hoy es siempre todavía

martes, 27 de agosto de 2013

Todo el mundo sabe...Everybody knows






Vuelven a sonar clarines de guerra internacional. La guerra civil en Siria ya vomita desgracia desde hace tiempo. Nunca he sabido muy bien por qué les cuesta a todos calificar de guerra civil una situación en que hay miles de muertos, miles de exiliados y un país paralizado para todo salvo para el ruido de las armas y la destrucción. Los EEUU están a punto de dar un paso fatídico, uno más, con apoyo de esas naciones prepotentes e hiperarmadas llamadas Gran Bretaña y Francia.

Resulta difícil no hacerse mil preguntas. De entrada, ni siquiera se sabe qué hay de verdad y de mentira en la autoría del empleo de las armas químicas. Teniendo en cuenta que EEUU utilizó la coletilla de las "armas de destrucción masiva" inexistentes para intervenir en Irak o muchísimo antes la auto explosión del Maine para entrar en guerra con España a cuenta de intervenir en Cuba en 1898, resultan poco creíbles para justificar una intervención que ya proclaman limitada y selectiva. Pero vayan ustedes a saber y ahí están, afilando lo que no son precisamente lanzas ni flechas.

Luego hay más dudas. Si Bashar Al-Assad es un dictador ahora ya lo era también hace años. ¿Qué ha cambiado? Los grupos rebeldes son un galimatías de dudosa aceptación, más si el extremismo islamista anda detrás. ¿O se trata una vez más de garantizar la convenida seguridad del Estado de Israel? ¿O acaso de echar un pulso a Irán ahora que tiene un jefe de gobierno más moderado? ¿Va la pannacionalista Rusia a quedarse quieta? Con el castigo estadounidense en ciernes ¿se va a tratar de poner orden para que todo siga igual para sus intereses en la zona? ¿O será el cíclico aviso para que los demás países de la proximidad permanezcan quietecitos? ¿Una nueva y chulesca exhibición para demostrar en el mundo quién manda? En fin, el cuestionario podría alargarse, y este humilde bloguero no tiene respuestas, limitándose a prospectar interpretaciones por su cuenta en medios informativos fiables. Es probable que todo esté acordado a varias bandas. Pero no olvidemos el refrán: se sabe cuándo comienzan las guerras, nunca cuando acaban. ¿O el humillado Irak vive acaso en paz tras el paso de los bárbaros?

Entonces he recordado que la canción de Leonard Cohen sigue en vigor. Que su texto se repite una y otra vez en los acontecimientos próximos y lejanos de la humanidad. Da igual en qué lugar del mundo tenga lugar la violencia. Porque en todas partes tiene lugar. La violencia cotidiana tiene mil rostros. Todo el mundo lo sabe. Buscad su ángulo, su perfil, su sombra. Ponedle nombres y adjetivos.  Eso es lo que pasa. Dejo ahí la primera estrofa de una canción que personalmente la percibo como algo de himno. Todo el mundo sabe... y debe saber lo que sucede.




Everybody knows that the dice are loaded
Everybody rolls with their fingers crossed
Everybody knows that the war is over
Everybody knows the good guys lost
Everybody knows the fight was fixed
The poor stay poor, the rich get rich
That's how it goes
Everybody knows




 Todo el mundo sabe que los dados están cargados 
Todo el mundo lanza con los dedos cruzados 
Todo el mundo sabe que la guerra ha terminado 
Todo el mundo sabe que los buenos perdieron 
Todo el mundo sabe que la pelea estaba amañada 
Los pobres se quedan pobres, los ricos se hacen más ricos 
Eso es lo que pasa 
Todo el mundo sabe 




viernes, 23 de agosto de 2013

Cuando Federico García Lorca escribió sobre el patriotismo




¿Fue el alma juvenil de Federico García Lorca lo que impulsó un texto tan revelador como el titulado El patriotismo? Diecinueve años tenía el mozo cuando lo escribió. Corría el año 1917. Los que sientan escozor al leerlo pensarán: ¡Bah!, cosas de juventud e inexperiencia. Pero conociendo lo que hubo antes y lo que aconteció después, ¿se le puede negar enjundia, sinceridad e ideas claras? ¿Idealismo? Todo el que se quiera. ¿Crítica? Tajante y sin pelos en la lengua. ¿Sinceridad? Le sale al poeta por todos sus poros. ¿Buena intención? Pero ¿es que alguien puede ponerlo en duda? El que lea ahora este texto debe entender y reflexionar cómo estaba el país entonces. Y acaso compruebe que siguen en vigor muchas de las agonías de Federico. Pero cada cual que establezca sus conclusiones. Por mi parte, admirado quedo de la entidad de lo que aquí expone nuestro escritor.





