hecho llegar la siguiente misiva, firmada por la esposa del condenado, y la expongo para su difusión.






"Queridos miembros de AVAAZ. No os podéis imaginar lo que me duele pensar que le dieron 50 latigazos en público a mi marido, con la cara contorsionada por el dolor y atado de pies y manos, para que la gente tomara nota. Ahora me entero de que podrían incluso ejecutarlo. Pero vosotros podéis ayudarme. 

Me llamo Ensaf Haidar y Raif Badawi es mi marido. Su único crimen ha sido atreverse a decir lo que pensaba en un blog, pero ha sido suficiente para que el año pasado lo sentenciaran a 10 años de prisión y 1.000 latigazos, acusado de insultar al Islam. Raif es un hombre pacífico y un padre cariñoso y nuestros tres hijos y yo tememos por su vida y le echamos muchísimo de menos. 

En 48 horas, Alemania podría ayudarnos a liberarlo. Sigmar Gabriel, el ministro de Economía, viajará a Arabia Saudí y, si usa su influencia para apoyar a Raif, podría animar a los líderes saudíes a reconsiderar su condena. Yo ya le he pedido personalmente que me ayude, pero mi voz en solitario no es lo suficientemente fuerte. Por eso os pido que apoyéis mi ruego desde donde estéis para construir entre todos una petición masiva para conseguir la liberación de Raif. Únete y házselo llegar a todas las personas que conozcas: 


Hace unos años, mi marido abrió un blog llamado “Red Liberal Saudí”. Quería escribir sobre religión, política y cuestiones sociales, pero le acusaron de insultar al Islam, un cargo que conlleva durísimos castigos. Su pena es además un aviso a cualquiera que quiera decir lo que opina. Raif y yo nos conocimos hace 15 años. Nos casamos dos años después y al poco tiempo ya estaba embarazada de mi primer hijo. Cuando comenzaron los problemas con las autoridades en 2008, nos pidió que huyéramos del país. Viajamos desde Egipto hasta el Líbano y finalmente llegamos a Canadá, donde nos dieron asilo a mis hijos y a mí, ¡pero no podemos quedarnos de brazos cruzados! Queremos que Raif vuelva a nuestro lado. Mucha gente de mi país quiere reformas y la atención internacional sobre el caso de Raif crece cada día. Sigmar Gabriel ya ha dicho que abordará el tema de los derechos humanos durante su visita. Une tu voz a mi ruego porque nuestro llamamiento podría darle la libertad a mi marido. 

Con un profundo agradecimiento, Ensaf y todo el equipo de Avaaz".





jueves, 25 de diciembre de 2014

La Navidad y el Consumo según Pasolini




Probablemente algunos ya conozcáis este artículo que escribió Pier Paolo Pasolini en la revista Tempo en la lejana -y sin embargo tan actual- fecha de 4 de enero de 1969. Con el título Las fiestas y el consumismo también fue recogido en una selección de artículos suyos en el libro El caos (contra el terror) Es una crítica contundente, no exenta de base antropológica pero eminentemente política, sobre la apropiación y en cierto modo degeneración de las tradiciones, donde la Iglesia ha colaborado y se ha dejado pringar por el neocapitalismo al uso.




"Hace ya tres años que hago lo posible por no estar en Italia durante las Navidades. Lo hago adrede, con saña, desesperado ante la idea de no conseguirlo; aceptando incluso una sobrecarga de trabajo, aceptando la renuncia de cualquier modalidad de vacación, de interrupción, de descanso. 

No tengo fuerzas para explicar exhaustivamente el porqué al lector de Tempo. Esto extrañaría la concesión de la violencia de lo novedoso a viejos sentimientos. Es decir, una prueba “estilística” sólo superable mediante la inspiración poética. Que no viene cuando se quiere. Es un tipo de realidad que pertenece al viejo mundo, al mundo de la Navidad religiosa: y responde todavía a su vieja definición. 

Sé perfectamente que incluso cuando yo era niño las fiestas navideñas eran una idiotez: un desafío de la Producción a Dios. Sin embargo, por entonces yo estaba todavía sumido en el mundo “campesino”, en una misteriosa provincia situada entre los Alpes y el mar o en cualquier pequeña ciudad provinciana (como Cremona o Scandiano). Había hilo directo con Jerusalem. El capitalismo no había “cubierto” aún totalmente el mundo campesino del que extraía su moralismo y en el que, por lo demás, seguía basando sus chantajes: Dios, Patria, Familia. Estos chantajes eran posibles porque correspondían, negativamente, en tanto que cinismo, a una realidad: la realidad del mundo religioso que había sobrevivido. 



