hoy es siempre todavía

domingo, 27 de noviembre de 2011

Considerad si es un hombre (un poema de Primo Levi)




Sobre el Holocausto (la Shoah) hay muchos testimonios, bastante historiografía y no poca literatura buena. Sin embargo, no nos resulta cómodo ni agradable leer de seguido varios libros sobre el tema. Enseguida se convierte en obsesión y la interiorización que efectuamos nos horroriza de tal manera que preferimos huir. ¿O es el miedo a que lo que les pasó a los judíos, comunistas, homosexuales, gitanos, partisanos y demás clases de disidentes del régimen nazi pueda pasarnos a nosotros? Para anticiparme a quien pueda pensar que uno tiene déficit de memoria, diré que obviamente no podemos olvidar otros episodios terribles de la historia más reciente: los progroms de los zares, el Gulag, la barbarie de los jmeres rojos en Camboya o las purgas maoístas. Pero ya se sabe que unas barbaries jamás pueden ocultar otras. Y si no las tenemos en cuenta  -el siglo XX ha sido tan prolífico como doloroso y sangriento en el mal ejercido por unos hombres sobre otros hombres-  mal podremos asegurarnos la convivencia del futuro. Mas, ¿aprendemos de las lecciones de la vida?



Acaso me equivoque, porque dentro de lo escrito sobre el tema de la persecución nazi hay muchas cosas interesantes que clarifican y transmiten, pero de aquellas más equilibradas y contundentes recomiendo sobre todo la trilogía de Primo Levi (Si esto es un hombre, La tregua y Los hundidos y los salvados) Levi fue un afortunado superviviente de Auschwitz y su relevancia radica en el interés moral de su obra. Toda la escritura de este hombre, de profesión químico primero y esritor más tarde, es un pulso, por otra parte ganado, por evitar el odio, la sinrazón y el espíritu de venganza. Para ello contrapone el análisis, el diálogo, la ética de los valores humanos, la vindicación de la memoria y la objetividad, algo difícil de afrontar cuando se ha sufrido tanto como un deportado o mejor dicho, como un sentenciado. Formalmente, su estilo es firme, sobrio, descriptivo sin concesiones, pero consecuente con una idea: no hay que vivir y contar, sino vivir para contar, como solía decir. Tal vez ese enfoque riguroso y serio fue su ajuste de cuentas con la persecución de que fue objeto y con la manera de pensar basada en la ignorancia asumida y de mirar para otro lado de la sociedad alemana.



En este poema queda claramente su mensaje para generaciones venideras, si no se quiere repetir la barbarie. Muy adecuado para estos tiempos de inseguridad y de grandes movimientos entre los poderosos de la Tierra que nos aportan incertidumbre.


“Los que vivís seguros
En vuestras casas caldeadas
Los que os encontráis, al volver por la tarde,
La comida caliente y los rostros amigos:
     Considerad si es un hombre
     Quien trabaja en el fango
     Quien no conoce la paz
     Quien lucha por la mitad de un panecillo
     Quien muere por un sí o por un no.
     Considerad si es una mujer
     Quien no tiene cabellos ni nombre
     Ni fuerzas para recordarlo
     Vacía la mirada y frío el regazo
     Como una rana invernal.
Pensad que esto ha sucedido:
Os encomiendo estas palabras.
Grabadlas en vuestros corazones
Al estar en casa, al ir por la calle,
Al acostaros, al levantaros;
Repetídselas a vuestros hijos.
      O que vuestra casa se derrumbe,
      La enfermedad os imposibilite,
      Vuestros descendientes os vuelvan el rostro.”



(Los grabados adjuntos son obra de la pintora y escultora alemana Käthe Kollwitz)


viernes, 25 de noviembre de 2011

Y los que siempre estuvieron aquí






Es probable que el arte de hacer dinero dejara de ser arte hace mucho tiempo. Tal vez no lo fue nunca. En todo caso fue artificio, habilidad y amplia disposición de poder. Con dudosos cuando no delictivos mecanismos. A donde está llegando el sistema financiero hoy día puede que sea sobre todo a una situación laberíntica. Las finanzas han copado de manera tal todos los sistemas de producción, distribución y consumo que nada parece ser posible ya sin sus leyes. Han intervenido de modo tan manifiesto sobre los gobiernos que poco margen les queda a estos para hacer política. Y han interferido, por no decir hipotecado, que también, de tal manera la vida de cada ciudadano que solo parece que les queda un asalto al poder de modo absolutista y acaso totalitario, y sobre todo definitivo. Acaso sea esa la gran lucha selvática que se desarrolla ahora mismo en las altas esferas de los gobiernos del mundo y en particular en Occidente.