EL PATRIOTISMO


"¡Cuántas veces nos han hablado del patriotismo...! Siempre hemos entendido desde niños al patriotismo por un sentimiento que tiene por espíritu a un trapo de colores, por voz una corneta desafinada y por fin defender las tumbas, las casas etc., de nuestras familias. Los encargados de danzar ante el sacro fuego de sus ideas son unos señores muy ordinarios con bigotes tiesos y voces campanudas que nos hacen a los jóvenes besar una cruz infame formada por la bandera y una espada; es decir la cruz de las tinieblas y de la fuerza. Hay que pensar para qué sirve toda esa multitud de muñecos grotescos que son sacerdotes del patriotismo y que van arrollando a la dulzura y al amor. No se puede concebir por qué todo un pueblo se lanza contra otro únicamente por esta pasión... En España nos la damos de muy patriotas. En la escuela nos dicen: "España es nuestra segunda madre y el Rey su representante" , es decir, su maniquí... y nosotros mirábamos al maestro que, encendido el pecho de entusiasmo, nos decía: "Es nuestra segunda madre. Vosotros como buenos hijos debéis dar hasta la última gota de vuestra sangre" (ésta es la frase de cajón...). Paseábamos por la calle y al fondo de ella aparecía el ejército brioso, marcial, marchando elegante al son de una sinfonía bélica... y nos daban escalofríos, autosugestionados por el medio ambiente y nos descubríamos ante la bandera con un no sé qué. Indudablemente los tramoyistas de la vida nacional preparan admirablemente los efectos. Producen emociones involuntarias valiéndose del aparato y de la música. Hay que confesar que la fastuosidad y la etiqueta mezclada con sones apabullantes de músicas produce en las muchedumbres el vértigo. Primero el gran aparato de las armas les produce el miedo y el asombro y luego las músicas les sugieren los sentimientos amables... porque nada como la música comprendida por muchas almas a la vez para formar una sola en una sola voluntad. Es el efecto que recibe la multitud sin darse cuenta. Hay que ir contra esas exhibiciones llenas de lástima y con los oídos del alma tapados como Ulises se tapó los suyos para no caer en la tentación de las hadas del mar... ¿De qué se valen las congregaciones religiosas sino de la fastuosidad y de la riqueza para atraer a la multitud? Saben muy bien que la masa es muy impresionable y le hacen postrarse ante el brillo del oro. Y se da el caso raro de gentes que comprendiendo lo ridículo e imbécil de dichos actos asisten a ellos para recrearse en su solemnidad y teatralidad. En la idea de patriotismo se supeditan las pasiones, el amor, la caridad y la dulzura a la flor áspera y punzante del deber... Es la idea fin del patriotismo convertir muchas almas en cuerpos... Las creencias individuales, sus apasionamientos, sus amores quedan supeditados a la voz de un hombre que grita muy grave: "Ordeno y mando", y lanza los cuerpos unos contra otros porque las almas volaron al comenzar la tragedia. Es necesario, preciso que las multitudes se despierten llenas de amor y caridad.




Es preciso acabar con lo inútil de las ideas patrióticas. El patriotismo es uno de los grandes crímenes de la humanidad porque de sus senos podridos por el mal surgen los monstruos de la guerra. Por patriotismo los hombres han caído en las negruras de la muerte. Por patriotismo la verdadera patria fue deshecha y escarnecida. Por patriotismo nacieron los males de la tierra. Por patriotismo fueron los hombres odiosos y crueles... Las banderas son los símbolos de la oscuridad y la negación de Dios... Al hallarse los hombres divididos pusieron el ideal de su bienestar [?] sobre esos trapos de colores que flotan como orgullos con forma sobre todo el mundo. Desde la escuela, en vez de enseñarnos a amarnos y ayudarnos en nuestras miserias, nos enseñan la deplorable historia de nuestros países salpicados de sangres, de odios, y nos dicen: "Aprended a matar a vuestros enemigos. Mirad. ¿Veis este retrato? Pues es Felipe II, que quemó 8.000 herejes. ¡Admirad este otro! Es el Cid Campeador, que luchó contra la cruel morisma y que en Valencia asesinó a muchos hombres... Y éste es Santiago, patrón de España, que luchó contra los moros y los exterminó". Las almas de los niños se educan en ese ambiente de fuerza y de crueldad y llegan a considerar muy afligidos, aunque sin darse cuenta, al Dios de las batallas... "ya lo sabéis, niños – exclama el maestro -. Dios crió a los hombres para amparar exclusivamente a nosotros, a los cristianos...". Y todos los niños se acostumbran a ver en las demás razas una humanidad inferior y digna de ser exterminada. En las escuelas en vez de enseñar el triunfo de la verdad sobre la fuerza enseñan la apoteosis de la crueldad y la razón espantosa de la fuerza... Todas las historias de los pueblos tan llenas de horrores sirven de guía a la juventud en vez de ampararse en la inefable luminosidad del Evangelio de Jesús. Desde nuestros primeros años nos predican la guerra como cosa necesaria para la gloria de la patria. El patriotismo borró de la historia a los espíritus débiles pero llenos de amor... Cuando en la historia nos quieren hablar de Dios, aparece la espantosa Inquisición. Cuando de formas de pedir misericordia, aparece aquel formidable espíritu del mal llamado Domingo de Guzmán. Cuando nos hablan de la fe en el más allá, nos enseñan la execrable figura del rey Carlos, el encantado por Barrabás. El maestro se levanta y dice: "¡Amar a España! En sus dominios no se ponía nunca el sol". ¡Ay, nuestras gloriosas tradiciones!. Todas incubadas en la maldad y amparadas cobardemente a la sombra augusta de la cruz... España tomó para encubrir sus maldades a Cristo crucificado. Por eso aún vemos su ultrajada imagen por todos los rincones. Con el nombre de Jesús se tostaban hombres. En el nombre de Jesús se echó a la ciencia de nuestro suelo. Con el nombre de Jesús ampararon infamias de la guerra. Con el nombre de Jesús inventaron la leyenda de Santiago guerrero. Toman la luz y la hacen oscuridad. Toman la paz y la hacen luchas. Toman la gloria del amor eterno y crean la fuerza para amordazar conciencias. Éstos son crímenes de lo que llaman patriotismo. Éstas son aureolas de la bandera española. Todas las banderas de todas las naciones están nimbadas de sangre mártir que no dio la fuerza que según los reyes debió dar. ¡Ay, Dios mío! ¿Hasta cuándo hemos de invocar a nuestras tradiciones...?




