hoy es siempre todavía

lunes, 30 de enero de 2012

Añoranza de Pericles



“Tenemos un régimen político que no se propone como modelo las leyes de los vecinos, sino que más bien es él modelo para otros. Y su nombre, como las cosas dependen no de una minoría, sino de la mayoría, es Democracia. A todo el mundo asiste, de acuerdo con nuestras leyes, la igualdad de derechos en los conflictos privados, mientras que para los honores, si se hace distinción en algún campo, no es la pertenencia a una categoría, sino el mérito lo que hace acceder a ellos; a la inversa, la pobreza no tiene como efecto que un hombre, siendo capaz de rendir servicio al Estado, se vea impedido de hacerlo por la oscuridad de su condición. Gobernamos liberalmente lo relativo a la comunidad, y respecto a la suspicacia recíproca referente a las cuestiones de cada día, ni sentimos envidia del vecino si hace algo por placer, ni añadimos nuevas molestias, que aun no siendo penosas son lamentables de ver. Y al tratar los asuntos privados sin molestarnos, tampoco transgredimos los asuntos públicos, más que nada por miedo, y por obediencia a los que en cada ocasión desempeñan cargos públicos y a las leyes, y de entre ellas sobre todo a las que están dadas en pro de los injustamente tratados, y a cuantas por ser leyes no escritas comportan una vergüenza reconocida.

Y también nos hemos procurado frecuentes descansos para nuestro espíritu, sirviéndonos de certámenes y sacrificios celebrados a lo largo del año, y de decorosas casas particulares cuyo disfrute diario aleja las penas. Y a causa de su grandeza entran en nuestra ciudad toda clase de productos desde toda la tierra, y nos acontece que disfrutamos los bienes que aquí se producen para deleite propio, no menos que los bienes de los demás hombres.”



Lo cuenta Tucídides en su Historia de la Guerra del Peloponeso, y forma parte del llamado Discurso fúnebre de Pericles, pronunciado por éste en honor de los atenienses que perecieron en la guerra. Discurso idealizado, sin duda y, como es frecuente en los discursos, donde se subliman los aspectos positivos de los propios. Eso no quita un trasfondo de verdades y esfuerzos dignos de haber pasado a la Historia. Y me pega recordarlo en un momento de afrenta económica entre Estados, donde la bondad se relega, la solidaridad tiene precio, la crudeza se manifiesta en toda su extensión y la imposición se convierte en trágala.



Porque uno tiene la sensación, ante lo que acontece entre la Unión Europea y Grecia que se ha llegado a un punto en que el Estado deja de existir. O al menos se ve obligado a hacer tal tipo de concesiones que le hacen cautivo de otras instancias internacionales. Si el control de la economía llega a ser ejercido desde el exterior a ese Estado éste pierde la fuerza nuclear del desarrollo social del país. Que Alemania exija, como leía ayer, que se fiscalicen a través de una autoridad de la UE los presupuestos griegos no indica solo lo lejos y mal que han ido las cosas, sino que establece un precedente serio.


(Delacroix. Grecia expirando sobre las ruinas de Missolonghi, 1826)

Porque es probable que eso signifique también por dónde van a ir los tiros en el futuro. Resulta que, paralelamente, las recaudaciones fiscales de Grecia tendrían que ir dirigidas ante todo a cumplir con los vencimientos de su deuda. Asombroso, pues. ¿Cómo se va  a cumplir entonces el compromiso con los ciudadanos y realizar las necesarias inversiones públicas? ¿Sumiéndoles en la pobreza? El Estado queda cuestionado como tal en su independencia y no precisamente a través de un pacto, como en todo caso una nueva Constitución europea podría precisar, sino por un o lo tomas o lo dejas, o mejor dicho elijas lo que elijas no te dejamos. Hay millonadas en juego que ni la UE ni las finanzas están dispuestas a regalar.





(Del film de Theo Angelopoulos Paisaje en la niebla, director fallecido en accidente hace unos días)


Tiempos convulsos, donde entre la extorsión de los fuertes, el cinismo de los anglosajones (causantes de la crisis presente con sus intereses por la permanencia de los paraísos fiscales), el tira y afloja entre organismos financieros y la debilidad de la segunda Europa están llevándose por delante los cimientos políticos y constitucionales tradicionales. No, la Historia no acabará por ello. Simplemente, será de otra manera. Pero mientras, a Grecia, a sus ciudadanos, les toca padecer. Aunque otros países que todos sabemos pueden ir detrás.


jueves, 26 de enero de 2012

¿Dónde quedaron las preguntas de un obrero?



