hoy es siempre todavía

jueves, 23 de agosto de 2012

Oficios de supervivencia



"Pero entre todos los modos de vivir, ¿qué me dice el lector de la trapera que con un cesto en el brazo y un instrumento en la mano recorre a la madrugada, y aun más comúnmente de noche, las calles de la capital? Es preciso observarla atentamente. La trapera marcha sola y silenciosa; su paso es incierto como el vuelo de la mariposa; semejante también a la abeja, vuela de flor en flor (permítaseme llamar así a los portales de Madrid, siquiera por figura retórica y en atención a que otros hacen peores figuras que las debieran hacer mejores). Vuela de flor en flor, como decía, sacando de cada parte sólo el jugo que necesita; repáresela de noche: indudablemente ve como las aves nocturnas; registra los más recónditos rincones, y donde pone el ojo pone el gancho, parecida en esto a muchas personas de más decente categoría que ella; su gancho es parte integrante de su persona; es, en realidad, su sexto dedo, y le sirve como la trompa al elefante; dotado de una sensibilidad y de un tacto exquisitos, palpa, desenvuelve, encuentra, y entonces, por un sentimiento simultáneo, por una relación simpática que existe entre la voluntad de la trapera y su gancho, el objeto útil, no bien es encontrado, ya está en el cesto. La trapera, por tanto, con otra educación sería un excelente periodista y un buen traductor de Scribe; su clase de talento es la misma: buscar, husmear, hacer propio lo hallado; solamente mal aplicado: he ahí la diferencia."




No es tan antiguo el personaje de la trapera, del que habla Mariano José de Larra en 1835 en un artículo titulado Modos de vivir que no dan de vivir. Yo lo he llegado a conocer aún, versión masculina, en la época de la autarquía económica del franquismo. Proclamaban su oficio por las calles, cuando aún el consumo era elemental y la ropa se heredaba entre hermanos y los muebles tenían que durar toda la vida. Sin embargo siempre había algo que se quedaba definitivamente viejo y estropeado: una mesa, unas sillas, un brasero, un abrigo apolillado. Tras la imagen lejana de la trapera se adivinan los husmeadores de contenedores de basura de nuestros días. No tanto un oficio de vivir que no da de vivir como un modo de supervivencia cotidiano. Lo que hace un lustro parecía ejercicio de los sin techo o de gitanos venidos del Este es ahora práctica ordinaria entre ciudadanos autóctonos de toda la vida, que actúan, eso sí, con mayor o menor discreción y que no rebajan su porte en el vestir o la manera en aproximarse a los puntos de basura.




Aquella frasecita que siempre me ronda: lo increíble es que nos ocurra a nosotros ya nos ocurre. El otro día me quedé paralizado cuando vi levantar las tapas de contenedores, a pleno día, a un antiguo compañero de colegio, dibujante excelente de la clase al que, probablemente, no le ha sonreído la vida. Es posible que una parte de de estos buscadores de desechos actuales busquen y rebusquen para vender de segunda mano o como chatarra, tras una selección, los objetos de los que hemos decidido prescindir en nuestras casas. Pero otro sector, más mayoritario, busca diariamente a la puerta de supermercados alimentos con envases rotos, lácteos con fechas próximas de caducidad, fruta que no va a llegar bien al día siguiente… Leo por algún sitio, para más inri, que en algunas ciudades encima las autoridades multan a los que persiguen esa comida. Naturalmente, la contradicción añadida reside en que los hogares españoles no aprovechan al cien por cien los alimentos u otros objetos domésticos. Se despilfarra en gastos superfluos, se desperdician alimentos, se compran objetos innecesarios o se multiplican los que ya se tienen y aún están en buen uso, Se consume en exceso, en fin, mientras otros humanos se matan por cubrir necesidades perentorias. Pero el límite de ese sobreconsumo está ahí ya, y los recortes que imponen desde arriba están llegando a los bolsillos. 