Porque aquí en España pocas veces se nombran en las escuelas aquellos hombres suaves y plácidos que predicaron la paz por las mesetas castellanas y no los mientan por considerarlos malos españoles indignos de pertenecer a este desventurado país. Nuestra tradición guerrera no significa nada, puesto que el presente no dio su utilidad. ¿A qué oscurecer la conciencia con los recuerdos de sangre? Debemos de formar en las escuelas ciudadanos amantes de la paz y conocedores del Evangelio. Debemos de crear hombres que no sepa que existió el desdichado de Fernando el santo ni Isabel la fanática ni Carlos el inflexible ni Pedros ni Felipes ni Alfonsos ni Ramiros. Debemos de resucitar las almas niñas contándoles que España fue la cuna de Teresa la admirable, de Juan el maravilloso, de Don Quijote divino y de todos nuestros poetas y cantores. Ocultar a los niños que tuvimos reyes fraticidas y sanguinarios. Borrar de las conciencias el admirado gran capitán y echar el velo del olvido sobre el pasado. Que en las escuelas en vez de decir cantando "a Felipe I sucedió Felipe II", que griten los niños "y nació Cervantes y Fray Luis". Inculcar el amor a toda la humanidad en los niños y el odio a las espadas y a los escudos.. y que una mañana, mañana con arreboles de sol glorioso y perfumes de verdad y justicia, vayan todos los niños en procesión a los campos con las manos llenas de rosa y claveles y que se detengan frente a un gran monte de libros de nuestra historia que esté ardiendo con gran furia... y los niños cantarán el amor de la humanidad. Luego que sea el monte ceniza, que arrojen sobre él las flores y de ellas surgirá el milagro. Un evangelio gigante se abrirá y los niños leerán el consuelo para la vida... y del horizonte brotará la aurora de una paz infinita. Hay que arrancar las nefastas ideas patrióticas de la juventud como hay que arrancar a los patrioteros por honor a nuestras madres el concepto de la patria madre. ¡Nunca puede ser madre nuestra la que según decís tenemos que dar hasta la última gota de nuestra sangre por ella! Ella nos lo manda y eso no lo ordena ninguna madre. Vosotros los que empuñáis eternamente las armas en vez de empuñar el arado o alguna cosa santa y útil no sabéis lo que es una madre. Las vuestras al permitir que fuerais fratricidas ya dieron prueba de que no os sintieron en sus entrañas. ¡No, señores luchadores de oficio! ¡No! ¡No! y ¡No! Las madre que poseemos son la que nos dio el ser y la de todos los hombres. La humanidad. ¡No, caballeros de bufido y la espuela ¡ La madre es el amor gigante, la piedad, el sacrificio. El único amor verdadero que posemos en la vida. La madre es la compasión, la luz, el beso de Dios. La madre es el cuerpo del cual somos alma y corazón. ¡No, patriotas oscuros, la patria no es nuestra segunda madre! En todo caso una madrastra como la de Cenicienta. Lo que nos envía a matar hombres contra la razón no puede ser madre. Hay que ser hijos de la verdadera patria. La patria de amor y de la igualdad...




INVOCACIÓN 


¡Ay, desdichada España! País de negruras, de fuego y horror. Apoteosis de la imbecilidad dirigida por curas lujuriosos, toreros, chulos, prostitutas sin alma, ladrones de frac e ignorantes de fe. ¡Ay, divino país de colores, de apasionamientos, de sonidos y religiosidad campestre! ¡Ay! ¡Ay, tierra mártir de unos cuantos espectros del mal que manan en tus ricos senos tu pureza y tu hermosura! ¡Ay, pueblo débil y durmiente que has asesinado a Alonso Quijano el Bueno! ¡Ay, multitud fría y sin alma que abandonas a los Cristos que salen salen a redimirte...! ¡Ay, moribunda España! Hombres sin sangre y sin bríos amordazados por los vampiros de la noche de la razón.. Desdichado país cubierto de cipreses de muerte... Estabas hundido en los ponzoñosos lagos de los crímenes políticos y unos caballeros andantes del bien te quisieron salvar... ¡Ay, y no pudieron porque tu corazón no se despertó del todo y volcaron sobre él la fuerza eternamente injusta! ¡Ay, mártires de las ideas de la fraternidad calumniados por los eternos comediantes del mal! Nubes de apasionamiento y romanticismo que os disolvieron antes de que escanciarais vuestros perfumes. Hombres de todo corazón que pasasteis un calvario de dolor entre los que se llaman patriotas. Espíritus de amistad y de bienestar, que os cortaron las alas en el primer vuelo gigante. Caballeros pregones del humilde que quisisteis escribir la salvación sobre el cadáver de España... Amaneceres de juventud que cubrió con su manto ignominioso la vejez desastrosa. Sacrificados de vuestros sentimientos que abandonasteis vuestro bienestar del hogar por amor a vuestro pueblo. ¡Admirables valientes de la verdad! Ya lo veis, los que ordenan las cosas de vuestro país os arrojan tonsurados y disfrazados con el traje afrentoso sobre un lago de horror para toda vuestra vida. ¡No! ¡No! ¡Mártires! ¡Cristo! ¡Quijotes! Imposible. Vuestro pueblo rugirá: aún es león. ¿Dónde están los poetas para que lloren? ¿Por qué senda se perdieron los ecos del español todo pasión? ¡Admirables caballeros de la igualdad, el divino poeta Hugo está llorando por vosotros en el infinito!"




UNA APORTACIÓN DE ÚLTIMA HORA:




Ana Bernal Triviño escribe esto en andaluces.es




No perdérselo, tiene una entidad humana hermosísima.



martes, 20 de agosto de 2013

Bagaría pregunta a García Lorca y García Lorca pregunta a Bagaría



Estos días, con ocasión del aniversario de la muerte de Federico García Lorca,  se ha hecho público en algunos medios de la red la que se considera última entrevista efectuada al poeta granadino. Más que una entrevista es un coloquio entre el genial periodista y caricaturista Luis Bagaría y el poeta. Un cordial e irónico encuentro de palabras donde ambos no se muerden la lengua. Apareció en las páginas del diario El Sol el 10 de junio de 1936. El intercambio mutuo de ironías, el gracejo que los dos rezuman, la capacidad analítica en todos los planos y la poesía pariéndolo todo hace de la entrevista un tesoro único. Ambos interlocutores no podían imaginar el futuro inmediato que les esperaba: a Federico su asesinato dos meses después y a Bagaría una guerra provocada por la conspiración y golpe de estado de la derecha española, para al final marchar al exilio y morir en 1940 en La Habana. Quiero contribuir a su difusión, sin poner nada más de mi cosecha. Que os aproveche, es para disfrutarla.






Luis Bagaría: Tú que has dado categoría lírica a la calabaza de Gil Robles y has visto el búho de Unamuno y el perro sin amo de Baroja, ¿me quieres decir el sentido que tiene el caracol en el paisaje puro de tu obra?