Hace tiempo que tenemos olvidado al gran Bertolt Brecht. Y a cierto célebre poema que no por haberse repetido tanto está más desgastado. Es probable que las nuevas generaciones ni lo conozcan. Siempre me pareció mejor descripción pedagógica y  ética  que poema. O acaso en este caso resulta lo mismo. Brecht lo tituló Palabras de un obrero ante un libro. Acostumbrados como nos han tenido a tragar con cualquier explicación falsa y reduccionista sobre los acontecimientos de la Historia, no deja de ser sugerente el título. Preguntas. Respóndete si quieres, podría haberlo subtitulado el poeta alemán. Porque las preguntas llevan implícitas las respuestas, no solo las dudas, no solo el conato de búsqueda. También la evidencia.





Tebas, la de las Siete Puertas, ¿quién la construyó?
En los libros figuran los nombres de los reyes.
¿Arrastraron los reyes los grandes bloques de piedra?
Y Babilonia, destruida tantas veces,
¿quién la volvió a construir otras tantas?¿En qué casas
de la dorada Lima vivían los obreros que la construyeron?
La noche en que fue terminada la Muralla china,
¿adónde fueron los albañiles? Roma la Grande
está llena de arcos de triunfo. ¿Quién los erigió?
¿Sobre quiénes triunfaron los Césares? Bizancio, tan cantada,
¿tenía sólo palacios para sus habitantes? Hasta en la fabulosa Atlántida,
la noche en que el mar se la tragaba, los habitantes clamaban
pidiendo ayuda a sus esclavos.
El joven Alejandro conquistó la India.
¿El sólo?
César venció a los galos.
¿No llevaba consigo ni siquiera un cocinero?
Felipe II lloró al hundirse
su flota. ¿No lloró nadie más?
Federico II ganó la Guerra de los Siete Años.
¿Quién la ganó, además?
Una victoria en cada página.
¿Quién cocinaba los banquetes de la victoria?
Un gran hombre cada diez años.
¿Quién paga sus gastos?

Una pregunta para cada historia.



La Historia es interesante, sobre todo cuando se deconstruye la que nos han contado. La sórdida, la engañosa, la que ignora a los protagonistas. Sin embargo, uno tiene la sensación de que en estos tiempos aquellas preguntas han quedado encerradas en el libro. E incluso que el obrero ya no se pregunta ordinariamente ante un libro, ni ante su propia condición, y que solo lo hace ante un automóvil, un seguro o una hipoteca. Es por eso por lo que el cartel pegado en una farola me hizo sonreír.

También me hacía preguntarme ante la realidad cotidiana imparable. Por ejemplo: ¿Qué es lo que se quiere para la clase obrera? O también: ¿Pero existe todavía la clase obrera? ¿Qué se entiende hoy día con tal expresión? Si la clase obrera aún colea, ¿cómo lo hace? ¿Qué exige, qué clama, cómo se indigna? ¿Qué implica ese Todo? Ese letrerito tiene su pequeña trampa. Es una imitación adaptada y recortada de aquella lejana consigna revolucionaria: Todo el poder para la clase obrera. Al perder ese sustantivo esencial se queda en un reclamo casi comercial. Déjenme que haga de abogado del diablo. Déjenme que me cuestione. Es que no logro ver más allá en ese mensaje. Así que seguiré preguntándome ante un libro.  


(Retrato de Brecht por Rudolf Schlichter)


* Las dos primeras fotografías corresponden a una obra de la pintora Karla Frechilla en la calle, en el pueblo vallisoletano de Serrada.  http://www.karlafrechilla.com/

domingo, 22 de enero de 2012

Banquetes a cambio de la libertad



Leyendo un artículo reciente de Josep Ramoneda, a quien, por cierto, la Generalitat de Catalunya, versión Artur Mas, destituyó a finales de 2011 tras ejercer 17 años como director del Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB), me dio en meditar en el viaje de ida y vuelta que es la libertad. Y en concreto en ese sistema llamado democracia, que no es un mero mecanismo electoral o de separación de poderes sino que debe ser también un espacio de equilibrio igualitario y de mayor satisfacción social. Se discute últimamente mucho, entre la gente más preocupada, sobre si no estaremos en Occidente ante el final de un concepto tradicional, pero bastante positivo en su momento, de democracia, ante un retraimiento cercenador y peligroso de ésta o sencillamente al borde de su exterminio. 




