hoy es siempre todavía

domingo, 20 de mayo de 2012

El dinero y su rueda, poema de Octavio Paz



¿Acaso hubo tiempos en que se habló con más avidez, frecuencia y angustia del dinero que en estos nuestros? No hay noticia, ya no de cada día sino de cada hora, en la que no salgan las palabras crisis, euros, cotizaciones bursátiles, primas de riesgo, bonos, pagarés, fiscalidad, precios, ahorro de costes, inmersión o emersión de dinero negro…No hay conducta humana que no se cuantifique en dinero. No hay objeto cuyo mérito de realización como objeto no esté desvirtuado por el valor monetario. Por el intercambio, la adulteración, el beneficio desmedido. Quevedo cantó mordazmente aquello de poderoso caballero, pero Octavio Paz, ya en el siglo XX, volvió a incidir en el asunto que lo pringa todo, lo corrompe todo, lo mancha todo, lo engaña todo, lo mata todo. Reflexionemos acerca de la parte IV del poema titulado Entre la piedra y la flor, escrito originalmente en 1937 por el escritor mejicano.





El dinero y su rueda,
el dinero y sus números huecos,
el dinero y su rebaño de espectros.

El dinero es una fastuosa geografía:
montañas de oro y cobre,
ríos de plata y níquel,
árboles de jade
y la hojarasca del papel moneda.

Sus jardines son asépticos,
su primavera perpetua está congelada,
sus flores son piedras preciosas sin olor,
sus pájaros vuelan en ascensor,
sus estaciones giran al compás del reloj.

El planeta se vuelve dinero,
el dinero se vuelve número,
el número se come al tiempo,
el tiempo se come al hombre,
el dinero se come al tiempo.

La muerte es un sueño que no sueña el dinero.
El dinero no dice tú eres:
el dinero dice cuánto.

Más malo que no tener dinero
es tener mucho dinero.

Saber contar no es saber cantar.

Alegría y pena
ni se compran ni venden.

La pirámide niega al dinero,
el ídolo niega al dinero,
el brujo niega al dinero,
la Virgen, el Niño y el Santito
niegan al dinero.

El analfabetismo es una sabiduría
ignorada por el dinero.

El dinero abre las puertas de la casa del rey,
cierra las puertas del perdón.

El dinero es el gran prestidigitador
evapora todo lo que toca:
tu sangre y tu sudor,
tu lágrima y tu idea.
El dinero te vuelve ninguno.

Entre todos construimos
el palacio del dinero:
el gran cero.

No el trabajo: el dinero es el castigo.
El trabajo nos da de comer y dormir:
el dinero es la araña y el hombre la mosca.
El trabajo hace las cosas:
el dinero chupa la sangre de las cosas.
El trabajo es el techo, la mesa, la cama:
el dinero no tiene cuerpo ni cara ni alma.

El dinero seca la sangre del mundo,
sorbe el seso del hombre.

Escalera de horas y meses y años:
allá arriba encontramos a nadie.

Monumento que tu muerte levanta a la muerte.

martes, 15 de mayo de 2012

Entre Caperucita y las advertencias de Pio Rossi





No sé qué hay de Caperucita y el lobo en este cuento cotidiano que vivimos. Una historia de vuelta de tuerca continua sobre la economía de los países. Pero ésta no es una economía abstracta, sino que se manifiesta en cascada sobre cada una de las clases sociales y los ciudadanos. Depende dónde estés en el ruedo social, hoy puedes levantarte con un impuesto más o percibir menos pensión; puedes tener que costear parte de una asistencia sanitaria que ya habías pagado durante tantos años de trabajo o bien quedarte en paro porque el empresario no recibió su crédito a tiempo; te condenan o bien a percibir menos indemnización por año trabajado o a aceptar un contrato basura de las empresas que medran y sacan tajada de la coyuntura; no sabes cómo colocar tus ahorros y tus indeminzaciones porque los bancos y cajas están inestables e imperiosos...Ya digo: vuelta de tuerca sin visos de que acabe. 