Lorca: Me preguntas el porqué de esa predilección por los caracoles de mis dibujos. Pues muy sencilla: para mí, el caracol tiene un recuerdo sentimental de mi vida. Una vez, estando dibujando, se acercó mi madre, y al contemplar mis garabatos me dijo: “Hijo mío: Me moriré sin poder comprender cómo te puedes ganar la vida haciendo caracoles”. Desde entonces, yo a mis dibujos los bauticé así. Aquí tienes saciada tu curiosidad. 

Poeta García Lorca, sutil y profundo, pues tu verso tenue y bello, verso con alas de acero bien templado, horada la entraña de la tierra: ¿Crees tú, poeta, en el arte por el arte o, en caso contrario, el arte debe ponerse al servicio de un pueblo para llorar con él cuando llora y reír cuando este pueblo ríe? 

A tu pregunta, grande y tierno Bagaría, tengo que decir que este concepto del arte es una cosa que sería cruel si no fuera, afortunadamente, cursi. Ningún hombre verdadero cree ya en esta zarandaja del arte puro, arte por el arte mismo. En este momento dramático del mundo, el artista debe llorar y reír con su pueblo. Hay que dejar el ramo de azucenas y meterse en el fango hasta la cintura para ayudar a los que buscan las azucenas. Particularmente, yo tengo una ansia verdadera por comunicarme con los demás. Por eso llamé a las puertas del teatro y al teatro consagro toda mi sensibilidad. 

¿Crees tú que al engendrar la poesía se produce un acercamiento hacia un futuro más allá, o al contrario, hace que se alejen más los sueños de la otra vida? 

Esta pregunta insólita y difícil de la aguda preocupación metafísica que llena tu vida y que sólo los que te conocen comprenden. La creación poética es un misterio indescifrable, como el misterio del nacimiento del hombre. Se oyen voces no se sabe dónde, y es inútil preocuparse de dónde vienen. Como no me he preocupado de nacer, no me preocupo de morir. Escucho a la Naturaleza y al hombre con asombro, y copio lo que me enseñan sin pedantería y sin dar a las cosas un sentido que no sé si lo tienen. Ni el poeta ni nadie tienen la clave y el secreto del mundo. Quiero ser bueno, sé que la poesía eleva, y siendo bueno con el asno y con el filósofo, creo firmemente que si hay un más allá tendré la agradable sorpresa de encontrarme en él. Pero el dolor del hombre y la injusticia constante que mana del mundo, y mi propio cuerpo y mi propio pensamiento, me evitan trasladar mi casa a las estrellas. 




¿No crees, poeta, que sólo la felicidad radica en la niebla de una borrachera, borrachera de labios de mujer, de vino, de bello paisaje, y que al ser coleccionista de momentos de intensidad se crean momentos de eternidad, aunque la eternidad no existiera y tuviera que aprender de nosotros? 

Yo no sé, Bagaría, en qué consiste la felicidad. Si voy a creer al texto que estudié en el Instituto, del inefable catedrático Ortí y Lara, la felicidad no se puede hallar más que en el cielo; pero si el hombre ha inventado la eternidad, creo que hay en el mundo hechos y cosas que son dignos de ella, y por su belleza y transcendencia, modelos absolutos para un orden permanente. ¿Por qué me preguntas estas cosas? Tú lo que quieres es que nos encontremos en el otro mundo y sigamos nuestra conversación bajo el techo de un prodigioso café de música con alas, risa y eterna cerveza inefable. Bagaría: no temas; ten la seguridad de que nos encontraremos. 

Te extrañarás, poeta, de las preguntas de este caricaturista salvaje. Soy, como sabes, un ser con muchas plumas y pocas creencias, salvaje con dolorida materia; y piensa, poeta, que todo este equipaje trágico del vivir floreció en un verso que balbucieron los labios de mis padres. ¿No crees que tenía más razón Calderón de la Barca cuando decía Pues el delito mayor del hombre es haber nacido que el optimismo de Muñoz Seca? 

Tus preguntas no me extrañan nada. Eres un verdadero poeta, que en todo momento pone la llaga en el dedo. Te contesto con verdadera sinceridad, con simpleza, y si no acierto y balbuceo, sólo es por ignorancia. Las plumas de tu salvajismo son plumas de ángel, y detrás del tambor que lleva el ritmo de tu danza macabra hay una lira rosa de las que pintaron los primitivos italianos. El optimismo es propio de las almas que tienen una sola dimensión; de las que no ven el torrente de lágrimas que nos rodea, producido por cosas que tienen remedio. 




Sensible y humano poeta Lorca: seguimos hablando de cosas del más allá. Soy repetidor del mismo tema, porque también el tema se repite él mismo. A los creyentes que creen en una futura vida, ¿les puede alegrar encontrarse en un país de almas que no tengan labios carnales para poder besar? ¿No es mejor el silencio de la nada? 

Bonísimo y atormentado Bagaría: ¿No sabes que la Iglesia habla de la resurrección de la carne como el gran premio a sus fieles? El profeta Isaías lo dice en un versículo tremendo: “Se regocijarán en el Señor los huesos abatidos”. Y yo vi en el cementerio de San Martín una lápida en una tumba ya vacía, lápida que colgaba como un diente de vieja del muro destrozado, que decía así: “Aquí espera la resurrección de la carne doña Micaela Gómez”. Una idea se expresa y es posible porque tenemos cabeza y mano. Las criaturas no quieren ser sombras. 

¿Tú crees que fue un momento acertado devolver las llaves de tu tierra granadina? 

Fue un momento malísimo aunque digan lo contrario en las escuelas. Se perdieron una civilización admirable, una poesía, una astronomía, una arquitectura y una delicadeza únicas en el mundo para dar paso a una ciudad pobre, acobardada; a una “tierra del chavico”, donde se agita actualmente la peor burguesía de España.

¿No cree, Federico, que la patria no es nada, que las fronteras están llamadas a desaparecer? ¿Por qué un español malo tiene que ser más hermano nuestro que un chino bueno? 