Todos los movimientos que se están llevando a cabo en materia económica a nivel internacional dan a entender que tanto los poderes financieros e industriales que los ponen en práctica, con sus efectos convulsivos en las economías locales y el riesgo desatado de un peligroso dominó,  así como su sospechoso respaldo por parte de los Estados más hegemónicos de Europa y América, ignoran a los regímenes democráticos de los países y actúan imponiendo sus exigencias al saltarse los Parlamentos respectivos o buscando un sí bwana de estos. Si a ello se le suma la vuelta de tuerca que se ejerce sobre las capas sociales, con su desencadenante de paro, empobrecimiento que empieza a asomar y pérdida de derechos laborales  y asistenciales, y los sistemas representativos de los países no dan respuesta adecuada, la conclusión es obvia: se utiliza el formalismo democrático para controlar a la sociedad e impedir situaciones de ruptura más radicales.



El riesgo de la pérdida de la libertad está vinculado a una democracia descafeinada. No otra cosa supondría una democracia menos efectiva todavía de lo que ya es o un mero sistema aquiescente que restringiera las expresiones paralelas de representación, tales como una prensa libre o sin autocensura, y la intervención vindicativa de sectores cívicos, sociales y laborales. Y no quiero pensar en el fomento del miedo que hiciera permanecer a la gente en casa, como se dice comúnmente. Una vez más tengo que recurrir al Quijote. La riqueza de interpretaciones de esta obra es tan amplia, su actualidad tan sabrosa, su entidad moral tan profunda que ¿cómo iba a desproveerme de tan suculento tratado del saber vivir y del mejor conducirse? Y transcribo el siguiente párrafo, donde no he querido aislar del contexto el hermoso canto a la libertad del individuo en su primera parte, porque creo que después Cervantes, una vez más, no se limita a una evocación sino que la trasciende y la vincula a los hechos concretos que nos hacen vivir a los individuos en la apariencia de las obligaciones y no en la fecundidad de las necesidades satisfechas. 




“La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad así como por la honra se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres. Digo esto, Sancho, porque bien has visto el regalo, la abundancia que en este castillo que dejamos hemos tenido; pues en mitad de aquellos banquetes sazonados y de aquellas bebidas de nieve me parecía a mí que estaba metido entre las estrechezas de la hambre, porque no lo gozaba con la libertad que lo gozara si fueran míos, que las obligaciones de las recompensas de los beneficios y mercedes recebidas son ataduras que no dejan campear al ánimo libre. ¡Venturoso aquel a quien el cielo dio un pedazo de pan sin que le quede obligación de agradecerlo a otro que al mismo cielo!”




Si después de leer este texto a alguien le quedan dudas sobre su valor moral y clarividente, que medite acerca de lo que está aconteciendo en derredor. Los banquetes sazonados y las bebidas de nieve me recuerdan demasiado a la fantasía ¿sin fin? de una sociedad despilfarradora como la actual que llamamos del consumo. Naturalmente, con su contrapartida de mayor productividad y más robo de la plusvalía del trabajo. Una sociedad que a cambio de nuestra primogenitura que es uno de los mayores tesoros, como dice Don Quijote, nos saca las entretelas y nos ata para que no demos guerra. Entonces, ¿la democracia en entredicho? ¿La libertad en riesgo? Yo diría que más bien el individuo en trance de acabar convertido en un híbrido entre siervo y robot. 