Por eso, lo anómalo en cuanto a práctica, pero correcto en cuanto a interpretación escasea. Difundo este vídeo en el que un accionista atípico del todopoderoso Banco Santander, entidad tratada con guante de seda por los últimos gobiernos del país, canta las cuarenta, en una mezcla de denuncia, protesta e ingenuidad calculada, al señor Botín. Y observen, de paso, el talante democrático del dueño del banco. Disfrútenlo.





lunes, 21 de noviembre de 2011

Ya están aquí



A veces, las palabras de  Juan de Mairena hay que leerlas en clave de futuro, aunque suenen a pasado o incluso al triunfalista  -para algunos-  presente…”Si algún día España tuviera que jugarse la última carta  -habla Juan de Mairena-  no la pondría en manos de los llamados optimistas, sino en manos de los desesperados por el mero hecho de haber nacido. Porque éstos la jugarían valientemente, quiero decir desesperadamente, y podrían ganarla. Cuando menos, salvarían el honor, lo que equivaldría a salvar una España futura. Los otros la perderían sin jugarla, indefectiblemente, para salvar sus míseros pellejos. Habrían perdido la última carta de su baraja y no tendrían carta alguna que jugar en la nueva baraja que apareciese, más tarde, en manos del destino.”



Supongo que en este país se ha jugado infinidad de veces últimas cartas, partidas que parecían las definitivas porque no te iban a dejar jugar más. Tiempos en que se prohibieron las partidas democráticas, las reglas libres, el respeto a las opiniones diversas y la tolerancia con cada forma de pensar y de expresarse. A algunos les parece que estamos ante el retorno a no dejar que los juegos para todos cundan de nuevo. Se mantendrán las formas, se dice, tal como este ritual aparente de votar cada cuatro años. Pero en el día a día no se respetará la voluntad social, sino sólo las de la mayoría elegida. Mayoría según la Ley d’Hont, naturalmente. Y en nombre del consenso obtenido, los ganadores de la última partida de cartas, harán lo que les venga en gana. Es una opinión que ya venía extendiéndose en la Red.



De hecho lo hemos estado viendo durante los últimos cuatro años. En las autonomías en que lo vencedores supremos de hoy venían gobernado, han hecho lo que han querido en múltiples facetas de la vida social y política. Las pinzas de sus poderes autonómicos unidas a la falta de colaboración total en el Congreso les ha dado resultado. Si eso es patriotismo, ese patriotismo de que tanto se llenan la boca con sus colores, que venga su dios y lo vea. En función de sus poderes transferidos no han aplicado leyes y normas o han demorado su aplicación esperando precisamente sus buenos tiempos. Estos de ahora, los de su poder absoluto. O absolutista, que es lo que más se huele.



La mayor desafección la veo yo en su falta de colaboración con la sociedad española y en concreto con el Gobierno que ha tenido nuestro Estado. Su táctica ha sido poner pegas, dificultades, no pactar nunca en interés del bien público, apoyar las reivindicaciones reaccionarias en las calles, ni siquiera parece que se alegraran de la derrota de ETA. Y por supuesto, lo más crudo, no echar una mano en los problemas económicos que se ciernen sobre España como sobre cualquier otro país europeo, culpando oportunistamente al presidente en vigor. Han utilizado a la judicatura proclive a ellos para vadear sus corrupciones o perseguir a jueces libres de sospecha. Han estado apoyados por activa y pasiva por su brazo ideológico más seguro, la Iglesia Católica y su Episcopado. Vamos, ¿no recuerda esto a la España Eterna unida en una santa alianza a la que tanto nos acostumbraron en el pasado?