Yo soy español integral, y me sería imposible vivir fuera de mis límites geográficos; pero odio al que es español por ser español nada más. Yo soy hermano de todos y execro al hombre que se sacrifica por una idea nacionalista abstracta por el solo hecho de que ama a su patria con una venda en los ojos. El chino bueno está más cerca de mí que el español malo. Canto a España y la siento hasta la médula; pero antes que esto soy hombre del mundo y hermano de todos. Desde luego, no creo en la frontera política. Amigo Bagaría: No siempre los interviuvadores van a preguntar. Creo que también tienen derecho los interviuvados. ¿A qué responde esta ansia, esta sed de más allá que te persigue? ¿Tienes verdaderamente deseos de sobrevivirte? ¿No crees que esto está ya resuelto y que el hombre no puede hacer nada, con fe o sin ella?




Conformes, desgraciadamente, conformes. Yo soy en el fondo un descreído hambriento de creer. Es tan trágicamente doloroso el desaparecer para siempre. ¡Salud, labios de mujer, vaso del buen vino que supiste hacer olvidar la trágica verdad: paisaje, luz que hiciste olvidar la sombra! En el trágico fin sólo desearía una perduración: que mi cuerpo fuera enterrado en una huerta: que por lo menos mi más allá fuese un más allá de abono. 

¿Me quieres decir por qué tienen carne de rana todos los políticos que caricaturizas? 

Porque la mayoría vive en las charcas. 

¿En qué prado corta Romanones las inefables margaritas de su nariz? 

Querido poeta: aludes a una de las cosas que llegan más al fondo de mi alma. ¡Nariz de Romanones, excelsa nariz! La de Cyrano era una nariz desaparecida al lado de la nariz de mis amores. Rostand gozó menos que yo con la mía. ¡Oh “paneaux” para mis visiones decorativas! Mis margaritas se fueron cuando las entregaron en una solitaria estación, camino de Fontainebleau. Nunca te habrán preguntado, porque ya no es moda, cuál es tu flor preferida. Como yo ahora he estudiado el lenguaje de las flores, te pregunto: ¿Cuál es la flor que prefieres? ¿Te la has puesto alguna vez en la solapa? 

Querido amigo: ¿Es que piensas dar conferencias como García Sanchiz para preguntar esas cosas? 

¡Dios me libre! No aspiro a tocar mal el violoncelo. 

¿A qué responde, querido Bagaría, el sentimiento humano que imprimes a los animales que pintas? 

Querido Lorca: Según los católicos, los animales no tienen alma; tan sólo algunos animales enchufistas, como el perro de San Roque, el cerdo de San Antón, el gallo de San Pedro y el palomo de la divina carpintería; y yo he mirado de dar humanidad a los animales sin padrinos, dignificarlos con mi lápiz, para que sirvan de contraste con los hombres de animalidad pura. Querido Lorca: te voy a preguntar por las dos cosas que creo tienen más valor en España: el canto gitano y el toreo. Al canto gitano, el único defecto que le encuentro es que en sus versos sólo se acuerda de la madre; y al padre, que lo parta un rayo. Y eso me parece una injusticia. Bromas aparte, creo que este canto es el gran valor de nuestra tierra. 

Muy poca gente conoce el canto gitano, porque lo que se da frecuentemente en los tablados es el llamado flamenco, que es una degeneración de aquél. No cabe en este diálogo decir nada, porque sería demasiado extenso y poco periodístico. En cuanto a lo que tú dices, con gracia de que los gitanos sólo se acuerdan de su madre, tienes cierta razón, ya que ellos viven un régimen de matriarcado, y los padres no son tales padres, sino que son siempre y viven como hijos de sus madres. De todos modos, hay en la poesía popular gitana admirables poemas dedicados al sentimiento paternal; pero son los menos. 

El otro gran tema por que me preguntas, el toreo, es problamente la riqueza poética y vital mayor de España, increíblemente desaprovechada por los escritores y artistas, debido principalmente a una falsa educación pedagógica que nos han dado y que hemos sido los hombres de mi generación los primeros en rechazar. Creo que los toros es la fiesta más culta que hay hoy en el mundo. Es el drama puro, en el cual el español derrama sus mejores lágrimas y sus mejores bilis. Es el único sitio adonde se va con la seguridad de ver la muerte rodeada de la más deslumbradora belleza. ¿Qué sería de la primavera española, de nuestra sangre y de nuestra lengua si dejaran de sonar los clarines dramáticos de la corrida? Por temperamento y por gusto poético soy un profundo admirador de Belmonte. 




¿Qué poetas te gustan más de la actualidad española? 

Hay dos maestros: Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez. El primero, en un plano puro de serenidad y perfección poética, poeta humano y celeste, evadido ya de toda lucha, dueño absoluto de su prodigioso mundo interior. El segundo, gran poeta turbado por una terrible exaltación de su yo, lacerado por la realidad que lo circunda, increíblemente mordido por cosas insignificantes, con los oídos puestos en el mundo, verdadero enemigo de su maravillosa y única alma de poeta. 

Adiós, Bagaría. Cuando te vuelvas a tus chozas con las flores, las fieras y las torrentes, diles a tus copañeros salvajes que no se fíen de viajes de ida y vuelta a nuestras ciudades; a las fieras que tú has pintado con ternura franciscana, que no tengan un momento de locura y se hagan animales domésticos, y a las flores, que no galleen demasiado su hermosura, porque les pondrán esposas y las harán vivir sobre los vientres corrompidos de los muertos. 

Tienes razón, poeta. Vuelvo a mi selva, a rugir con mis rugidos, más amables que las bellas palabras de los amigos, que a veces son blasfemias en baja voz.