* Las fotografías son de Clovis Prevost para el libro Mundo de los Juguetes.

miércoles, 18 de enero de 2012

Sean curiosos, dice Hawking



“Así que permítanme terminar con una reflexión sobre el estado del Universo. Ha sido una época gloriosa en la que vivir e investigar en física teórica. Nuestra imagen del Universo ha cambiado muchísimo en los últimos 40 años y me siento feliz si he aportado mi granito de arena. El hecho de que nosotros, los humanos, que también somos meros conjuntos de partículas fundamentales de la naturaleza, hayamos sido capaces de acercarnos tanto a la comprensión de las leyes que nos gobiernan a nosotros mismos y a nuestro Universo es un gran triunfo. Quiero compartir mi emoción y entusiasmo por esta búsqueda. Así que acuérdense de mirar hacia las estrellas y no hacia sus pies. Intenten encontrarle un sentido a lo que ven y pregúntense por aquello que hace que exista el Universo. Sean curiosos. Y por muy difícil que pueda parecerles la vida, siempre hay algo que pueden hacer y en lo que pueden tener éxito. Lo importante es que no se rindan”.


Alguien tan poco sospechoso de misticismo y en absoluto de esoterismo como el científico Stephen Hawking nos habla en esta parrafada con toda su franqueza. Lo hace desde un espacio de este planeta. Es un privilegiado de la naturaleza porque la naturaleza que, con veinticinco años, le condenó a la ELA (Esclerosis lateral amiotrófica) que padece, también se le reveló con todas sus capacidades de supervivencia biológica y de desarrollo mental. Naturalmente, los medios técnicos, las posibilidades asistenciales en su país, el apoyo familiar y el tesón propio le han hecho llegar a estos 70 años recién cumplidos. Pasmoso.


De ahí que su mensaje sea un obsequio para nuestros oídos, nuestra voluntad y nuestro pensamiento. En estos tiempos en que todo parece flaquear en el ámbito de Occidente, que creíamos tan seguro, ese párrafo no es demagogia ni está sacado de un manual de autoayuda. Es razonamiento puro, es estímulo consecuente. Hoy día en que cunden tantos desánimos, incertidumbres y complejos de fracasos múltiples viene bien escuchar palabras tan precisas como alentadoras. A Hawking no le guía ser propagandista de ideología ni de religión ni de psicoterapias. Lo que señala es de una agudeza clara. La curiosidad es la base del sentido de las cosas para el ser humano, llego a entenderle. Por ella las capacidades y posibilidades de la especie han progresado (los claroscuros y los viajes de ida y vuelta serían dignos de analizar aparte) pero nunca en línea recta. Es como si dijera: buscar el significado de la materia y cómo se manifiesta ésta  no solo dota de un sentido subjetivo a nuestras acciones sino que además abre nuevas posibilidades sobre el Universo, las cuales, a su vez, en la medida en que las captamos nos permiten interpretar, comprender y, por lo tanto, transformar. Es como si el vínculo establecido a tres bandas entre individuo, sociedad y naturaleza se reforzara de manera coordinada (dentro de la coordinación que cabe que exista entre complejidad, azar e intervención)



Que un hombre tan marcado por la enfermedad como Hawking sea capaz de transmitirnos estas ideas superadoras desde lo más profundo de su inteligencia y de su bondad no es sino alentador. ¿Quién de aquellos que leamos su mensaje positivo no nos vamos a sentir tocados por la esperanza? Para quien no conozca el artículo donde Stephen Hawking expresa su punto de vista, paso el enlace:





* Las imágenes  -a excepción de la fotografía donde aparece Hawking-  pertenecen a obras de Bill Viola.

domingo, 15 de enero de 2012

Tiempos de trueque


Existió antes y vuelve con fuerza. El trueque, esa forma de intercambio de mercancías que tuvo lugar antes del invento de la moneda, y que tal vez nunca dejó de existir, parece instalarse de nuevo. Es una de las señales de la llamada crisis. Me hace meditar sobre ello una información que salió hace unos días en la prensa. Habrá más casos, pero de momento salió éste, que es sonoro. La madre de una hija adolescente con diabetes tipo 1 (la severa, la más seria) realizó una colecta y recaudó 7.700 euros para remunerar el trabajo de investigación de una científica despedida en Valencia, que será readmitida para retomar la labor por lo menos hasta mayo.