En la actualidad, el nuevo capitalismo no tiene ninguna necesidad de este tipo de chantaje, como no sea en sus márgenes o en los islotes supervivientes o en las costumbres (que se van perdiendo). Para el nuevo capitalismo es indiferente que se crea en Dios, en la Patria o en la Familia. De hecho ha creado su propio mito autónomo: el Bienestar. Y su tipo humano no es el hombre religioso o el hombre de bien, sino el consumidor que se siente feliz de serlo. 

Cuando yo era niño, pues, la relación entre Capital y Religión (en los días navideños) era espantosa, pero real. Hoy en día, dicha relación ya no tiene razón de ser. Es un absurdo absoluto. Y es posible que sea este absurdo lo que me angustie y me obligue a huir (a países mahometanos) 

La Iglesia (cuando yo era niño, bajo el fascismo) estaba sometida al Capital: éste le utilizaba, y ella se había convertido en instrumento del poder. Había regalado a las grandes industrias un niño entre un asno y un buey. Además, ¿no desfilaba bajo las banderas de Mussolini, de Hitler, de Franco, de Salazar? Hoy en día, sin embargo, la Iglesia me parece, en cierto sentido, más sometida que antes al Capital. Antes, en realidad, la Iglesia se salvaba por ese poco de autenticidad que había en el mundo preindustrial y campesino (en ese poco de artesanía que permanecía en las viejas industrias); ahora, en cambio, no hay contrapartida. Ni siquiera puede decir que a su vez utilice al Capital: porque, de hecho, el Capital utiliza a la Iglesia únicamente por costumbre, para evitar guerras religiosas, por comodidad. La Iglesia ya no le sirve. Si ésta no existiese, aquel no la echaría de menos. Sin embargo, en casos por el estilo, la utilización debe ser recíproca para que sea útil a ambas partes. En este punto la Iglesia debería distinguir, por ello mismo, las fiestas propias (si, aunque sea anticuadamente, aún las tiene) de las del Consumo. Debería diferenciar, por decirlo pronto y bien, las hostias de los turrones. Este embrassons-nous entre Religión y Producción es terrible. Y, de hecho, lo que de aquí se deriva es intolerable a la vista y a los demás sentidos. 



A decir verdad, es innegable, la Navidad es una antigua fiesta pagana (el nacimiento del sol) y como tal era originariamente alegre: es posible que esta alegría ancestral aún tenga necesidad de manifestarse, periódicamente, en un hombre que va a roturar el Sájara con monstruos mecánicos. Pero en ese caso que la fiesta pagana se vuelva pagana: que la sustitución de la naturaleza natural por la naturaleza industrial sea completa, incluso en las fiestas. Y que la Iglesia se distancie de aquella. Ya no puede jugar a la rusticidad y a la ignorancia: no puede fingir que no sabe que la fiesta navideña no es ni más ni menos que una antigua fiesta celebrada in pagis (“en el campo”), pagana, y que la mezcolanza es arcaica y medieval. La tradición de los belenes y los árboles navideños ha de abolirla una Iglesia que de verdad quiera sobrevivir en el mundo moderno. Y no esto no lo saben sólo los curas excéntricos, progresistas y cultos.




Como fiesta pagana-neocapitalista, Navidad siempre será terrible. Es un erzatz (“sustituto”) –con week-end y solemnidades afines- de la guerra. En tales días brota una psicosis indefectiblemente bélica. La agresividad individual se multiplica. Aumenta vertiginosamente el número de muertos. Es una verdadera barbarie. Se dice: muchos Vietnam. Pero los muchos Vietnam ya están aquí. Ni más ni menos que en estas celebraciones festivas en que la fiesta es la interrupción del acostumbramiento al lucro, a la alienación, al código, a la falsa idea de sí: cosas todas que nacen del famoso trabajo que ha quedado reducido a lo que ensalzaban los carteles de los campos de concentración hitlerianos. De esta interrupción nace una libertad falsa en que estalla un primitivo instinto de afirmación. Y se afirma agresivamente, gracias a una feroz competencia, haciendo las cosas más mediocres de la manera más mediocre. 

Sí, es espantoso el comentario que acabo de hacer de la Navidad. Y sin ninguna excepción que hacer. Ninguna bondad. Ninguna blandura. Las cosas son así. Es inútil ocultarlo, aunque sea un poco".