Qué jugadas hay detrás y en instancias que nos desbordan a los humanos sigue siendo un misterio. Por más que nos cuenten que es un ajuste de las grandes finanzas, una reducción de litigadores del mercado productivo y bancario, un pulso competitivo con las potencias emergentes nadie sabe a ciencia cierta lo que contiene este monstruo que están generando. Se arriesgan un montón de explicaciones nada convincentes, que acaban enmascarándose entre sí. Que hay un tema de consolidación de propiedad y de poder a gran altura, a través de las hegemonías de ciertos Estados, no parece haber duda. Pero que la mayoría de los estados ya no saben bien a qué atenerse, y algunos gobiernos como el nuestro anda más perdido que otra cosa, lo cual le conduce a ser de los más serviles, es otra realidad donde cunde diariamente más la mentira, la verdad a medias o el oscurantismo más feroz.




Y si éramos pocos y parió la abuela sale ahora el Nobel Paul Krugman, al que vengo leyendo desde hace tiempo, porque aparenta al menos ser un díscolo y disidente de lo que nos mal informan los gobiernos, vaticinando la salida de Grecia del euro, el fin de la moneda única y el corralito en España. ¿Es alarmismo o tiene fundadas razones para sospechar que las cosas van a ir como él dice? Si las cosas llegan a producirse como sugiere, las preguntas que vamos a hacer los ciudadanos van a ser incisivas: ¿nos han estado tomando el pelo las mal denominadas autoridades, tanto las europeas como las españolas? ¿Es el ansia de los grandes o la incapacidad de los pequeños, o ambas cosas? ¿Es la economía la gran y formidable estafa jamás inventada para hacer infelices a los seres humanos? Si lo que cuenta Krugman tiene lugar, y hay altas posibilidades de que no se equivoque, me siento como un cordero dispuesto para el sacrificio en el matadero. Y creo que la sociedad española, que poco y mal está pidiendo explicaciones a sus incompetentes gobernantes, lleva la misma senda.




He aquí las declaraciones que Krugman ha efectuado en su blog del New York Times, y que cada cual se lo crea o no:

"Algunos de nosotros hemos estado hablando del tema, y creemos que el final del juego será algo como esto:
1. Salida griega del euro, muy posiblemente el próximo mes.
2. Cuantiosas retiradas de fondos de los bancos españoles e italianos, a medida que los depositantes tratan de llevar su dinero a Alemania.
3a. Tal vez, solo posiblemente, se impondrán controles de facto, con los bancos prohibiendo transferir depósitos fuera del país y limitando la retirada de dinero en efectivo.
3b. Alternativamente, o tal vez a la vez, el BCE realizará fuertes inyecciones de crédito para evitar el derrumbe de los bancos.
4a. Alemania tiene una elección. Aceptar indirectamente las reclamaciones que se hacen sobre Italia y España —además de realizar una drástica revisión de su estrategia— básicamente, para darle a España alguna esperanza y poner en marcha garantías a la deuda para mantener bajos los costes de endeudamiento y permitir una mayor inflación en la eurozona para posibilitar el ajuste de precios relativos, o:
4b. Fin del euro. Y estamos hablando de meses, no de años, para que esto ocurra”



En fin, que los acontecimientos que vivimos diariamente, entre el sobresalto y la desconfianza, me hacen recordar ciertas palabras de Pio Rossi (1581-1667) en su Léxico de la palabra.

“Engañar. ¡Tantas sombras para engañar tantas miradas! En las ciencias, que tienen por objeto la verdad, uno se equivoca hábilmente, pero ya en las discusiones que se derivan de ellas se manifiestan la falsedad de los argumentos y las sutilezas sofistas: ¿cómo serán entonces las engañifas de los hombres entre ellos? Si uno se equivoca en el razonamiento, ¿qué pasará en el comercio? Si el filósofo nos confunde con sus sofismas, ¿qué hará el traficante por interés? Si el engaño domina la teoría, ¿qué sucederá en la práctica? La conversación del hombre, que debería ser su ocupación y su sostén es por desgracia su ruina. Estamos más seguros relacionándonos con animales irracionales que con los hombres. Daño y confianza se suceden. Entre tantos errores humanos, es peligroso vivir con la sola inocencia de uno, escribe Tito Livio. Es necesario desconfiar de la vida para confiar en la vida, es decir para vivir en los tiempos modernos. La vida es tanto más segura cuanto más nos apartamos de ella.”