Quien haya leído un poco la prensa últimamente sabrá que en esa comunidad en quiebra llamada Valencia  -sobrante de gastos superfluos, de despilfarro y de corrupción múltiple-  y gobernada desde hace bastantes años por la derecha al uso despidieron no hace mucho del Centro de Investigación Príncipe Felipe a través de un ERE a 113 empleados de los 124 en plantilla. Una de las despedidas se dedicaba tenazmente a investigar la enfermedad. La madre en cuestión no se anduvo con historias. Decidió plantar cara a la situación y buscar dinero con el que pagar a la investigadora. Lección primera: maravillosa reacción de una mujer y de la gente que la apoyado ante una situación de espantá por parte de la Administración pública. Lección segunda: es triste, tristísimo, ¿o acaso delictivo?, que la Administración valenciana haga dejación de una de sus obligaciones más imprescindibles y sagradas, cuando no le han dolido prendas en patrocinar carreras de automovilismo de Fórmula 1, regatas de Copa Mundial o aeropuertos sin aviones, sin vuelos y sin pasajeros. Es decir, atender lo superfluo.



La actitud emprendedora y solidaria de unas personas no debe ocultar el debate sobre la miseria política y económica de una comunidad y, por ende, de la sociedad que elige una y otra vez a sus nefastos administradores. Pero también es bueno que en tiempos de carencias haya espíritu imaginativo y de apoyo mutuo. Considero que lo que realiza esa mujer recaudando fondos para investigar es por una parte un plus económico y de ayuda al esfuerzo. Por otro, una forma de trueque. Porque las formas de trueque no consisten solo en que yo te cambio un ordenador por una lavadora, o tú me haces la declaración de Hacienda y yo te instalo programas en el ordenador, pongamos por caso. Ni en que cundan pequeñas tiendas de ropa y objetos de segunda mano intercambiables por otros. El trueque puede estar definido en estos tiempos complejos por los servicios. Yo te enseño inglés cada día y tú a cambio cuidas una hora o dos a mi padre que no puede valerse por sí mismo. Yo te llevo y te traigo los niños del colegio y tú me echas una mano en casa. No sé, es un decir, unos ejemplos a voleo.  


Observemos el valor humano y aproximativo del trueque. El dinero es siempre anónimo, impersonal, desvinculante. Uno paga y se olvida. No conoce prácticamente al otro, con el que ha realizado la transacción de una compraventa. Y no quiere acordarse. El trueque recupera un espíritu diferente. Al establecerse un intercambio a través de un servicio el ser humano aparece, se mantiene y refuerza lazos. Algo así debió suceder en la antigüedad, antes de llegar el poderoso dondinero. Algo así ha existido en zonas rurales hasta no hace mucho tiempo. Admiro hondamente a Cristina Ponce, la madre que ha procurado los fondos necesarios para sufragar a Silvia Sanz, la investigadora de la diabetes. Condeno y deploro a la Comunidad Valenciana (en este caso conocido, pero supongo que habrá más historias por todas las demás comunidades españolas),  a sus políticos muy malos administradores, que son incapaces de distinguir lo necesario de lo superfluo. ¿O son tan listos que sabían que iba a venir el Estado a echar una mano para pagar la deuda de 100 millones con el Deutsche Bank? Y repruebo a aquellos ciudadanos que con su voto lo han permitido. Y eso que gran parte de los fondos de la entidad científica citada había procedido de la Unión Europea. ¿Va a ser verdad que los chorizos abundan más de lo que sospechábamos?    


(Cristina Ponce, a la izquierda, su hija en el medio y a la derecha la investigadora Silvia Sanz. Foto de F.Bustamante extraída de El Faro de Vigo)



* Las ilustraciones son obra del multifacético artista argentino Luis Sacafati.

martes, 10 de enero de 2012

Cuando Dos Passos descubría a Machado


Que en España no sabemos lo que hemos tenido parece que nos lo hubieran debido indicar los de fuera. Y tuvieron que venir viajeros europeos o norteamericanos a descubrirnos un poco el valor de los poetas españoles. Por supuesto, mucho antes de la gran barbarie y del erial en que España quedó convertida tras la matanza. En 1922 el escritor de Chicago John Dos Passos publicó un bellísimo libro de viajes a España, Rocinante vuelve al camino. Ya el título augura más que un descubrimiento de nuestro país un reconocimiento a las herencias culturales. En él, entre otros paisajes y paisanajes sobre los que explora sagazmente, dedica un capítulo a Antonio Machado, poeta de Castilla, así lo titula. Por cierto, dedica también otro a Joan Maragall, poeta catalán, precisa.

