hoy es siempre todavía

martes, 27 de marzo de 2012

Los recortes o cuando Cadalso ya lo veía




Sabido es que vivimos tiempos de recortes. Como las palabras se afinan, refinan y disimulan, con objeto de que oculten lo que hay detrás y no se vea la dureza de los hechos, lo que quiere decir es que habrá menos dinero o ningún dinero para tal o cual finalidad presupuestaria. Cuando el Estado o las administraciones en general tratan de ahorrar se suele hacer a costa del ciudadano común y del bien público. Procurando una recaudación superior de impuestos e invirtiendo menos en obras y realizaciones de los distintos ministerios competentes. Pero ¿por qué esa regla de recortar las inversiones previstas inicialmente se produce principalmente en sectores clave como sanidad, investigación, enseñanza y cultura?



Los economistas más fríos, que es tanto como decir déspotas, suelen afirmar que no son sectores productivos, lo cual resulta una afirmación grotesca e insultante. Valorar a la sociedad como si se tratase de maquinaria de producción o gran almacén de mercancías  resulta repugnante, pero pinta neoliberalismo atroz y arremeten por los puntos más débiles. Sectores tras los que, también en principio, no se encuentran grandes corporaciones financieras o industriales, y cuyo objetivo reside en satisfacer necesidades y no tanto en promover beneficios.




Así que oímos y leemos con frecuencia en los medios de comunicación que tal centro de investigación se cierra, que los quirófanos de aquel hospital trabajan unos días solo a la semana,  que familiares de asociaciones de familiares con miembros que tienen Alzheimer denuncian desinversión en investigación sobre la enfermedad, que tal museo reduce horarios o personal, que las reducciones asistenciales se incrementan, que si habrá copago, que hay escuelas públicas sin calefacción o material de trabajo, que se cierran bibliotecas, que se eliminan subvenciones de carácter social, que equis investigadores protestan por el recorte de cientos de millones de euros en I+D, que las enfermedades raras no podrán investigarse adecuadamente, que la Ley de Dependencia se queda en agua de borrajas, que se produce fuga de cerebros…Un sinfín de obstáculos, limitaciones o privaciones que redundan tanto en el servicio público de la sociedad como en los trabajadores involucrados en diferentes sectores.





Leer ahora mismo las Cartas marruecas de José Cadalso, escritas entre 1773 y 1774, no tiene nada de descabellado sino, por el contrario, sirve para ratificarnos en la cruz que arrastra este país nuestro sobre la visión pública de las cosas. En la Carta VI se dice:   

“ El atraso de las ciencias en España en este siglo, ¿quién puede dudar que procede de la falta de protección que hallan sus profesores? Hay cochero en Madrid que gana trescientos pesos duros, y cocinero que funda mayorazgos; pero no hay quien no sepa que se ha de morir de hambre como se entregue a las ciencias, exceptuadas las de pane lucrando que son las únicas que dan de comer.

Los pocos que cultivan las otras, son como aventureros voluntarios de los ejércitos, que no llevan paga y se exponen más. Es un gusto oírles hablar de matemáticas, física moderna, historia natural, derecho de gentes, y antigüedades, y letras humanas, a veces con más recato que si hiciesen moneda falsa. Viven en la oscuridad y mueren como vivieron, tenidos por sabios superficiales en el concepto de los que saben poner setenta y siete silogismos seguidos sobre si los cielos son fluidos o sólidos.

Hablando pocos días ha con un sabio escolástico de los más condecorados en su carrera, le oí esta expresión, con motivo de haberse nombrado en la conversación a un sujeto excelente en matemáticas: «Sí, en su país se aplican muchos a esas cosillas, como matemáticas, lenguas orientales, física, derecho de gentes y otras semejantes».

Pero yo te aseguro, Ben-Beley, que si señalasen premios para los profesores, premios de honor, o de interés, o de ambos, ¿qué progresos no harían? Si hubiese siquiera quien los protegiese, se esmerarían sin más estímulo; pero no hay protectores.”