Yo creo que el problema, tal como va la situación del país y el extremado número de desempleados (casi seis millones) sólo está en una fase inicial, y lo que vamos a ver por las calles y en las puertas de los centros de ayuda y beneficencia va a ser de órdago. Naturalmente, en este panorama no cuenta el número elevadísimo de ciudadanos de todas las edades que son mantenidos de puertas adentro por las pensiones del abuelo o por el sueldo de un solo miembro de la familia del que chupan el resto o por la prestación del paro, es decir, lo que se llama calladamente el colchón social. Éste es el que evita que las dificultades rompan las paredes de los hogares y estalle abiertamente una explosión colectiva. Pura biología de la sociedad, donde el Estado es deficitario y se muestra cada vez más con su rostro totalitario (¿qué otra cosa es, si no, la política de recortes y tributaria que por narices tenemos que soportar?), la gran empresa privada está a su negocio de abaratar todo lo posible sus costos a costa de los empleos y las instituciones intermedias no quieren enterarse. El reino del amor y de la justicia, vamos.




* Las fotografías en blanco y negro son obra de la norteamericana Dorothea Lange.



16 comentarios:

  1. El otro día anunciaban en las noticias que somos uno de los países europeos más visitados por el turismo: casi ocho millones de turistas. ¿Dónde se va ese dinero? Si eso no nos basta para ser un país próspero, ¿por qué no se reactiva la industria, la agricultura, la pesca? ¿qué hay que hacer para salir de la pobreza incipiente, que como tú cuentas, ya se está instalando por todas partes? ¿Tal vez esa es la idea, que sigamos ahí? Realmente es descorazonador.

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  2. El otro día en las noticias de la Sexta, una familia entera (todas mujeres, que eso es bien curioso) estaba en la calle viviendo . Y una de ellas decía "nosotras no somos indigentes"...
    No comprendía cómo podía estar pasándole a ellas...

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  3. Francesca, el turismo nunca puede ser la única base de desarrollo de un país. Eso es que flaqueamos de otras fuentes de producción. Y ojo cuando los países balcánicos emerjan más y se lleven turistas...En fin, dejemos así el tema.

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  4. María Jesús, vaya caso, desde luego. Qué coincidencia con mi opinión, pero a ellas les tocaba. ¿Hasta dónde llegaremos?

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  5. no te alentaré, aquí con las mejores Notas de los organismos internacionales, la macroeconomía más prometedora, el crecimiento, la bondad de las cifras oficiales (y también las oficiosas), 1 de cada 2 niños nacen en la pobreza
    .
    algún día deberemos decir ¡BASTA!!
    .
    abrazo

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  6. ¿Tan irresoluble será el tema, Omar? Un abrazo.

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  7. Estas fotos de Dorothea Lange son de lo más adecuadas para ilustrar tu post. Esas caras de derrota, esas vidas devastadas por la miseria y el hambre... Los campesinos desahuciados huyendo hacia California por la 66... La Gran Depresión.¿Cómo habría que llamar a la actual? Y lo peor es que esto no toca a su fin, ni mucho menos. Me temo que nos aguarde aún un panorama de pesadilla del que no acertemos a despertarnos. ¿Y cuando el "colchón social" ya no alcance? De hecho, algunos ya han sido expulsados de él. En mi ciudad aún no han puesto candados en los contenedores. Todavía es posible ver a familias acudiendo a la basura de supermercados y restaurantes para proveerse de comida. Pero es cierto que su aspecto no es el de vagabundos o indigentes callejeros. A menudo, viven muy cerca de ti. La gran pregunta es ¿hasta cuándo? ¿Cuánto podrá soportar una sociedad antes del colapso? ¿Se producirá un estallido social? El único objetivo parece ser rebajar el déficit a costa de todo tipo de sacrificios, sin importar las consecuencias sociales y personales. Son como correctivos que padecen los menos responsables del desastre. Y no hay alternativa, ni una planificación, ni un programa siquiera a corto plazo. Sólo sumisión a dictados externos de la troika, de Alemania, del sistema,en fin, que no quiere morir y aspira a perpetuarse. Sobrevivió a la crisis del 29 y a otras; lo hará a ésta, a costa de lo que sea. Habría que tratar de impedirlo y decir ¡BASTA!, de forma unánime. Un grito ensordecedor que saliera de todas las bocas. Unidad y voluntad de cambio=ESPERANZA. Me gustaría verlo. Me gustaría vivirlo, pero mi deseo posiblemente no se vea realizado y tenga que asistir a la culminación de la hecatombe como una víctima más.