“Por supuesto, los poetas españoles no se han contentado con que la influencia del mundo exterior les llegara solo a través de Rubén Darío. Baudelaire y Verlaine tuvieron una gran influencia directa, una vez que se abrió el camino, y su peso logró refrenar el estilo florido e improvisado de la poesía romántica española. En la obra de Antonio Machado  -quien está empezando a ser considerado una figura central-  hay una contención y una concisión de estilo poco frecuentes en cualquier poesía.

No quiero decir con ello que Machado pueda ser considerado en sentido real discípulo de Darío o de Verlaine; más bien debería decirse que, en una generación ocupada en su mayor parte en imitar con más o menos éxito a estos poetas, la poesía de Machado destaca por su particular originalidad y personalidad. De hecho, excepto por los poemas de Juan Ramón Jiménez, sería en América e Inglaterra más que en España, en Aldington y Amy Lovell, donde encontraríamos objetivos y métodos análogos. La influencia de los simbolistas y la turbulenta experimentación del nicaragüense han acabado con el rimbombante estilo romántico español, como se acabó en el resto del mundo en la segunda mitad del siglo XIX. En la obra de Machado se están desarrollando unas maneras nuevas.”


Y Dos Passos reproduce una selección de poemas de Machado, pertenecientes a Soledades y Campos de Castilla, dando a conocer así al mundo en tan temprana fecha el valor de un poeta que se iba haciendo y consolidando. Volveré en otra ocasión al citado librito del escritor norteamericano. Porque apuntando con su ojo clínico, ve el trasfondo de la compleja y desasosegante historia española y del alma de sus pobladores.  

                                     

jueves, 5 de enero de 2012

Al ladrón, al ladrón


Ladrones ha habido siempre. Ladrones de poca monta, ladrones de cepillo de iglesia, de carteras o perpetradores del butrón. Ladrones vinculados a las finanzas, a las industrias, a la administración pública y a las instituciones de gobierno más elevadas. Con ser todos ellos susceptibles de ser condenados no solo por las leyes sino por la opinión generalizada, hay una clase de ladrones que me suscita especial animadversión. Es la constituida por los ladrones de obras de arte, principalmente si tal labor la efectúan causando un daño superior, perjudicando el conjunto de una excavación o de una arquitectura



En vísperas de terminar el año se perpetró un acto de barbarie contra el mosaico de la villa romana de Baños de Valdearados, en Burgos. Sin contemplaciones, los ladrones  -¿tarea de encargo?-  serraron unos tablones de una pared de madera, penetraron en el recinto y taladraron el perímetro de una parte del mosaico, justo donde se concentra una escena dedicada al dios Baco. Una tarea limpia por cuanto pudieron hacerlo aprovechando la ausencia de cuidado y vigilancia del conjunto. Una acción sucia por lo que supone de serrar un perímetro de teselas, arrancando de cuajo el bloque. Y aquí es donde más me indigno. La nula sensibilidad sobre la obra artística, y sobre el legado histórico que representa, manifestada por los delincuentes. Claro que ellos iban a lo que iban. Pero ¿acaso la sociedad rezuma más sensibilidad ante la herencia histórica, salvo que suponga beneficio turístico? ¿Qué se  puede esperar de un país en el que el estudio de las Humanidades está marginado, desconsiderado y en trance de desaparición en la enseñanza universitaria? Se me dirá: no se puede pedir que los ladrones sean cultos. Quién sabe, a lo mejor nos sorprendíamos, y o bien ellos o bien los que encargaron el trabajito tengan también su titulitis. He conocido casos de un pasado ya lejano en que, por ejemplo, rosetones de piedra original de iglesias góticas desaparecían en la Castilla profunda para ser sustituidos por rosetones de cemento, ante la mirada pasiva, ¿y permisiva?, de técnicos de la obra de reforma, acabando aquellos en fincas de prohombres del régimen.