* Ilustraciones de Manel Vizoso y Gianluca Maconi.


sábado, 29 de noviembre de 2014

Ciudadanos en defensa de los bienes públicos frente a la codicia eclesiástica




No mucha gente sabe que la Iglesia Católica viene inmatriculando desde hace tiempo bienes de uso público o comunal  -ermitas, iglesias, fincas, edificios, plazas, monumentos, etcétera-  sufragados en su día por los municipios o por la sociedad, sin que hubieran llegado a ser jamás antes propiedad suya. Este intento de hacer figurar jurídicamente como propiedad eclesiástica bienes ajenos es una forma descarada de apropiarse indebidamente de lo que no les corresponde. Poned el nombre que queráis y seguramente no anduvierais descaminados. Parece no importarles nada que esa actitud sea poco evangélica, si nos atenemos a sus propios cánones doctrinarios, que no preconiza precisamente la riqueza. O bien que vaya contra el séptimo mandamiento que dicen que Yahvé dictó a Moisés. Pero sabido es que la entidad moral de la institución, o/y empresa, según se mire, con sede en el Vaticano no es uno de los activos que la caracterizan.

Sobre el tema de la apropiación de bienes ajenos ha venido combatiendo desde hace tiempo Ekimena-Plataforma de Defensa del Patrimonio Navarro, vanguardia de sensibilidad y defensa de los bienes públicos en España. Por otra parte, también en Córdoba, ante el descaro eclesiástico en querer apropiarse en su integridad de la Mezquita, anulando una tradición cultural que pertenece a todos los españoles, para hacer valer el monumento solamente como Catedral, otro grupo de ciudadanos congregados en la Plataforma Mezquita han dirigido un llamamiento a la Junta de Andalucía y a la UNESCO para parar la codicia religiosa. A continuación van dos informaciones para dar a conocer el tema. Si no se reacciona, los ciudadanos y sus autoridades habrán hecho una vez más dejación no solo de lo que pertenece comunalmente sino del control administrativo y jurídico por el que debe responder el Estado y las demás administraciones públicas.





SALVEMOS LA MEZQUITA DE CÓRDOBA. POR UNA MEZQUITA-CATEDRAL DE TODOS   


Hace 30 años que la Mezquita-Catedral de Córdoba fue declarada Patrimonio Mundial por la Unesco, no solo por su extraordinaria riqueza y complejidad sino especialmente por tratarse de un paradigma universal de concordia entre culturas.

Ante los continuados intentos de apropiación jurídica, económica y simbólica por el Obispado de Córdoba, incumpliendo gravemente los principios que inspiraron dicho reconocimiento, desde la ciudadanía pedimos la intervención de las administraciones públicas y de la Unesco con el fin de preservar del peligro que corre su declaración como Patrimonio Mundial.

SOLICITAMOS:

1.- Que deje de emplearse institucionalmente solo el término Catedral para referirse a todo el monumento. Mezquita de Córdoba es su designación popular, universalmente conocida y la empleada por la Unesco al declararla Patrimonio Mundial en 1984. La simbólica de Mezquita-Catedral, acordada por unanimidad en pleno municipal como representante de la ciudadanía de Córdoba, define con exactitud su esencia y realidad arquitectónica.

2.- El reconocimiento jurídico de su titularidad pública. La Mezquita-Catedral es propiedad de la ciudadanía, Bien de Interés Cultural, Monumento Nacional y Patrimonio Mundial. Cualquier acto de apropiación privada carece de valor jurídico al tratarse de un bien de dominio público.

3.- La gestión pública y transparente de la Mezquita-Catedral. Su inmensa dimensión cultural, simbólica y patrimonial debe ser administrada por un patronato público con criterios ajustados a su universalidad, garantizando la transparencia en todos los aspectos de su gestión, incluida la económica, y la difusión histórica, artística y arquitectónica con pautas estrictamente científicas.

4.- La redacción de un Código de Buenas Prácticas. Por consenso entre las administraciones públicas, académicas, ciudadanas y la Unesco, para evitar acciones que perjudiquen tanto a la imagen y significado del monumento, como a los intereses generales de Córdoba, Andalucía y España, al ser uno de los tres monumentos más visitados del Estado.