¿Cómo hemos llegado a este estado de cosas en que nos dejamos engañar como especie dócil y perpleja, para la que no valen ni las advertencias, ni los errores del pasado ni la conciencia de los propios actos?




* Las imágenes son parte de la obra del polifacético y malogrado artista aragonés Víctor Mira.


viernes, 11 de mayo de 2012

Ciudad de casinos: barra libre




"-       Quién es aquel caballero? Pregunté al ver pasar con la rapidez de un relámpago  un elegante tílburi que guiaba con arrogante ademán un joven muy bien vestido. Es algún banquero?
-         Nada de eso, respondió el amigo con tono desdeñoso: es un Jugador.
   Poco después llamó mi atención un hombre sentado en un banco de piedra en uno de los    extremos del   paseo. Su exterior era pobre, pero había en sus miradas y en su fisonomía no sé qué expresión de descontento y altiva aspereza que contrastaba singularmente con la humildad de su traje. Parecía que solo el acaso le había llevado allí, y conocíase que su alma gastada o encontrada en un sentimiento profundo, era insensible a las expresiones externas.
-         ¿Quién es ese hombre, pregunté con interés, que parece abrumado por el más amargo infortunio?
-         Un Jugador, me volvió a responder mi amigo con tono de desprecio.
-         ¡Un Jugador! exclamé sorprendido. Triste es sin duda su condición entre los hombres: ni alcanza consideración cuando prospera, ni inspira lástima cuando la desesperación le abate."

Así describía el artículo costumbrista El Jugador, de Leopoldo Augusto de Cueto, a un prototipo de ciudadano del siglo XIX. Aparecido en 1843 en Madrid como parte de 98 tipos de 51 autores diferentes en el libro titulado Los españoles pintados por sí mismos.



No sé si el viejo modelo de jugador se reproducirá tal como relata el autor costumbrista. O si nuevos modelos de tahúres, con menos seny y con más chequera mafiosa, pasados por su adecuada combinación de alcohol y coca, serán los que cundan en la comunidad de Madrid. Si es que se lleva adelante el proyecto de instalar un área de casinos, con el cual cierto promotor americano de Las Vegas trata de seducir a las autoridades para instalarse. A cambio, eso sí, del oro y el moro. De todos modos la opacidad con que las administraciones involucradas llevan el tema es vergonzosa. Recordemos que el partido que gobierna suele presumir de patriotismo; aunque supongo que un patriotismo más de chequera y de utilización de fondos ajenos que de otra cosa. Por lo que uno deduce que si se deja llevar al huerto por la avaricia del empresario norteamericano estaría vendiendo descaradamente parte del país. 




Es probable que la actitud “inversora” de Sheldon Adelson sea la de aprovechar la crisis española para imponer su negocio. Si se le concede todo lo que pide, el gobierno pasará por ser un gobierno de primos. Con el señuelo de que creará puestos de trabajo  -puestos de trabajo nada productivos, sino vinculados al juego-  se estará contribuyendo posiblemente a una nueva burbuja. Pero la ceguera es un riesgo constante en este país de tuertos. Así que de momento, el capitalista americano intenta varias jugadas de ruleta. Parte de la inversión sería financiada, por lo que quiere que el Gobierno español le avale un préstamo considerable ante el Banco Central Europeo. Que se le garantice toda la infraestructura alrededor de ese megacomplejo de casinos. Que se le exima del pago de cuotas a la Seguridad Social. Que obtenga una bonificación del 50% del Impuesto de Actividades Económicas. Una exención por diez años del IBI (casi como a la Iglesia), más otras bonificaciones sobre el Impuesto de Incremento del Valor de Terrenos y sobre el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales. Como bien dice una asociación creada para oponerse al proyecto de los megacasinos, la Plataforma Eurovegas No, de darle todo lo que pide se estaría creando un auténtico paraíso fiscal en el corazón de España 