José Cadalso ya veía con claridad la poca importancia que se concedía a las ciencias y a la investigación. La pregunta sigue siendo: ¿hasta cuándo abusarán de nuestra paciencia? ¿No hay manera de que todo cambie positivamente? ¿De que revierta la economía que genera la sociedad en una economía de la sociedad y más que nunca de los que poseen menos recursos? Está claro que no se quiere. Un clásico más de nuestra Literatura observadora y clarividente sigue estando en vigor para nuestro placer de lectores, pero para nuestra desgracia de ciudadanos estafados.






* Las imágenes son de la pintora e ilustradora Camino Roque. Ver http://caminoroquetaller.blogspot.com.es/

domingo, 18 de marzo de 2012

Sabicas, cien años a tu salú



¿Cuántos españoles saben que uno de los grandes guitarristas de la historia cumpliría hoy cien años de haber vivido? Así es. Un 18 de marzo de 1912 nació en Pamplona el gitano Agustín Castellanos, cuyo nombre artístico fue Sabicas. En una entrevista reveló con aire irónico y divertido, cómo llegó a apodarse de esa manera. “De chiquito, en Madrid, mi madre mandaba a la criada a la compra y, cuando volvía, yo metía la mano en la cesta, sacaba las habas y me las comía con cáscara y todo. Entonces, mi madre me miraba y me decía: Pero, hijo mío, estás na más que con las habas. Te voy a poner habas y habas y habas, habicas. Y de las habas, la-s-habicas, me quedó Sabicas”.





Fue un guitarrista autodidacta y temprano, que ya con siete años actuó en público en el teatro más importante de su ciudad natal, el Gayarre. De la calles de la Mañueta y Jarauta pasó a Madrid, donde siguió desarrollando sus capacidades y buscándose la vida. Cuando estalló la guerra civil se marchó a Méjico con Carmen Amaya y su grupo, para más adelante acabar en los Estados Unidos, donde vivió casi toda su vida hasta morir pobre en el Bronx. Lo curioso no es que fuera solo un genial intérprete de flamenco, granadinas, sevillanas o de composiciones de diversos autores españoles, sino que participó del jazz y del rock, algo sorprendente pero inevitable también en un hombre de mundo hábil en el manejo de su oído y de sus diez dedos.




Recuerdo un proverbio de Antonio Machado, y lo traigo aquí en homenaje a Sabicas:


-  ¿Mas el arte?...
          -Es puro juego,
que es igual a pura vida,
que es igual a puro fuego.
Veréis el ascua encendida.


miércoles, 14 de marzo de 2012

Los carritos híbridos de Sergio Garval



Observar las pinturas del pintor mejicano Sergio Garval conduce a la sociología de calle. Una de sus series de óleos, titulado precisamente Tiempos de compras, da la medida de nuestro tiempo. Si las mujeres con bolsa de malla de nuestra infancia definían unas sociedades recién salidas del trueque y de compra de subsistencia diaria, las mujeres y hombres de hoy reflejan otra realidad. Una realidad que se absorbe a sí misma, se reduce, se contempla, se extasía. ¿O es la sociedad y sus miembros quienes hurtan la realidad y se la ponen como uniforme? La imagen puede ser el carrito del súper, pero el carrito es el icono por excelencia de unos objetivos propuestos y con una larga secuela. Es algo más: la fe, la idea, la identidad de nuestro tiempo. 



Porque el carrito no es solo el individuo que hay detrás ni siquiera la tarjeta de crédito que proporciona carta de solvencia al consumidor. Es su razón de existir. Y ya se sabe cómo se las gasta la sociedad actual: eres en cuanto consumes. No importa que no tengas para unos días después, o que llegues de mala manera a fin de mes, o que las dificultades y carencias te lleven a regatear la hipoteca u otros préstamos. Lo que cuenta en estos tiempos es que te exhibas. Siempre me llamaron la atención las caras de felicidad y satisfacción de las gentes que deambulan con los carritos llenos por las grandes superficies cuando han cobrado la paga. Grandes superficies: ya veis, hasta el nombre de la naturaleza se hurta para concedérselo a la dimensión del establecimiento del mercado. Rostros cuya seguridad se multiplica y reafirma en períodos como las navidades, esas fechas de culto al consumo por encima de todas las fechas. 