LAS PLATAFORMAS DE CÓRDOBA Y NAVARRA AL MINISTRO DE JUSTICIA


La Plataforma ciudadana “Mezquita-Catedral de Córdoba: patrimonio de tod@s” y la Plataforma para la Defensa del Patrimonio Navarro (Nafarroako Ondarearen Defentsarako Plataforma), como portavoces de un amplio movimiento social que defiende el carácter público del patrimonio cultural, histórico y artístico usurpado en todo el territorio de Estado por la jerarquía católica al amparo de una norma predemocrática e inconstitucional (art. 206.1º de la Ley Hipotecaria de 1946 ), ante el intento de amnistía registral que se pretende llevar a cabo mediante la Reforma de la Ley Hipotecaria y que convalidaría la enorme cantidad de inmatriculaciones irregulares ya realizadas, 

EXPONEN: 

PRIMERO.- A pesar de que la Constitución Española establece que “ninguna confesión tendrá carácter estatal” (Art.16.3 CE) y que el Tribunal Constitucional viene reiterando que “el art. 16.3 de la C.E. veda cualquier confusión entre funciones religiosas y funciones estatales”, lo cierto es que la Iglesia Católica, actuando como funcionario público y equiparada a la Administración Pública, se ha adueñado en plena democracia de gran parte de nuestro Patrimonio cultural, arquitectónico, histórico y artístico, traducido en miles de bienes privados o públicos, construidos y financiados por la ciudadanía, ante la pasividad de los poderes públicos y el desconocimiento de la población. 

Desde que Aznar modificara el Reglamento Hipotecario en 1998, la jerarquía católica ha inmatriculado miles de propiedades en todo el Estado, valiéndose del art. 206 de la LH y art. 304 de su Reglamento que equipara a los diocesanos con fedatarios públicos. Sin acreditar la propiedad. Bastando la simple palabra de un diocesano como si los dogmas de fe tuvieran eficacia civil. Se desconoce el número total y el valor incalculable de los bienes apropiados por la Iglesia católica mediante estos preceptos propios de un Estado Confesional, sin parangón en Europa, dada la sistemática negativa del Gobierno a facilitar los datos registrales a los Grupos Parlamentarios que lo vienen solicitando. 

En Navarra, solamente en el periodo 1998-2007, inmatriculó 1087 bienes de toda índole (monumentos, Catedrales, terrenos, casas parroquiales, ermitas, arbolados, cementerios, viviendas, solares, cocheras, etc). Somos conscientes que lo mismo ha ocurrido en el resto del Estado. Ha llegado a tal extremo la voracidad inmobiliaria de la jerarquía católica que algunos de los bienes inmatriculados por este procedimiento inconstitucional son plazas públicas (como la Triunfo de San Rafael o de la Fuensanta en Córdoba), o monumentos de la trascendencia patrimonial y simbólica de la Giralda de Sevilla o la Mezquita-Catedral de Córdoba, Patrimonio Mundial de la Unesco.

SEGUNDO.- El proyecto de Ley de Reforma de la Ley Hipotecaria omite de manera intencionada cualquier referencia a la Iglesia Católica. Como si nada de lo expuesto hubiera ocurrido. Se trata de una trampa. Hace desaparecer sin más el art. 206.1º de la LH que equipara a la Iglesia Católica con un administración pública para inmatricular bienes, sigilosamente, sin afrontar el problema, intentando que pase desapercibido, sin denunciar su manifiesta inconstitucionalidad y sin considerar, por tanto, los efectos perversos e irreparables que para nuestro Patrimonio Cultural, Histórico y Artístico tendría la aprobación de dicha Ley de Reforma Hipotecaria. 

Es decir, produciría una AMNISTIA REGISTRAL para los miles de bienes usurpados e inmatriculados por la Iglesia católica a través de un precepto franquista, predemocrático e inconstitucional (art. 206.1 LH), vivo retrato de un Estado confesional como era el de 1946, que debemos entender derogado desde la entrada en vigor de la Constitución Española. 

¿Cómo piensa el Ministro de Justicia deshacer las terribles secuelas jurídicas, sociales, económicas, históricas y políticas que se derivarían de esta amnistía registral si se aprobara la Reforma de la Ley Hipotecaria? Nos tememos que esta reforma responde a la misma complicidad que en 1998 demostró el Partido Popular con la jerarquía católica, permitiendo la mayor apropiación inmobiliaria de la historia de España. Con la diferencia de que ahora la ciudadanía está escandalizada tras haber adquirido conciencia de su gravedad: Usurpación del Patrimonio público por la Iglesia católica en plena democracia mediante una norma que proviene de la Dictadura franquista de 1946. Advertimos al Ministro de Justicia que no vivimos en un Estado confesional. Que por esa razón su Gobierno tuvo que echar atrás con la Ley del Aborto, propiciando su nombramiento como Ministro. Así pues, para evitar que le pueda ocurrir igual que a su antecesor, haga lo mismo con esta amnistía registral con la que pretende convalidar de forma clandestina y alevosa este pelotazo urbanístico para la Iglesia Católica, mientras no se declare la inconstitucionalidad del art. 206.1 de la LH, con carácter previo a cualquier reforma de la misma. 