El tema es grave, porque no se trata de lo que pide y lo que se le dé. Es que va a condicionar una gran superficie de terreno, para lo que habría que modificar leyes de conservación ambiental y de usos. Va a alterar las relaciones laborables, puesto que el tal Adelson desea también que las leyes laborales españolas no se apliquen en su territorio salvaje. No quiero pensar en la perspectiva que se depararía con la excusa del dinero que va a correr y el trabajo que va a crear (y a qué precio se pagará toda esa mano de obra) La sombra de un territorio abierto para blanquear capitales, favorecer el crecimiento de mafias y el fraude fiscal estaría garantizada. Todo huele a venta del país por parte de los actuales administradores públicos y a barra libre para los negocios fáciles. Quien desee mantenerse informado puede pasar por el blog http://eurovegasno.blogspot.com.es/





* Salvo la última ilustración, que pertenece al libro Los españoles pintados por sí mismos, el resto son trabajos de calle de Ginés Martínez. Ver http://gines.org/


sábado, 5 de mayo de 2012

La avaricia y los riesgos laborales (A propósito de un crimen en Toledo)





Desde la antigüedad más lejana se ha trabajado en este mundo bajo la espada de Damocles de la necesidad, de la herida y de la muerte. Albañiles, peones, mineros, herreros, armadores, carpinteros, carreteros, campesinos, vaqueros…todo tipo de oficios se han debatido entre el esfuerzo y el riesgo de salir con vida de sus quehaceres. A mayores de las otras clases de contingencias: las hambrunas, los climas destructores, las enfermedades, la escasez de trabajos y obras, las guerras. Aunque en nuestros días hay empresas punteras que vigilan las medidas de seguridad e higiene en sus factorías, hay otras de menor envergadura que no quieren destinar inversión a las condiciones de trabajo de sus empleados. Por no citar las subcontratas que utilizan mano de obra de inmigrantes sin vigilar ni garantizar esas condiciones. Y hablo de nuestro espacio occidental. Porque nos siguen llegando imágenes de mineros de Sudamérica, de los garimpeiros brasileños, de los niños utilizados como mano de obra en fábricas de calzado deportivo de Asia o en la fabricación de ladrillos o adobe en África. Hay un panorama mucho peor por ahí fuera.




Es probable que se siga discutiendo sobre si primero es el huevo o la gallina en el asunto de los accidentes laborales. Si los obreros bajan la guardia o si los empresarios no toman las medidas oportunas. Soy de la opinión de que, por principio, la responsabilidad recae en los propietarios de los medios productivos, distribuidores o de transporte. En ellos está el cumplir las leyes, aplicar los cuidados y hacerlos cumplir. Disponer recursos y destinar parte del capital a hacer lo posible por evitarlos. Mas, ¿cómo se enfoca el tema cuando tiene lugar algo como el atraco eb esa entidad bancaria de un pueblo de Toledo donde ha muerto una limpiadora? Supongo que el tema hará meditar a los banqueros y a las empresas de limpieza. Todo es previsible. Aunque las medidas de seguridad en los bancos ya se extremaron hace tiempo, ¿por qué fallan a veces causando daños colaterales?





El riesgo de los banqueros es menor que el de los empleados. Aquellos están para lo fundamental del negocio. Protegidos en sus cubículos, a buen recaudo como sus dineros, blindados por sus buenas dotaciones económicas. ¿A la mujer de la limpieza de esa caja de ahorros de Toledo le tocó la china porque estaba en el lugar inadecuado en el momento inoportuno? Igual hay quien cínicamente lo dice. Pero todo lo contrario: ella estaba haciendo lo que hacía todos los días y en su tiempo laboral. Y nada era al azar. Tiene narices la cosa que, al final, en esta dialéctica siniestra entre los que quieren obtener dinero de formas legales y los que tratan de conseguirlo ilegalmente, repercuta la desgracia sobre la gente común.