Llevar el carrito es ser parte del carrito. De manera análoga a como el automovilista es un híbrido  -parte individuo físico, parte motor y ruedas-  el consumidor es un hombre-carrito, una mujer-carrito. Cuando veo, además, que el supermercado proporciona mini-carritos para los niños me estremezco. Pues bien, creo que Sergio Garval participa de este enfoque. Convierte a los individuos no en algo imaginario, sino que los reconoce en lo que son. Seres fantásticos que se elevan sobre su miseria no para superarla sino para proyectarla. Seres cuyo comportamiento cautiva a los individuos de otros territorios del mundo donde aún no se han transfigurado en eso, pero en los que el mercado se abre camino para lograr que lo sean. Incluso, ¿no son nuevos púlpitos para los eméritos patriarcas de toda la vida revestidos de pontifical?



domingo, 11 de marzo de 2012

Dos fechas dolorosas

(Fotografía de T. Enami)


Las conmemoraciones o aniversarios de sucesos graves no resultan útiles si no nos conducen a la reflexión. De poco sirve recordar cómo el terremoto de Japón de hace un año desoló y causó tantas víctimas, involucrando a las centrales nucleares, si posteriormente no se analizan los riesgos y, sobre todo, no se toman medidas tajantes sobre la caja de Pandora nuclear. De poco sirve seguir evocando la barbarie del 11M de 2004 causada por fanáticos islamistas, que además de víctimas causó un trauma social, si no meditamos sobre la intolerancia, el fundamentalismo religioso y las ideologías cerradas, sean ajenas o propias.


(Fotografía de W. Eugene Smith)


Parece que la lección japonesa solo se entiende parcialmente. Se desvía el problema, culpabilizando a las fuerzas de la naturaleza de la tragedia. Es cierto que éstas siguen teniendo la palabra con frecuencia, y eso me hace recordar una cita del Libro del Tao: El cielo y la tierra no tienen benevolencia alguna, todas las cosas son para ellos como perros de paja. Pero precisamente por esa razón es por lo que habría que tener en cuenta los riesgos diversos que supone mantener lo nuclear como fuente de energía. Con la actitud de la mayor parte de los países que la utilizan de mantener sus centros de producción, incluso prolongando su vida útil (la de Garoña, en Burgos, es un caso exagerado, confirmado por el Gobierno) no se coopera ni al salto a las energías alternativas ni a la seguridad. El meollo del asunto, que se disfraza con la supuesta necesidad de abaratar la obtención de energía, estaría más bien en la obtención de beneficios por parte de las empresas de electricidad, fin vinculado al modelo productivo en vigor.   


(Composición fotográfica de Misha Gordin)


¿Y la lección de la intolerancia violenta? ¿La hemos aprendido? Por un lado, las políticas hegemónicas de las grandes potencias, que no dan su brazo a torcer y, paralelamente, la pervivencia de regímenes políticos compuestos por clanes y grupos religiosos, no son el mejor caldo de cultivo para el entendimiento entre pueblos y por el diálogo colectivo. No es la geoestrategia actual el mejor escenario para favorecer la distensión y desproveer a los fundamentalismos de excusas y argumentos que convierten más tarde en violencia. Está por ver si las revueltas que tienen lugar en una extensa geografía van a acabar con buen pie o van a ser  aquello de cambiar algo para que todo siga igual. De todos modos conviene no olvidar que el patrimonio de la intolerancia y el fanatismo no reside en ningún pueblo o mentalidad en concreto, sino que es un oleaje que históricamente se ha desatado en todo tipo de naciones. De ello, Europa sabe bastante, desgraciadamente.  