Por tanto, SOLICITAMOS al nuevo Ministro de Justicia la retirada inmediata de la amnistía registral que se esconde tras el Proyecto de Ley de Reforma de la Ley Hipotecaria de 8 de febrero de 1946 y del Texto Refundido de la Ley del Catastro inmobiliario aprobado por RDL de 5 de marzo de 2004, por las irreparables y perjudiciales consecuencias jurídicas, económicas, sociales e históricas que tendría su aprobación para el Patrimonio Cultural, Histórico y artístico, construido y financiado por la ciudadanía y las Instituciones públicas, que la Iglesia católica ha registrado irregularmente a su nombre a través del 206.1 de la LH de 1946, reconociendo de manera expresa su inconstitucionalidad sobrevenida y, en consecuencia, su derogación desde la entrada en vigor de la Constitución Española.


Carlos Armendáriz (Presidente Plataforma en Defensa del Patrimonio Navarro)

http://plataforma-ekimena.org/


Miguel Santiago (Portavoz Plataforma Mezquita-Catedral: Patrimonio de tod@s) 


martes, 25 de noviembre de 2014

Un canal contra la biodiversidad de Nicaragua




En otro tiempo parecería simplemente una quimera, pero hoy se revela como una jungla de negocios de alto nivel que convulsionará Nicaragua. La construcción por parte de empresas chinas de un canal que una el Mar Caribe y el Océano Atlántico con el Océano Pacífico tiene mucho de jugada de intereses económicos cruzados: la propia construcción del canal, el objetivo de incrementar el mercado asiático, las rutas de distribución alternativas...Tiene bastante también de desafío al poder norteamericano, aunque se disimule: los chinos tendrían un acceso estratégico en la zona, prácticamente al borde de los USA. Tiene mucho de apuesta por nuevos caminos de distribución de materias energéticas, a través de los cuales China consolidaría poder, si bien en toda la maniobra no parece que China y USA estén enfrentados. Pero tiene aún mucho más de barbarie ecológica, pues, entre otras tropelías el canal atravesaría parte del Gran Lago de Nicaragua (o lago Cocibolca) reserva de agua dulce, y arriesgaría la biodiversidad de una serie de territorios.  

Sobre el tema extraigo un artículo de Inés Corraliza aparecido en eldiario.es, porque pone sobre aviso de lo que le viene encima a Nicaragua si el proyecto de canal alternativo a Panamá se lleva a efecto.





En Nicaragua están a punto de empezar las obras de un canal transoceánico que partiría el país en dos, rompiendo el corazón de Centroamérica de un solo tajo. 

Propongo construir uno alternativo, un gran canal de ondas que al expandirse se convierta en la palabra y el acto responsable de los muchos que aún tenemos boca, corazón y manos, por lo que las aguas, volcanes y selvas las llevamos dentro.

Nunca he estado en el lago Cocibolca. Pero si cierro los ojos, casi puedo oler el vapor de agua contenida en los cúmulos lenticulares que rodean al gran volcán Mombacho en su orilla oeste, y también el inconfundible destilado sulfuroso del Concepción, en la isla Ometepe que lleva días lanzando gases. Y si no pienso nada, escuchando a Caléxico en The Book and the Canal mientras lo miro, algo de dentro experimenta ese anhelo que rompe tiempos y fronteras. Dudo. Quizás alguna vez también estuve.

Aquí y allí cambian los espacios y los paisajes que nos hacen distintos. Es el milagro afortunado de la diversidad, la epigenética que nos conforma, aquélla que nos hace reconocer lo propio al mismo tiempo que nos recuerda el imprinting que tenemos, no sólo con los de la especie, sino con los del Reino. Eso en cuanto animales, porque como árboles, el arraigo a la tierra es requisito para el crecimiento de los que viven.

La gran Belleza geofísica de Nicaragua está sin embargo seriamente amenazada, de nuevo, sí, y con ella la de sus selvas, sus grandes reservas de agua, el itinerario serpenteante del río San Juan y la riqueza de sus mares, de su agua dulce y volcánica, antigua, y de su suelo. Dicen sus gentes que allí son felices. No es difícil imaginarlo. ¿Es posible luchar sólo por la Belleza? Creo que sí, porque en ella está el acervo cultural de los hombres, su arte, fusionado sin fallas al de la Naturaleza que lo contempla: sin ella no seguiremos siendo humanos.