    Un abrazo grande.

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  8. Salamandrágora. Tu coment es tan rico, tan preciso y contundente que nada puedo ni debo añadir. Coincido contigo en que el sistema sobrevivirá a esta crisis, ajustará y se reajustará, y mucho me temo que con mayor consenso social que otras veces, aunque parezca mentira. Claro que depende de la dimensión que tome toda la barbarie.

    Sí te digo que dudé en poner estas fotos, porque, no obstante la alta calidad de Dorothea Lange, me parecía reflejo de una situación que aquí "aún no se da en esa amplitud y catástrofe", pero en cuyo camino podríamos hallarnos. Junto a otros fotógrafos Dorothea retrató las miserias de la Gran Depresión sin mayor esfuerzo pero con agudeza: simplemente observando y sabiendo cuándo pulsar el clic. No obstante, me parecía útil traer aquí estas imágenes que podrían ser perfectamente españolas y que deben servir para dotarnos de mayor conciencia.

    UN abrazo fraterno.

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  9. España ha basado gran parte de su crecimiento en el turismo ( con las devaluaciones de la peseta siempre éramos un destino barato para los extranjeros), y nuestra cultura popular y tradiciones eran un plus importante...
    Coincidimos en que es necesario diversificar y ampliar nuestras fuentes de generación de rentas...

    Saludos
    Mark de Zabaleta

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  10. Mark. A mediados de la década de los 60 ya había algún profesor que comentaba en el colegio los riesgos del turismo, si no se incentivaba más la industria. Y no era economista ni entonces había llegado todo lo que llegó, qué cosas. ¿Será ya demasiado tarde para rescatar un horizonte más seguro?

    Saludos.

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  11. El mayor problema, que parece nadie tener en cuenta,es la masificación, la superpoblación. Somos demasiados en el planeta y aunque podríamos caber bien tener cubiertas las necesidades básicas, exigimos más y más y eso lo saben los que gobiernan, porque se basan en estudiós sobre la psicología de masas, pàra saber por donde flaquean y como se pueden dominar.

    El promedio de vida es más largo, las máquinas ocuupan el lugar de las personas, que son puestos de trabajo que quedan vacantes.

    La solución? desgraciadamente,las guerras, matan y destruyen ,eliminan y crean...es triste, pero real como la vida misma, porque es ser humano no aprende de ellas.
    Somos insaciables en cuanto a consumismo,devoramos toneladas de satisfacción como si ello nos asegurase una vida larga y libre de penalidades.
    No pensamos en aquellos que llevan décadas comoendo nuestra basura y ahora, cuando la basura se convierte en plato de mesa para los más cercanos caemos en la cuenta de que el drama puede ser verdad.
    Que necios somos! que poca capacidad de entendimiento , que hasta que el lobo no muerde no creemos que tiene dientes.
    No confundamos mi realismo con pesimismo, precisamente por ser optimista es que no escondo la realidad, para no dejarme seducir por la realidad ficticia que nos presentan.

    Esto es solo la punta del iceberg...