* Texto tomado de andaluces.es


domingo, 18 de agosto de 2013

Luis Cernuda a un poeta muerto: Federico García Lorca




Hoy se cumplen setenta y siete años del asesinato del poeta Federico García Lorca. Qué decir a estas alturas que no esté dicho. Simplemente, invocar el deseo del disfrute: hay que seguir leyendo al poeta. Pues todos bebemos de este poeta. Y ello nos vuelve insaciables. ¿Y si no solo hubiéramos bebido de él los que nacimos después sino que los más antiguos, los que le precedieron, también lo hubieran hecho? No es una ley natural, evidentemente, y parece, por lo tanto absurdo lo que digo. Pero la poesía nunca es una ley natural, ni razonable, ni prevista, ni de obligado cumplimiento. La poesía va en direcciones opuestas al tiempo, desconoce la gravedad o muere en ella, revisa o funda una y mil veces los cantos más antiguos sobre la Tierra. La poesía existe para sortear los regates de Saturno y para que la onerosa tarea del Sísifo que somos cada uno sea algo más liviana. 

He elegido un poema de Luis Cernuda para conmemorar a García Lorca. Fueron muy torpes sus asesinos, los alzados en armas contra la legalidad republicana votada. Con su gesto mataron a un hombre, pero no aplastaron su voz. Ni han podido evitar que nuevas voces germinaran siguiendo la secuela de sus huellas.  





A UN POETA MUERTO
(F.G.L.)



Así como en la roca nunca vemos 
La clara flor abrirse, 
Entre un pueblo hosco y duro 
No brilla hermosamente 
El fresco y alto ornato de la vida. 
Por esto te mataron, porque eras 
Verdor en nuestra tierra árida 
Y azul en nuestro oscuro aire. 

Leve es la parte de la vida 
Que como dioses rescatan los poetas. 
El odio y destrucción perduran siempre 
Sordamente en la entraña 
Toda hiel sempiterna del español terrible, 
Que acecha lo cimero 
Con su piedra en la mano. 

Triste sino nacer 
Con algún don ilustre 
Aquí, donde los hombres 
En su miseria sólo saben 
El insulto, la mofa, el recelo profundo 
Ante aquel que ilumina las palabras opacas 
Por el oculto fuego originario. 

La sal de nuestro mundo eras, 
Vivo estabas como un rayo de sol, 
Y ya es tan sólo tu recuerdo 
Quien yerra y pasa, acariciando 
El muro de los cuerpos 
Con el dejo de las adormideras 
Que nuestros predecesores ingirieron 
A orillas del olvido. 

Si tu ángel acude a la memoria, 
Sombras son estos hombres 
Que aún palpitan tras las malezas de la tierra; 
La muerte se diría 
Más viva que la vida 
Porque tú estás con ella, 
Pasado el arco de tu vasto imperio, 
Poblándola de pájaros y hojas 
Con tu gracia y tu juventud incomparables. 

Aquí la primavera luce ahora. 
Mira los radiantes mancebos 
Que vivo tanto amaste 
Efímeros pasar junto al fulgor del mar. 
Desnudos cuerpos bellos que se llevan 
Tras de sí los deseos 
Con su exquisita forma, y sólo encierran 
Amargo zumo, que no alberga su espíritu 
Un destello de amor ni de alto pensamiento. 

Igual todo prosigue, 
Como entonces, tan mágico, 
Que parece imposible 
La sombra en que has caído. 
Mas un inmenso afán oculto advierte 
Que su ignoto aguijón tan sólo puede 
Aplacarse en nosotros con la muerte, 
Como el afán del agua, 
A quien no basta esculpirse en las olas, 
Sino perderse anónima 
En los limbos del mar. 

Pero antes no sabías 
La realidad más honda de este mundo: 
El odio, el triste odio de los hombres, 
Que en ti señalar quiso 
Por el acero horrible su victoria, 
Con tu angustia postrera 
Bajo la luz tranquila de Granada, 
Distante entre cipreses y laureles, 
Y entre tus propias gentes 
Y por las mismas manos 
Que un día servilmente te halagaran. 

Para el poeta la muerte es la victoria; 
Un viento demoníaco le impulsa por la vida, 
Y si una fuerza ciega 
Sin comprensión de amor 
Transforma por un crimen 
A ti, cantor, en héroe, 
Contempla en cambio, hermano, 
Cómo entre la tristeza y el desdén 
Un poder más magnánimo permite a tus amigos 
En un rincón pudrirse libremente. 

Tenga tu sombra paz, 
Busque otros valles, 
Un río donde del viento 
Se lleve los sonidos entre juncos 
Y lirios y el encanto 
Tan viejo de las aguas elocuentes, 
En donde el eco como la gloria humana ruede, 
Como ella de remoto, 
Ajeno como ella y tan estéril. 

Halle tu gran afán enajenado 
El puro amor de un dios adolescente 
Entre el verdor de las rosas eternas; 
Porque este ansia divina, perdida aquí en la tierra, 
Tras de tanto dolor y dejamiento, 
Con su propia grandeza nos advierte 
De alguna mente creadora inmensa, 
Que concibe al poeta cual lengua de su gloria 
Y luego le consuela a través de la muerte.







Tres gigantes de la poesía española: Vicente Aleixandre, Luis Cernuda y Federico García Lorca.


viernes, 9 de agosto de 2013

León Felipe se pregunta por qué habla tan alto el español




Entre la ironía amarga y el idealismo propio del poeta, esta prosa cargada de Hombre. Sabido es que al zamorano León Felipe le gustaba escribir la palabra hombre con mayúscula. ¿Proyectaba al individuo? Sin duda, le otorgaba no solo carta de sentido que trascendiera lo inmediato material sino también deseaba ubicarle en la Ciudad de la Esperanza. Un poeta como él podía permitirse mantener su idealismo después de sufrir el gran desastre español del siglo XX. No idealizaba la cruda realidad sufriente -la que él mismo padeció y coronó con el exilio- pero la pretendía reconstruir con la palabra. Y su palabra era materia, era arma arrojadiza, era meditación interior. El siguiente texto titulado ¿Por qué habla tan alto el español?, es de los escritos que León Felipe acometió de 1942 y 1946 entre México y Bogotá. Me ha parecido digno de recuperar. Tal vez muchos de lo que lo lean ahora se sorprendan. Al fin y al cabo, y para nuestra tristeza, León Felipe, ese poeta maldito a la vez español y americano, sigue siendo un desconocido para un paisanaje que acaso no se lo merezca.