Intentan hacer desaparecer ese paisaje, ya, con la inminente puesta en marcha de las obras de un Canal que rompería de un tajo Nicaragua en dos. El sueño delirante de individuos aislados, dos o tres por siglo, que pensaron que, ya que iletrados invasores y piratas habían atajado por allí, habría posibilidad de conectar de forma artificial una distancia de casi trescientos km, de mar a mar, aunque eso significara atravesar istmos, lagos, selvas y llevarse por delante lo que hiciera falta. Lo importante era no perder el oro. (Exactamente igual que ahora: no perder el negro oro que mata por donde va pasando, uncido a la acumulación de capital…)

Durante el tránsito de los siglos XIX al XX, dos grandes proyectos de canales interoceánicos, el de Panamá y el de Nicaragua, pujaban por construirse. En los anales científicos de la época, las mejores revistas publicaban abiertamente las discusiones técnicas entre ingenieros, los mejores del mundo, encargados de hacer historia y geocirugía. La competición científica refleja sin lugar a dudas que sí existen estudios contrastados de impacto. De hecho la revista Nature, ahora propietaria del Scientific American, conserva los trabajos de los autores implicados -también escribían extensos reportajes en el National Geographic- por si alguien quiere documentarse.




Resumiendo, hubo disputas entre el hidrógrafo A. Davis (de la Comisión de Recursos de Agua para el Canal de Nicaragua) y E. Flink (de la Sociedad Geográfica de Filadelfia) acerca del gran Cocibolca. Para el primero, la cantidad neta de agua del lago era constante a pesar de su somero fondo y de los ciclos de lluvia en el Caribe; Flink le responde que el lago se encoge, que ha ido retrayéndose durante los años. Y añade: “En este estadio de la ciencia geológica es necesario señalar que la regularidad en el volumen de agua que fluye a la cuenca de un lago no se define ni depende de la cantidad de lluvia, como primer factor.”

Es decir, en 1900, ya se conocía que el lago es de fondo somero, de volumen variable, no sólo por su cantidad de lluvia sino por su orografía, la actividad humana, las corrientes marinas que lo flanquean y los ríos a los que vierte. El último trabajo explica claramente los motivos por los que un canal de casi trescientos kms, que atravesase Nicaragua desde su Istmo en el oeste hasta el Atlántico por el mar Caribe, es inviable. El trazado propuesto ahora, casi idéntico al que se discutía a principios del siglo pasado, fue de hecho también debatido por el ingeniero francés que finalmente se encargó del canal de Panamá, Philippe Bunau-Varilla. No sólo comparó los datos numéricos de los dos proyectos sino que apuntó a lo que haría inviable el proyecto del Canal de Nicaragua. El artículo debe leerse, quizás con eso no harían falta ni siquiera evaluaciones de impacto medioambiental por lo evidente del resultado. Buneau concluye: “A la Naturaleza no le gustan anchuras ni honduras regulares en el lecho de un gran río, es contrario a sus leyes; en las curvas, el río rellena el lado cóncavo de su lecho y vacía el convexo y al revés en la siguiente, consiguiendo el equilibrio al expandir y rellenar sus canales constantemente, con la tierra propia de su lecho, sin coger nada prestado, ningún material extraño”. Ya lo comprobó en carne propia en su canal.




Más de un siglo después, las máximas autoridades científicas de Nicaragua, conocedoras de la importancia del lago en recursos hídricos aún potables, no sólo para su población, sino para toda Centroamérica, están pidiendo ayuda e implicación a todas las organizaciones medioambientales y sociedades científicas internacionales que, sorprendentemente, están tardando demasiado en reaccionar. Así, científicos del Centro Humboldt, como el grupo del profesor Víctor Campos, han comenzado a hacer estudios del impacto ambiental que tendría el trazado principal de la ruta. En una primera valoración, todo lo presentado por el chino WanYin, al parecer empresario único de HKND y otro entramado de sociedades unipersonales, no sólo carece de cualquier rigor científico, sino que la necesidad de dragar el Gran Lago, que no es lo suficientemente profundo, implicaría necesariamente su destrucción, tanto por la tierra que moverían, como sobre todo porque se salinizaría. ¿Os imagináis a la gran isla Ometepe, sus dos volcanes y sus 35.000 pobladores rodeados de lodo?

