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jueves, 25 de diciembre de 2014

La Navidad y el Consumo según Pasolini




Probablemente algunos ya conozcáis este artículo que escribió Pier Paolo Pasolini en la revista Tempo en la lejana -y sin embargo tan actual- fecha de 4 de enero de 1969. Con el título Las fiestas y el consumismo también fue recogido en una selección de artículos suyos en el libro El caos (contra el terror) Es una crítica contundente, no exenta de base antropológica pero eminentemente política, sobre la apropiación y en cierto modo degeneración de las tradiciones, donde la Iglesia ha colaborado y se ha dejado pringar por el neocapitalismo al uso.




"Hace ya tres años que hago lo posible por no estar en Italia durante las Navidades. Lo hago adrede, con saña, desesperado ante la idea de no conseguirlo; aceptando incluso una sobrecarga de trabajo, aceptando la renuncia de cualquier modalidad de vacación, de interrupción, de descanso. 

No tengo fuerzas para explicar exhaustivamente el porqué al lector de Tempo. Esto extrañaría la concesión de la violencia de lo novedoso a viejos sentimientos. Es decir, una prueba “estilística” sólo superable mediante la inspiración poética. Que no viene cuando se quiere. Es un tipo de realidad que pertenece al viejo mundo, al mundo de la Navidad religiosa: y responde todavía a su vieja definición. 

Sé perfectamente que incluso cuando yo era niño las fiestas navideñas eran una idiotez: un desafío de la Producción a Dios. Sin embargo, por entonces yo estaba todavía sumido en el mundo “campesino”, en una misteriosa provincia situada entre los Alpes y el mar o en cualquier pequeña ciudad provinciana (como Cremona o Scandiano). Había hilo directo con Jerusalem. El capitalismo no había “cubierto” aún totalmente el mundo campesino del que extraía su moralismo y en el que, por lo demás, seguía basando sus chantajes: Dios, Patria, Familia. Estos chantajes eran posibles porque correspondían, negativamente, en tanto que cinismo, a una realidad: la realidad del mundo religioso que había sobrevivido. 



En la actualidad, el nuevo capitalismo no tiene ninguna necesidad de este tipo de chantaje, como no sea en sus márgenes o en los islotes supervivientes o en las costumbres (que se van perdiendo). Para el nuevo capitalismo es indiferente que se crea en Dios, en la Patria o en la Familia. De hecho ha creado su propio mito autónomo: el Bienestar. Y su tipo humano no es el hombre religioso o el hombre de bien, sino el consumidor que se siente feliz de serlo. 

Cuando yo era niño, pues, la relación entre Capital y Religión (en los días navideños) era espantosa, pero real. Hoy en día, dicha relación ya no tiene razón de ser. Es un absurdo absoluto. Y es posible que sea este absurdo lo que me angustie y me obligue a huir (a países mahometanos) 

La Iglesia (cuando yo era niño, bajo el fascismo) estaba sometida al Capital: éste le utilizaba, y ella se había convertido en instrumento del poder. Había regalado a las grandes industrias un niño entre un asno y un buey. Además, ¿no desfilaba bajo las banderas de Mussolini, de Hitler, de Franco, de Salazar? Hoy en día, sin embargo, la Iglesia me parece, en cierto sentido, más sometida que antes al Capital. Antes, en realidad, la Iglesia se salvaba por ese poco de autenticidad que había en el mundo preindustrial y campesino (en ese poco de artesanía que permanecía en las viejas industrias); ahora, en cambio, no hay contrapartida. Ni siquiera puede decir que a su vez utilice al Capital: porque, de hecho, el Capital utiliza a la Iglesia únicamente por costumbre, para evitar guerras religiosas, por comodidad. La Iglesia ya no le sirve. Si ésta no existiese, aquel no la echaría de menos. Sin embargo, en casos por el estilo, la utilización debe ser recíproca para que sea útil a ambas partes. En este punto la Iglesia debería distinguir, por ello mismo, las fiestas propias (si, aunque sea anticuadamente, aún las tiene) de las del Consumo. Debería diferenciar, por decirlo pronto y bien, las hostias de los turrones. Este embrassons-nous entre Religión y Producción es terrible. Y, de hecho, lo que de aquí se deriva es intolerable a la vista y a los demás sentidos. 