    Un abrazo Juan

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  12. Desde luego, Genetticca, yo no equivoco tu realismo. Lo que relatas es tan obvio y evidente que no puedo sino compartir tus puntos de vista. Pones el dedo en la llaga en una síntesis que no resulta fácil hacer, pero que es por donde van los tiros. Desgraciadamente, las guerras han sido la salida doble: liberación de excedentes productivos, sobre todo de armamento, y eliminación del batallón de parados. Pero no sé si este esquema del pasado sigue en vigor para los tiempos que vivimos, no sé.

    La contradicción tan flagrante entre exceso productivo y de consumo en Occidente y hambre, subdesarrollo y crecimiento emergente en otras zonas del planeta no será fácil resolver en aras de mantener el equilibrio.

    Axiomas: uno, Occidente minoritario ha vivido bien a cuenta de la explotación de materias primas y de monopolio de distribución y exportaciones, y que el Tercer Mundo no había podido cuestionar su hegemonía de mercado. Dos, la superpoblación rompe todos los esquemas tradicionales al uso, no sabemos si acabará todo en estallido o en crecimientos controlados. Tres, mucho me temo que si hay enfrentamientos, guerras o catástrofes de desentendimiento humano en el próximo futuro volveremos a escuhcar los cuentos del enemigo, en base ¿a qué? Porque el comunismo ya no existe ni en China...¿Qué Nuevo Enemigo diseñarán en el Pentágono o en el Foreign Office?

    Tremendo problema, siempre me haces entrar al trapo. Controlemos nuestra impotencia presente. Un abrazo.

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  13. Creo que el error al contemplar una situación de extrema necesidad es pensar que es algo que sólo le pasa a "los otros". Esa actitud nos coloca en un punto de perspectiva ajena a esa realidad y nos impide sentirlo con verdadera empatía. Si en cambio pensamos que eso que vemos y que nos impacta le puede pasar a cualquiera en determinado momento y circunstancias, quizás logremos comprender lo que en verdad significa tener que sobrevivir marginado, humillado y carente de lo más elemental. Nadie elige vivir de la basura y la caridad, eso hay que tenerlo muy presente a la hora de juzgar.

    Un abrazo

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  14. Está claro, Neo, que el tema es tabú. El miedo nos lleva a no aceptar la realidad. Demasiadas delegaciones de los individuos en los poderes de toda clase que luego nos dejan con el culo al aire. Y estrechez de miras social...¿o sólo cuando estemos en el límite reaccionaremos? Pero algunos ya han traspasado incluso el límite.

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  15. Querido don Juan,
    al habla uno que conoce de cierta manera aquella búsqueda que, como usted bien describe, se realiza "a la puerta de supermercados..." Ya ve, ningún reparo. Hay que sobrevivir.

    Hablando de traperos, ¿ha visto usted el episodio homónimo de "Historias para no dormir" realizado por Chico Ibáñez Serrador, en el que actúa su padre, Ibáñez Menta? Le dejo aquí el link, por si acaso:
    http://www.rtve.es/alacarta/videos/historias-para-no-dormir/historias-para-dormir-trapero/643408/

    Y, por cierto, si tiene a bien, pásese por mi blog cuando prefiera. Quedaré agradecido si lee mi última entrada en realción a Orwell, 1984 y me dice qué le parece.

    Saludos

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  16. Bienvenidos Devaneos. Por supuesto, sobrevivir se debe. Y hay variadas formas de hacerlo, ¿no cree? Eso sí, todas con la mayor dignidad posible, pienso, incluso las que ejercen de robines de los bosques.

    Me apunto ese capítulo de una serie de mi juventud (por ahí más o menos) de la recién llegada tv al territorio de los vacceos, vetones y demás tribus antiimperiales (de antes del Imperio quiero decir, el de verdad, el Romano, los posteriores hicieron menos por nuestro país que los de Roma)

    Y también me pasaré por su blog, donde ya he visto que ha colgado una extensa recesión de padre y muy señor mío sobre 1984. Si tengo capacidad de opinar se la transmitiré.

    Tenga usted una caída de la noche lo más grata posible y no castigue en exceso su mirada sobre las letras. Es un decir.

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