(Fotografía de W.Eugene Smith)


Es triste comprobar que, después de los años transcurridos de la matanza del 11M, cierta prensa y ciertos politiquillos (aunque a los que ya están en el Gobierno no les interesa tanto el tema), apoyados por un fiscal, sigan erre que erre dándole vueltas a la teoría de la conspiración. No les basta con sembrar la desconfianza, hurgar en las heridas y deshonrar la memoria de las víctimas. Probablemente, ese sector de intransigentes y paranoicos interesados sean los mismos que aún mantienen nostalgias por la dictadura pasada, que se frotan las manos por la condena a Garzón o que se rasgan las vestiduras por pretender la reposición moral de las víctimas de la barbarie franquista. Quiero pensar que son una minoría. Pero escucho a Pilar Manjón decir que las víctimas siguen siendo objeto de mentiras falaces e impúdicas, insultos y amenazas, y pienso en los bárbaros de casa.


(Composición fotográfica de Misha Gordin)

sábado, 3 de marzo de 2012

Las calles se vuelven peligrosas



En las paredes, tendría que haber añadido al título. Hoy debería escribir poco y dejar a la libre interpretación de cada cual las imágenes. Tengo que decir que, de momento, no me estoy encontrando en mi ciudad pintadas directas sobre la situación económica y social tan peligrosa en la que estamos entrando. O acaso aún no las he visto. Es como si los calígrafos reivindicativos estuvieran expectantes. Mientras las manos que sí tienen mucho que decir esperan, aparecen algunas pintadas inquietantes y de varia interpretación. La que abre el post es extremadamente estentórea. Y es la que me he tomado más en serio por el tono reduccionista e inquisitorial que emplea. Primero, porque la palabra hoguera me horroriza. Este término ha sido utilizado históricamente por un sector de la sociedad española clasista, represor e intransigente, y no me extrañaría que, a la sombra de las críticas que la ciudadanía ejerza sesudamente contra ciertos políticos y gobernantes, pretenda cundir como un grito siniestro de otro tiempo.



Reducir, simplificar y ocultar el sentido de los conceptos es equívoco y expuesto. A veces ese ejercicio tiene éxito entre la masa o una parte de ella. Recuerdo un lema muy difundido, pero con trampa. Se gritó mucho en las manifestaciones del 15M y era aquel que decía que no nos representan. Pero ¿se matizó quiénes no nos representaban? ¿Todos los políticos o solo una parte? ¿Los corruptos, los caraduras, los aprovechados, los miembros de los clanes? ¿Simplemente por haber sido elegidos? ¿No se libraban siquiera ciertos militantes de partidos que honestamente trataban de expresar alternativas? Y a continuación se lanzaba aquella torpe consigna del no votes. Pero no por eso dejó de haber elecciones y salieron los que salieron. Anda, di ahora que estos, te gusten o no, no nos representan.


Volviendo a la fotografía inicial. ¿A quién quieren impresionar los autores supuestamente nihilistas con aires de hijos de Torquemada? Tal vez sea un ejercicio particular de quien aún no entiende que la vida es separar el grano de la paja. Si, por ejemplo, la pintada dijera: políticos, trabajad para los trabajadores o bien políticos, sed honrados, ¿no habría un sentido positivo y paralelamente crítico? En la actual tesitura, nos agrade o no ésta, la pintada inquisitorial me parece vacía, no invita a la participación cívica ni fomenta precisamente la tolerancia. Quien eso escribe ¿quiere hacer deconstruir la política conceptualmente? Poco cabe esperar de quien así plantea los términos del debate. ¿No suena más bien a aquello de juden raus, eso sí, muy al estilo España eterna?

Pongo la última fotografía como una muestra enigmática. ¿De qué signo es la mano que la ha plasmado en el muro? Yo puedo verla desde un punto de vista, pero igual otro paisano la ve desde el opuesto. Dejemos la respuesta al improbable Oráculo.