¿Por qué habla tan alto el español? 



"Este tono levantado del español es un defecto, viejo ya, de raza. Viejo e incurable. Es una enfermedad crónica. 

Tenemos los españoles la garganta destemplada y en carne viva. Hablamos a grito herido y estamos desentonados para siempre, para siempre porque tres veces, tres veces, tres veces tuvimos que desgañitarnos en la historia hasta desgarrarnos la laringe. 

La primera fue cuando descubrimos este Continente, y fue necesario que gritásemos sin ninguna medida: ¡Tierra! ¡Tierra! ¡Tierra!. Había que gritar esta palabra para que sonase más que el mar y llegase hasta los oídos de los hombres que se habían quedado en la otra orilla. Acabábamos de descubrir un mundo nuevo, un mundo de otras dimensiones al que cinco siglos más tarde, en el gran naufragio de Europa, tenía que agarrarse la esperanza del hombre. ¡Había motivos para hablar alto! ¡Había motivos para gritar! 

La segunda fue cuando salió por el mundo, grotescamente vestido con una lanza rota y una visera de papel aquel estrafalario fantasma de la Mancha, lanzando al viento desaforadamente esta palabra de luz olvidada por los hombres: ¡Justicia! ¡Justicia! ¡Justicia!... ¡También había motivos para gritar! ¡También había motivos para hablar alto! 

El otro grito es más reciente. Yo estuve en el coro. Aún tengo la voz parda de la ronquera. Fue el que dimos sobre la colina de Madrid, en el año de 1936, para prevenir a la majada, para soliviantar a los cabreros, para despertar al mundo: ¡Eh! ¡Que viene el lobo! ¡Que viene el lobo!... ¡Que viene el lobo! 

 El que dijo Tierra y el que dijo Justicia es el mismo español que gritaba hace seis años nada más, desde la colina de Madrid, a los pastores: ¡Eh! ¡Que viene el lobo! 

Nadie le oyó. Los viejos rabadanes del mundo que escriben la historia a su capricho, cerraron todos los postigos, se hicieron los sordos, se taparon los oídos con cemento, y todavía ahora no hacen más que preguntar como los pedantes: ¿pero por qué habla tan alto el español? 

Sin embargo, el español no habla alto. Ya lo he dicho. Lo volveré a repetir: el español habla desde el nivel exacto del Hombre, y el que piense que habla demasiado alto es porque escucha desde el fondo de un pozo."






* El texto está tomado de Nueva antología rota, editado por Diario Público, 2010


martes, 6 de agosto de 2013

Cuando pitos, flautas...¡Chócala, Góngora!




Quién le iba a decir a Luis de Góngora que su obra tendría proyección cuatro siglos largos después. Y no me refiero a su autoridad estilística o al brillante recurso y juego del lenguaje, que son de una riqueza superior. Lo que permanece con toda viveza y actualidad hoy son los mismos temas que trata. En estos tiempos nuestros de caída en picado Góngora nos recuerda que no hay nada nuevo bajo el sol en materia de división social, de reparto injusto de riquezas, de empobrecimiento generalizado y de la consideración que la autoridad tiene respecto a los súbditos de un Estado. 

La poesía Da bienes Fortuna contiene tres estrofas que, por sí mismas, hacen un dibujo desgarrador y perfecto de esta vida sobre la tierra. Y sobre una tierra llamada España. El estribillo Cuando pitos flautas / cuando flautas pitos no es solo un refrán sino que Góngora lo eleva a categoría de aforismo filosófico. ¿No tienen acaso los refranes esa impronta de sabiduría popular, basada en la pura y desdichada experiencia de las gentes? Que un poeta del Siglo de Oro  -oro para unos pocos y barro para los más- sepa dar en la clave de su denuncia es arte. Que tenga resonancia tantos siglos después nos trasmite vergüenza. Tal vez sea el destino de los grandes escritores españoles: su vigencia casi inmortal.
  





Da bienes Fortuna 
que no están escritos: 
cuando pitos flautas, 
cuando flautas pitos. 

¡Cuán diversas sendas 
Se suelen seguir 
En el repartir 
Honras y haciendas! 
A unos da encomiendas, 
A otros sambenitos. 
Cuando pitos flautas, 
cuando flautas pitos. 

A veces despoja 
De choza y apero 
Al mayor cabrero, 
Y a quien se le antoja; 
La cabra más coja 
Pare dos cabritos. 
Cuando pitos flautas, 
cuando flautas pitos. 

Porque en una aldea 
Un pobre mancebo 
Hurtó sólo un huevo, 
Al sol bambolea, 
Y otro se pasea 
Con cien mil delitos. 
Cuando pitos flautas, 
cuando flautas pitos. 






* Dibujo de Góngora, de Ángel Aransay * Las dos fotografías son obra de Olmo Calvo.


viernes, 2 de agosto de 2013

Poetas en España. W.H.Auden: Spain




La visión exterior sobre España es antigua y continua. Desde los primeros viajeros del mundo griego o romano, no digamos los árabes, hasta los que, corresponsales de prensa o escritores bohemios o becarios de hoy día, miran el país, sus gentes, sus actos. El siglo XIX, y sus condenadas guerras y períodos de constante inestabilidad, ya atrajeron a muchos escritores de fuera. Algunos venían reclamando el pasado de encrucijadas, riquísimo, eso sí, de España. Otros, buscando los elementos paralelos a los procesos revolucionarios de Europa en el siglo del desarrollo industrial. La Guerra Civil proporcionó un amplio argumento a los escritores para explayar sus sentimientos, ideas, emociones. Para sacar lo que tenían dentro y la España machacada les iba mostrando. Estudios, crónicas, novela, poesía, apuntes fugaces...de todo ha dado aquella guerra y las anteriores. Y los períodos no bélicos  -no me atrevo a hablar de paz-  donde los viajeros no se limitaron a mirar sino que indagaron sobre la espiral española. O el laberinto, que otros llamaron. Muchos nos conocieron en poco tiempo mejor que nosotros mismos, más mediatizados por los prejuicios y tópicos.