Bueno, pues ya están aquí, tiñendo España de azul. La Democracia, en la que creen cuando les interesa, les ha puesto ahí. Son un bloque de casi once millones de votantes. El resto de partidos supone otros doce millones y pico, pero el espectro es sumamente variado. Como siempre, hay dos Españas, aunque la de izquierdas no es tan numerosa ni tan homogénea. Pero domina una sola, y de qué manera, y la política que hagan va a marcar los próximos años de los ciudadanos. ¿Van a  entrar a sangre y fuego, como dice el tebeo del Capitán Trueno? ¿Van a hacer felices a los españoles como predicaba en sus mítines el candidato de la derecha, ya ungido? Señor, que me perdone el noble caballero español de los tebeos de nuestra infancia. Sus aventuras eran liberadoras, dentro de los márgenes que la dictadura permitía, y rompía el esquema gris y patriotero transmitiendo universalidad e ignorando cualquier apología de los preceptos del régimen. El viejo Mairena, de ver lo acontecido hoy, dudaría una vez más de los ejecutivos nuevos que van a venir a contarnos chistes viejos. Así que a prepararse para recibir los leñazos, los hachazos y los golpes de mandoble. Es el sino de los de abajo. Pero ¿para siempre?





martes, 15 de noviembre de 2011

Fina tela de araña...



En este país de tirios y troyanos, y que muchos se reclaman por un nombre común, pero que no se entiende de la misma manera, priva la ambigüedad, el tópico y el desentendimiento. Miento. La gente se entiende al coincidir en el lado hedonístico y de bajo esfuerzo, en la parte de querer recibir mucho y dar poco, en la fiesta despreocupada y en la no asunción de responsabilidades, en el despilfarro de los bienes y en la carencia de exigencia sobre los gobernantes de cualquier administración pública. Se entiende, pues, en sus contradicciones manifiestas.

No se entiende a la hora de tener una versión ni comprobada ni homogénea de su pasado, ni a la hora de entender qué significa civismo y participación en la cosa pública, ni en el concepto de abordar sin miedo el derecho a una democracia, heredada tarde y mal por nuestra cultura, pero sin cuya valorización, y viendo los aires que soplan en Europa y en el mundo, va a ir a menos con todas las consecuencias. Pero ya se sabe que hay un sector importante de los españoles (el domingo próximo se comprobará cuánto supone numéricamente) a los que les importa un bledo el ejercicio de la democracia, con todo lo que debe llevar de regeneración, limpieza en las administraciones, rechazo a la corrupción, alejamiento del despilfarro, protección y avance de los derechos sociales y fiscalización de los cargos nombrados vía urna.

Hay un poema de Rafael Alberti titulado De la pintura. Poema del color y la línea, dedicado a Pablo Picasso, al que pertenecen estas estrofas:

España:
fina tela de araña,
guadaña y musaraña,
braña, entraña, cucaña,
saña, pipirigaña,
y todo lo que suena y que consuena
contigo: España, España. 

El toro se estrena y que se llena
de ti y en ti se baña,
se laña y deslaña,
se estaña y desestaña,
como el toro que es toro y azul toro de España.



Vista la complejidad de este país o, mejor dicho, del paisanaje, propongo una reflexión sobre el poema, con el diccionario de la RAE a mano. Por mi parte, soy de la opinión de que las palabras del poema de Alberti no están puestas ahí solo para formar una mera aliteración, sino que poseen un hondo e intencionado significado. Un significado que desborda la simpleza (o el fanatismo) de quienes atienden al nombre y concepto de España identificándola con el equipo de la roja, los colores de una bandera de tradición monárquica, las corridas, la tradición de la charanga y el botellón o el Estado.

Por cierto, ¿ese toro de España es el animal del tópico de la fiesta nacional o el mítico Minotauro del Laberinto de tradición mediterránea? A la vista del panorama (Gerald Brenan escribió un trabajo estupendo titulado precisamente El laberinto español) siempre se han estado revelando dos mentalidades españolas diferentes y desgraciadamente antagónicas. Por si alguien no había meditado en ello, se le brinda la oportunidad.