El trazado, sólo en su segunda mitad, la más difícil, implicaría el realojo de al menos 110.000 personas, sin contar con las ciudades mayores de las provincias a lo largo del río San Juan. Después pretenden abandonarlo y atravesar selvas y espacios reservados únicos, hasta el Puerto de Punta Águila. Los bosques devastados cambiarían irreversiblemente el clima, no sirven los camelos de futuras reforestaciones.




En medio de la gran presión política a la que el partido en el poder está sometiendo a sus mejores científicos, conmueve profundamente la valentía y el sentido de dignidad de profesores con la experiencia y la trayectoria al servicio de su país, como el profesor Salvador Montenegro, director del CIRA (Centro para la Investigación de Recursos Acuáticos) hasta su sustitución hace unos días, o la Dra. Ruth Selma, que ha estado al frente de ENACAL con proyectos de potabilización de agua y recursos hídricos, y que impulsó la ley pública de aguas nicaragüense. El presidente de la Academia de Ciencias de Nicaragua, Jorge Huete, explica claramente cuáles serían las consecuencias inmediatas y también pide ayuda, así como la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Sostenible, FUNDENIC-SOS, con el Dr. Jaime Incer al frente.

Pero parece que no es suficiente. Saturados de todo lo terrible, lamentablemente resabiados, somos tan listos que ya sabemos que pasará lo de siempre. Eso es lo que suelo escuchar cuando comento estos asuntos… y, siendo mala, diré que para algunos seguirá todo estando siempre un poco lejos. Para otros, la historia es simplemente la biología que Darwin se inventó, pero en la que conviene seguir creyendo.

No hay ejemplos entre los seres vivos y la Naturaleza del planeta, ninguno, jamás, que sean ligeramente comparables a la avaricia y estupidez humanas. Y, sin embargo, existe aún esa intuición profunda que a veces selecciona automáticamente algún mensaje... y es por eso por lo que aún podemos escuchar. Hagámoslo. Nos estamos quedando tan sordos, que no escuchamos ya ni el rugido del interior de los volcanes, esos puestos ahí, allí precisamente, en el medio del choque de las placas. Sólo hace falta querer mirar la foto para darse cuenta de que quizás al empresario chino el Gran Canal pudiera salirle gratis.

Mientras tanto, cualquiera se resistiría a ser apuñalado en el corazón.



lunes, 17 de noviembre de 2014

Manifiesto 'Última llamada'




En el verano de 2014, una serie de personas iniciaron la redacción de un Manifiesto en el que se denuncia el afán productivista, desarrollista y sin límite de nuestras sociedades, que sólo puede conducir a que los recursos del planeta se destruyan y a un desastre integral de los ecosistemas. El grupo promotor lo constituyen Antonio Serrano, Antonio Turiel, Emilio Santiago Muiño, Fernando Prats, Florent Marcellesi, Jorge Riechmann, Manuel Casal Lodeiro, Margarita Mediavilla, María Eugenia Rodríguez Palop, Pedro Prieto, Yayo Herrero y Xoán Ramón Doldán García. Por su interés se reproduce el texto de dicho Manifiesto 'Última llamada'.



Esto es más que una crisis económica y de régimen: es una crisis de civilización


Los ciudadanos y ciudadanas europeos, en su gran mayoría, asumen la idea de que la sociedad de consumo actual puede “mejorar” hacia el futuro (y que debería hacerlo). Mientras tanto, buena parte de los habitantes del planeta esperan ir acercándose a nuestros niveles de bienestar material. Sin embargo, el nivel de producción y consumo se ha conseguido a costa de agotar los recursos naturales y energéticos, y romper los equilibrios ecológicos de la Tierra. 

Nada de esto es nuevo. Las investigadoras y los científicos más lúcidos llevan dándonos fundadas señales de alarma desde principios de los años setenta del siglo XX: de proseguir con las tendencias de crecimiento vigentes (económico, demográfico, en el uso de recursos, generación de contaminantes e incremento de desigualdades) el resultado más probable para el siglo XXI es un colapso civilizatorio. 

Hoy se acumulan las noticias que indican que la vía del crecimiento es ya un genocidio a cámara lenta. El declive en la disponibilidad de energía barata, los escenarios catastróficos del cambio climático y las tensiones geopolíticas por los recursos muestran que las tendencias de progreso del pasado se están quebrando. 

Frente a este desafío no bastan los mantras cosméticos del desarrollo sostenible, ni la mera apuesta por tecnologías ecoeficientes, ni una supuesta “economía verde” que encubre la mercantilización generalizada de bienes naturales y servicios ecosistémicos. Las soluciones tecnológicas, tanto a la crisis ambiental como al declive energético, son insuficientes. Además, la crisis ecológica no es un tema parcial sino que determina todos los aspectos de la sociedad: alimentación, transporte, industria, urbanización, conflictos bélicos… Se trata, en definitiva, de la base de nuestra economía y de nuestras vidas.