Me ha parecido interesante traer a colación retazos de los escritos  -bien prosa, bien ficción, bien poesía, bien relato de viaje-  de esa serie de gente que vinieron a descubrir en directo a los españoles. Más a los de abajo que a las clases pudientes o encerradas en sí mismas. Si descubrieron o no la frustración de estas y el freno que supusieron para el desarrollo social y el bienestar paulatino de los hijos de Sefarad, es un tema que las letras de nuestros visitantes nos pueden arrojar luz.

Lo de aportar el poema Spain, del inglés y luego norteamericano W.H.Auden, que en 1937 anduvo por la España republicana, es simple casualidad. Ya vendrán otros.





Ayer todo el pasado. El lenguaje del tamaño
extendiéndose hacia la China por las rutas de comercio,
la difusión del ábaco y de los dólmenes;
ayer el reconocimiento de las sombras en los climas soleados.

Ayer el avalúo de los contratos de seguro mediante fichas,
los augurios y profecías del agua; ayer la invención
    de las ruedas de carro y los relojes, la doma de los potros;
ayer el bullicioso mundo de los navegantes.

Ayer la abolición de las hadas y los gigantes;
la fortaleza como un águila inmóvil vigilando el valle,
         la capilla erigida en el bosque;
ayer el tallado de ángeles y de atemorizantes gárgolas.

El juicio, entre columnas de piedra, a los herejes;
    ayer la discusión teológica en las tabernas
            y la cura milagrosa en las fuentes;
ayer el Sabath de las brujas. Pero hoy la lucha.

Ayer la instalación de dinamos y turbinas;
la construcción de ferrocarriles en el desierto colonial;
          ayer la clásica conferencia
sobre los orígenes de la humanidad. Pero hoy la lucha.

Ayer la fe en el valor absoluto de la lengua griega;
la caída del telón sobre el cadáver del héroe;
        ayer la plegaria dedicada al atardecer,
y la adoración de los locos. Pero hoy la lucha.

Mientras tanto, el poeta susurra, asombrado entre los pinos
o,  allí donde canta libre la cascada, compacta o enhiesta
      sobre las  rocas junto a la torre inclinada:
'Ah, sí, mis visiones. Oh, sí, envíame la suerte del marinero'.

Y el investigador espía a través de sus instrumentos
 el territorio, las provincias inhumanas, el bacilo viril
                 o al enorme Júpiter acabado:
'Pero y las vidas de mis amigos. Yo indago, indago'.


Y... los pobres en sus hogares sin fuego dejan caer las páginas
     del diario vespertino: " Nuestro día es nuestra pérdida.
 Oh, Historia múestranos al operario, al organizador, que el tiempo
         nos guiará hacia el río refrescante.

Y las naciones  combinan cada grito, invocando la vida
  que da forma al vientre individual y ordena
  en la noche los terrores privados:
'¿ No fuiste tú quien fundó la ciudad-estado de la esponja,

el que erigió  los vastos imperios militares del tiburón
y del tigre, y fijaste la atrevida residencia  del petirrojo?
   Intervén. Sí, desciende como una paloma o
un papá furioso o un manso ingeniero: pero desciende.'

Y  la vida, si acaso responde, contesta desde el corazón
y los ojos y los pulmones, desde los comercios y plazas de la ciudad.

'Ah... no, yo no soy tu energía,
al menos en el día de hoy, no para ti. Para ti soy
'el obsecuente, el compañero de copas, ese al que engañan con facilidad:
yo  soy cualquier cosa que hagas; soy tu promesa
    de bondad, tu anécdota humorística:
soy la voz de tus negocios; soy tu matrimonio.

'¿ Cuál es tu propuesta ?  ¿Construir la ciudad de los justos ? Lo haré.
Estoy de acuerdo. ¿O es el pacto suicida, la muerte
       romántica? Muy bien, acepto, porque
yo soy tu elección, tu decisión: sí, yo soy España.'

Muchos lo han oído en penínsulas remotas,
en llanos adormecidos, en las aberrantes islas de pescadores,
        en el corrupto  corazón de la ciudad;
han oído y emigrado como las gaviotas o las semillas en flor.

Se aferraron como clavos a los largos trenes que se sacuden
a través de las tierras injustas, a través de la noche, a través del túnel alpino
                                                                                        flotaron sobre los océanos;
caminaron sobre los pasos de montaña: vinieron a ofrendar sus vidas.

Sobre ese pedazo árido, ese fragmento arrancado del África
caliente, pegado tan crudamente a la Europa ingeniosa,
        sobre aquel altiplano rayado de ríos
las formas amenazantes de nuestra fiebre se hallan precisas y vivas.

Mañana, tal vez, el futuro: las investigaciones acerca de la fatiga
y los movimientos de los empacadores; la exploración gradual de todas las
                       octavas de la radiación;
mañana el engrandecimiento de la conciencia con dietas y ejercicios respiratorios.             
                                                                                           

Mañana el redescubrimiento del amor romántico,
tomarles fotografías a los cuervos;  toda la diversión bajo
           la sombra dominante de la libertad;
mañana la hora del director y del músico.

Mañana, para los jóvenes, los poetas explotando como bombas,
las caminatas junto al lago, el invierno de la perfecta comunión,
              mañana las carreras de bicicletas
en los suburbios en la tarde de verano: pero hoy la lucha.

Hoy el inevitable aumento de la probabilidad de muerte;
 la aceptación consciente de la culpa en hechos criminales;
        hoy el derroche de los poderes
en el chato efímero panfleto y la reunión aburrida.

Hoy el consuelo provisorio; el cigarrillo compartido;
los naipes en el granero iluminado por una vela, el concierto malo,
        las bromas masculinas, hoy el
manoseado e insatisfecho abrazo antes de herir.

Las estrellas están muertas, los animales no desean mirar;
estamos solos con nuestro día, el tiempo es corto
        y la Historia a los derrotados
podrá decirles  ¡ Que pena!, pero no podrá ayudarlos, mucho menos perdonarlos.