(Los grabados son obra de Pablo Picasso y forman parte de la colección denominada Suite Vollard)


Nota añadida con posterioridad a la entrada: recomiendo la entrevista que hacen en El País al sabio Emilio Lledó. Como todo sabio clarividente, razonable y que va más allá de la superficie de las cosas, suele ser ignorado por tirios, troyanos, gobernantes y gobernados. Ver:


jueves, 10 de noviembre de 2011

Un partido en la sombra



Es un partido en la sombra, aunque cada vez menos en la sombra. Porque cuando tiene que manifestarse públicamente porque tiene que defender sus negocios, por ejemplo el de su financiación por el Estado o su enseñanza privada, no se anda con chiquitas. Salta a la calle, toma el espacio público, se deja acoger y proteger por las instituciones de las comunidades en las que gobierna el partido proclive a ese partido y emite sus preceptos sin cortapisas. Es un partido que no es partido pero que toma partido. Y que trata de influir tanto o más que los partidos. Y no puede morderse la lengua ante una Elecciones Generales porque, aunque su reino, según ellos, no es de este mundo, no pueden reprimir su instinto autoritario y dejar de decirnos a los demás lo que tenemos que hacer.



Y como es su costumbre cada vez que va a haber elecciones, han sacado una nota diciendo lo que piensan, aunque como nunca dicen nada nuevo, ya sabemos lo que devanean. Que digan lo que piensan es tan legítimo como si lo hace el más minúsculo partido o ente o individuo de esta sociedad, mantenga las posiciones políticas o de criterio que mantenga ( por supuesto, y viceversa) ¿Cuál es el problema de ese partido en la sombra? Que quieren seguir teniendo una presencia influyente para seguir logrando medios, prebendas y presupuesto del erario público, en nombre de una discutible ordenación ética y de una acaparadora función social, sobre todo en el terreno de la enseñanza, aunque no solamente en este espacio de la actividad social. Y siguen con sus manías tradicionales y trasnochadas acerca de la interrupción del embarazo, de los matrimonios entre homosexuales o de la convivencia libre de las parejas. Leemos, pues, en la nota de prensa de los obispos españoles:

"5. Por todo ello, hemos de llamar de nuevo la atención sobre el peligro que suponen determinadas opciones legislativas que no tutelan adecuadamente el derecho fundamental a la vida de cada ser humano, desde su concepción hasta su muerte natural, o que incluso llegan a tratar como un derecho lo que en realidad constituye un atentado contra el derecho a la vida. Son también peligrosos y nocivos para el bien común ordenamientos legales que no reconocen al matrimonio en su ser propio y específico, en cuanto unión firme de un varón y una mujer ordenada al bien de los esposos y de los hijos. Es necesario promover nuevas leyes que reconozcan y tutelen mejor el derecho de todos a la vida, así como el derecho de los españoles a ser tratados por la ley específicamente como “esposo” y “esposa”, en un matrimonio estable, que no quede a disposición de la voluntad de las partes ni, menos aún, de una sola de las partes."



 
De acuerdo con estas directrices, piden a todos los electores que no voten a los partidos que propician lo que muchos consideramos avances sociales y ellos solo aberraciones. Ya no se dirigen a sus fieles, a sus seguidores. Tienen que pontificarnos a todos. Pues bien, que se constituyan en partido abierto y reconocido públicamente. No, lo suyo es nadar y guardar la ropa más bien. Poner la piedra en la mano para que otros la tiren. Por una parte dicen que lo que dan son consejos de índole moral y por otra tratan de influir por todos los medios y porfiando  -ahora tocan Elecciones-  por una toma de postura implícita y partidista a favor del PP.


 
 Así que a muchos nos parece que es un partido más bien de las tinieblas. De los que no quieren que ni los individuos ni la sociedad avancen en logros que lleve más libertad y felicidad a sus componentes.  Ah, una cosa más. Leo en esa misma nota:

“…En su discurso sobre los fundamentos del derecho, pronunciado el mes pasado ante el Parlamento federal de Alemania, el Papa recordaba que “el cristianismo nunca ha impuesto al Estado y a la sociedad un derecho revelado, un ordenamiento jurídico derivado de una revelación. Se ha referido, en cambio, a la naturaleza y a la razón como verdaderas fuentes del derecho [...], la razón abierta al lenguaje del ser”. Francamente, o esta gente tiene mala memoria o simplemente miente. Ejemplos hay a mansalva de haberse impuesto, cruzado y casado con los poderes terrenales más abyectos de este mundo. Lo han hecho incluso a sangre y fuego. Lo suyo no es precisamente la claridad. No creo que fuera necesario recordarles cierta frase de su profeta. En Lucas 16 – 8 se dice: “Pues los hijos del mundo son más sagaces que los hijos de la luz”. ¿En sus relaciones, en sus negocios, en sus perversiones? 