A decir verdad, es innegable, la Navidad es una antigua fiesta pagana (el nacimiento del sol) y como tal era originariamente alegre: es posible que esta alegría ancestral aún tenga necesidad de manifestarse, periódicamente, en un hombre que va a roturar el Sájara con monstruos mecánicos. Pero en ese caso que la fiesta pagana se vuelva pagana: que la sustitución de la naturaleza natural por la naturaleza industrial sea completa, incluso en las fiestas. Y que la Iglesia se distancie de aquella. Ya no puede jugar a la rusticidad y a la ignorancia: no puede fingir que no sabe que la fiesta navideña no es ni más ni menos que una antigua fiesta celebrada in pagis (“en el campo”), pagana, y que la mezcolanza es arcaica y medieval. La tradición de los belenes y los árboles navideños ha de abolirla una Iglesia que de verdad quiera sobrevivir en el mundo moderno. Y no esto no lo saben sólo los curas excéntricos, progresistas y cultos.




Como fiesta pagana-neocapitalista, Navidad siempre será terrible. Es un erzatz (“sustituto”) –con week-end y solemnidades afines- de la guerra. En tales días brota una psicosis indefectiblemente bélica. La agresividad individual se multiplica. Aumenta vertiginosamente el número de muertos. Es una verdadera barbarie. Se dice: muchos Vietnam. Pero los muchos Vietnam ya están aquí. Ni más ni menos que en estas celebraciones festivas en que la fiesta es la interrupción del acostumbramiento al lucro, a la alienación, al código, a la falsa idea de sí: cosas todas que nacen del famoso trabajo que ha quedado reducido a lo que ensalzaban los carteles de los campos de concentración hitlerianos. De esta interrupción nace una libertad falsa en que estalla un primitivo instinto de afirmación. Y se afirma agresivamente, gracias a una feroz competencia, haciendo las cosas más mediocres de la manera más mediocre. 

Sí, es espantoso el comentario que acabo de hacer de la Navidad. Y sin ninguna excepción que hacer. Ninguna bondad. Ninguna blandura. Las cosas son así. Es inútil ocultarlo, aunque sea un poco".





* Ilustraciones de Manel Vizoso y Gianluca Maconi.


10 comentarios:

  1. Un gran artículo...que nunca deja la actualidad !

    Felices Fiestas....

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    1. Pasolini es mucho Pasolini, sigue indicando las direcciones después de muerto, en su legado. Saludable estar y para el año próximo ídem.

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  2. Los dioses siempre se metamorfosean para estar al día, muy interesante la entrada con detalles muy esclarecedores. Gracias.
    Felices Fiestas.

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    1. Pasolini es de esa materia, tan profundamente humano que Prometeo, que tanto regateó a los dioses, envidiaría su esfuerzo y su dimensión. Sigue en vigor.

      Feliz encuentro contigo misma, Marián.

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  3. mi cuenta ha sido bloqueada por Google, y las opciones que me da para recuperarla es recordar el número de mi primer teléfono, y otras gilipolleses.
    Es sin dudas una posición de poder ejercida con el privilegio de administrador a un usuario, es vergonzante y además cruel.-
    No tengo decidido aún que hacer, pero de todos modos, mi especial saludo.-
    omar enletrasarte

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    1. Los dueños son los dueños y tienen sus amplios resortes. No te desesperes si no obtienes solución. Mi consejo: a blog muerto (si llega a ser el caso) ¡blog puesto! Igual hasta te sorprendes de ti mismo.

      Técnicamente no sé qué decirte, también soy un humilde usuario que no entiende de cierta clase de fallos. Y que estamos vendidos, no te quepa duda. En esto y en todo. Vivimos siempre en los márgenes, querido Omar.

      Un abrazo.

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    __________ ▓▓▓▓▓▓▓▓▓__________ ¡Feliz. Año. Nuevo!
    Espero que que el año que comienza sea un año lleno de éxitos.
    B. E. S. O. S... ★MaRiBeL★

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    1. Gracias, lo mismo te digo. Supongo que cada signo será un regalo, pero...¿qué contiene? ¿De lo bueno o de lo regulín?

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  5. Pues si, la navidad hace gala del consumismo más feroz que uno puede imaginar. Y aunque pocas cosas me escandalizan a estas alturas, cada uno sabe hasta donde cede a don consumo, no es una pequeñez su poder de movilización.

    Pero bueno, estrenamos nuevo año, con un mundo de posibilidades por delante, y se me ha ocurrido acercarme a tu blog para leer algo interesante y también para desearte un buen año, que en este 2015 seas feliz!! bsos.

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    1. Mi dejadez ha impedido que no leyera tu mensaje. ¡Qué decirte! Que me disculpes, siento mucha vergüenza pero agradezco tus buenos deseos, en medio de un mundo francamente distorsionado y donde parece prevalecer un lado siniestro y desequilibrado cada día que transcurre.

      Un abrazo, Ana.

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