Estamos atrapados en la dinámica perversa de una civilización que si no crece no funciona, y si crece destruye las bases naturales que la hacen posible. Nuestra cultura, tecnólatra y mercadólatra, olvida que somos, de raíz, dependientes de los ecosistemas e interdependientes.



La sociedad productivista y consumista no puede ser sustentada por el planeta. Necesitamos construir una nueva civilización capaz de asegurar una vida digna a una enorme población humana (hoy más de 7.200 millones), aún creciente, que habita un mundo de recursos menguantes. Para ello van a ser necesarios cambios radicales en los modos de vida, las formas de producción, el diseño de las ciudades y la organización territorial: y sobre todo en los valores que guían todo lo anterior. Necesitamos una sociedad que tenga como objetivo recuperar el equilibrio con la biosfera, y utilice la investigación, la tecnología, la cultura, la economía y la política para avanzar hacia ese fin. Necesitaremos para ello toda la imaginación política, generosidad moral y creatividad técnica que logremos desplegar. 

Pero esta Gran Transformación se topa con dos obstáculos titánicos: la inercia del modo de vida capitalista y los intereses de los grupos privilegiados. Para evitar el caos y la barbarie hacia donde hoy estamos dirigiéndonos, necesitamos una ruptura política profunda con la hegemonía vigente, y una economía que tenga como fin la satisfacción de necesidades sociales dentro de los límites que impone la biosfera, y no el incremento del beneficio privado. 

Por suerte, cada vez más gente está reaccionando ante los intentos de las elites de hacerles pagar los platos rotos. Hoy, en el Estado español, el despertar de dignidad y democracia que supuso el 15M (desde la primavera de 2011) está gestando un proceso constituyente que abre posibilidades para otras formas de organización social. 

Sin embargo, es fundamental que los proyectos alternativos tomen conciencia de las implicaciones que suponen los límites del crecimiento y diseñen propuestas de cambio mucho más audaces. La crisis de régimen y la crisis económica sólo se podrán superar si al mismo tiempo se supera la crisis ecológica. En este sentido, no bastan políticas que vuelvan a las recetas del capitalismo keynesiano. Estas políticas nos llevaron, en los decenios que siguieron a la segunda guerra mundial, a un ciclo de expansión que nos colocó en el umbral de los límites del planeta. Un nuevo ciclo de expansión es inviable: no hay base material, ni espacio ecológico y recursos naturales que pudieran sustentarlo. 

El siglo XXI será el siglo más decisivo de la historia de la humanidad. Supondrá una gran prueba para todas las culturas y sociedades, y para la especie en su conjunto. Una prueba donde se dirimirá nuestra continuidad en la Tierra y la posibilidad de llamar “humana” a la vida que seamos capaces de organizar después. Tenemos ante nosotros el reto de una transformación de calibre análogo al de grandes acontecimientos históricos como la revolución neolítica o la revolución industrial. 

Atención: la ventana de oportunidad se está cerrando. Es cierto que hay muchos movimientos de resistencia alrededor del mundo en pro de la justicia ambiental (la organización Global Witness ha registrado casi mil ambientalistas muertos sólo en los últimos diez años, en sus luchas contra proyectos mineros o petroleros, defendiendo sus tierras y sus aguas). Pero a lo sumo tenemos un lustro para asentar un debate amplio y transversal sobre los límites del crecimiento, y para construir democráticamente alternativas ecológicas y energéticas que sean a la vez rigurosas y viables. Deberíamos ser capaces de ganar grandes mayorías para un cambio de modelo económico, energético, social y cultural. Además de combatir las injusticias originadas por el ejercicio de la dominación y la acumulación de riqueza, hablamos de un modelo que asuma la realidad, haga las paces con la naturaleza y posibilite la vida buena dentro de los límites ecológicos de la Tierra. 

Una civilización se acaba y hemos de construir otra nueva. Las consecuencias de no hacer nada —o hacer demasiado poco— nos llevan directamente al colapso social, económico y ecológico. Pero si empezamos hoy, todavía podemos ser las y los protagonistas de una sociedad solidaria, democrática y en paz con el planeta. 


 — En diversos lugares de la Península Ibérica, Baleares, Canarias, Ceuta y Melilla, y en el verano de 2014.





* Ilustraciones de Manel Vizoso