Aunque a muchos nos gustaría sobre todo que llegara un momento de la historia de España en que no tuviéramos que decir jamás: con la Iglesia hemos topado, Sancho.


sábado, 5 de noviembre de 2011

¿De verdad que todo es lo mismo siempre?



El historiador medievalista  francés Georges Duby fue entrevistado hace más de treinta años por Guy Lardreau, acerca de la investigación histórica, los métodos, los comportamientos sociales, entrevista que se reflejó en un libro, Diálogo sobre la Historia, editado en España por Alianza Universidad. Entre los muchos temas que me han llamado la atención especialmente destaco esta pregunta:

Guy Lardreau.- …¿Acaso no se ve arrastrado, de vez en cuando, a pensar que los sujetos humanos repiten indefinidamente las mismas cosas; que, efectivamente, no hay progreso, y que, como decían los antiguos, nada hay nuevo bajo el sol? ¿Cómo evitar la sensación de que lo que sucede en todo el mundo, donde normalmente hay horror, es increíblemente aburrido y repetitivo? ¿Cómo evitar la sensación de que cuanto más diferente, más parecido?




Georges Duby.- Es evidente, y lo hemos dicho, que los comportamientos de los hombres son en gran medida dependientes de los impulsos que vienen de su cuerpo, cuya regulación responde a un código de naturaleza biológica. Ahora bien, no es posible pensar que el sistema de código, de naturaleza puramente biológica, evolucione en la especie humana con gran rapidez. Parece que, desde el Homo sapiens, hay las mismas reacciones de agresividad, de terror, la misma voluntad de poder en los individuos; son cosas que vienen del ser humano, en su forma corporal; si evolucionan, es un movimiento tan lento que, en la limitada cronología de lo que llamamos la historia, podemos hablar de fenómenos sin cambio ni diversidad en el espacio. Es precisamente en esta parte de la naturaleza en la que se apoya lo que en la historia es la repetición, los gestos repetidos sin fin, con una monotonía desesperante, por el conquistador, el torturador, el misionero, el investigador, el filósofo, el historiador.



Pero la pregunta que usted me hace es grave porque lleva a esta otra: ¿acaso el otro código, el cultural, que sí se mueve, es tan superficial y operante que, muy a menudo, los mecanismos de regulación de orden moral, ético, demuestran ser incapaces de dominar otros mecanismos, de orden corporal o biológico? ¿Constituyen mucho más que una simple cobertura, en todo caso para una gran mayoría de individuos, una especie de pantalla tras la cual se ocultan para responder a escondidas a los impulsos de la naturaleza biológica del hombre?



Un tema para la reflexión personal. ¿Quién no ha pensado muchas veces que parece mentira que teniendo tantos avances técnicos, tantas comodidades, tanta mercancía a nuestro alcance, tantos medios jurídicos y políticos sofisticados, ande todavía la Humanidad como anda? Por una parte, no podemos hablar de una sola Humanidad, puesto que la riqueza, quebradiza, de unas zonas de la tierra no debe ocultarnos las miserias de otras regiones del planeta. Por otro lado, lo que dice contundentemente Duby es que la naturaleza humana y sus apetencias siguen interviniendo y rigiendo decisiva y desgarradoramente sobre las propias creaciones culturales de la especie. Y que los elementos de corte ético desarrollados no están bastando para una reorientación de los objetivos de convivencia y aprovisionamiento de bienes que haga justicia por doquier, y que incluso a la primera de cambio son traicionados incluso en este primer mundo en el que habitamos. ¿Tiranía de la tendencia biológica humana? ¿Está condenada siempre la historia de los hombres a repetirse? ¿O sólo nos lo parece? ¿Cómo poner el cascabel al gato? De momento, los criterios expuestos por Georges Duby me parecen dignos de utilizar en cualquier debate, con ánimo de aproximarnos más a la verdad de las cosas.


(El historiador Georges Duby)


(Los tres fotomontajes son obra de Josep Renau. La imagen del tebeo Hazañas bélicas es de Guillermo Sánchez Boix)