Los ladrones de arte y arqueología, y quienes mercadean con objetos de procedencia histórica en general, sobre todo en espacios de titularidad pública, deberían ser procesados como ladrones, como vándalos y como destructores de cultura. Pero también las autoridades deberían rendir cuentas como depositarios y gestores ineficaces que no mantienen protegido adecuadamente el patrimonio. Después de ver la fotografía de la caseta que la Junta de Castilla y León había levantado para proteger el mosaico, a uno se le cae el alma. Y hasta los municipios involucrados en alguno de esos actos salvajes tendrían que reconsiderar su capacidad y derecho a sentirse propietarios de los tesoros, si no ponen lo suficiente de su parte para una preservación con garantías.



Me temo que, cara a los tiempos que vamos, en que la acción denominada cultural  -junto a la sanidad o a la ayuda a dependientes-  va ser la más afectada por los recortes presupuestarios, va a aumentar la posibilidad de que robos como el de la villa romana de Burgos se repitan. No, no se puede pedir que los desaprensivos sean respetuosos y cultos. Pero a las autoridades, si bajan la guardia y hacen dejación de sus obligaciones de rescate y conservación del patrimonio, habrá que retirarles el reconocimiento de defensores de la cultura que tanto se arrogan. Caminamos hacia tiempos inciertos e ingratos.



(* Las fotografías están sacadas de la prensa)


domingo, 1 de enero de 2012

Brindando con Salvador Espriu




No entiendo cómo el agudo, para unas cosas, Josep Pla podía calificar como vulgar la obra poemática La pell de brau  (La piel de toro) de Salvador Espriu. Probablemente envidias, impotencias ante otras creaciones y esa mentalidad de derechas (además de su tiempo) que no daba el brazo a torcer y limitaba la visión. Pero lo cierto es que La piel de toro es una obra especial centrada en una visión trágica de España (y con razón) y editado en 1960, casi un tercio de siglo después de terminada la guerra civil. Nombrado como Sepharad (el nombre que los judíos dieron históricamente a España) el tema central es este territorio, y sobre todo la desolación sobre lo que aconteció en el país y sus devastadores efectos. Pero también hay en cada poema una exhortación a mirar para adelante y una puerta abierta a la reconstrucción y el entendimiento.


Mi intención al hacer este breve comentario sobre el poemario de Espriu es traer aquí un poema suyo como obsequio de Año Nuevo. También lo hago con intención y un tanto condicionado por cierto pesimismo que flota en el ambiente. Las medidas recaudatorias que desde el gobierno se van a ir tomando sobre los derechos de la ciudadanía y esa puerta abierta al todo vale empresarial, por una descarada imposición de las circunstancias (léase Unión Europea y poderes económicos y políticos españoles también) hace pensar que pueden ser mal digeridas o sencillamente mal aceptadas por los sectores más afectados. Eso puede provocar desentendimientos y quejas que salten a la calle en los próximos tiempos. A nadie le gusta que le obliguen a pasar por el aro de solucionar los problemas de las instancias financieras que los han provocado a costa de su esfuerzo, de los recortes sobre logros históricos, de la disminución de su sueldo o de su capacidad adquisitiva o de la subida de impuestos y gravámenes a troche y moche. Este tipo de situaciones suelen producir desencuentros y agitación con alto riesgo para la convivencia social. Y sin embargo, hay que hacer un brindis por la concordia y el diálogo, si aún es posible con esos poderes omnímodos y omnívoros. Recordando que concordia no significa aceptación sumisa del mal, ni sometimiento ni servilismo.


Recojo un poema de Salvador Espriu de La piel de toro, como homenaje a quien interpretó con emoción y rigor el destino de esta tierra. No se vea en la evocación la sombra del dramatismo sino un toque de atención firme y un canto de esperanza.

En la ley y en el pacto
que siempre guardarás,
en la dureza del diálogo
con los que te son iguales,
edifica el lento templo
de tu trabajo,
alza la nueva casa
en el solar
que designas con el nombre
de libertad.

Y tú, hombre de los días de ahora
de Sepharad,
no vivas más la muerte
de un reposo cobarde,
arriésgate a salvarte
de tu mal.
Navega las fortunas de la mar
iluminándote de claridades de rayo.
Lejos del puerto de refugio
lavarás
en aguas de esperanza
toda la sangre
de esta pisoteada
piel de toro.



* Los grabados son obra de Pablo Picasso, pertenecientes a la Suite Vollard.