Hay una recíproca atracción entre los lugares donde circula el dinero y los desalmados que lo quieren obtener con facilidad y sin escrúpulos. En eso se parecen unos y otros. Las armas son diferentes, el resultado inmediato es diferente, pero la ansiedad bancaria y la de los atracadores beben en fuentes análogas. ¿Quién paga el pato al final? Desde el punto de vista de la situación económica del país los que tienen ahorrillos, quienes necesitan créditos, cuantos se embarcan en inversiones y productos torticeros y mal explicados por los propios bancos. Pero si te descuidas hasta te puedes encontrar lo menos deseado si estás para pagar un recibo ante una ventanilla o haciendo la limpieza del local. Los tiempos actualizan las viejas perversiones y reactivan los riesgos. Toca aumento de la ambición y de la avaricia. Otro de los efectos de la crisis que puede ir a más. Si los gobernantes creen que se resuelve el problema con cárceles y leyes penales más duras, aviados estamos.


  


* Las ilustraciones son de Luis Scafati, http://luisscafati.blogspot.com.es/


martes, 1 de mayo de 2012

Pintan bastos




Asusta pensar hasta qué punto pueden los hombres propugnar la paz y trabajar para la guerra futura, defender el orden social establecido y contribuir a su más implacable subversión; aterra pensar cuánta es la fe de la política europea en la retórica mala, en la virtud de las palabras horras de todo contenido, como parapetos defensivos contra las realidades futuras, como banderas para alistar incautos, o como armas arrojadizas con que achocar al adversario.


Si este párrafo lo dejara tal cual, sin comillas ni cita de autor, ¿quién podría averiguar que no se está hablando del presente? Y no obstante, el párrafo es del Juan de Mairena de los últimos años de la vida de Antonio Machado. Que eran, a su vez, las vísperas de la gran barbarie europea. Pero el tufo de la siniestra crisis europea de nuestros días, que nadie acierta a precisar con exactitud ni su dimensión ni su tiempo, me lleva a meditar las palabras del poeta español.



Cuando lo que está pasando resulta oscuro e ininteligible para los ciudadanos. Cuando las medidas que se toman y los efectos que se derivan son principalmente contra los ciudadanos. Cuando el precio que hay que pagar por solventar las dificultades de los sectores financieros y de la hacienda de los Estados va a correr a cuenta del ciudadano común, ¿no estamos viviendo ya el principio de una especie de situación de enfrentamiento, posiblemente a varias bandas, que aún no se define ni se manifiesta en todas sus peligrosas posibilidades? La inquietud, el enfado y el desconcierto crecientes entre la población, contenidos o alimentados desigualmente en unos u otros países, pueden traducirse en un comportamiento menos pacífico que la mera protesta, de no cambiar el rumbo los dueños del FMI, del Banco Central Europeo y de los Estados que cortan más el bacalao en Europa.     
  



De un tiempo a esta parte me encuentro a amigos que con frecuencia echan las muelas por la situación del país. Gente sencilla y generosa que lleva toda la vida esforzándose, soñando con que alguna vez las dificultades se solventarían y que las escaseces, penurias, carencias e inseguridades sufridas en carne propia en el pasado no se volverían a conocer. Esos cuatro términos no quieren decir lo mismo, aunque lo parezca. Y en ellos se engloban tanto las necesidades más elementales de subsistencia alimentaria o de hábitat, como las de disponer de trabajo, de conocimientos, de estar atendidos ampliamente por el Estado para el que se tributa espléndidamente o disponer y ejercer las libertades. Ese tipo de personas están sufriendo mucho últimamente por lo que ellos consideran retroceso en el peor sentido del concepto, y algunos empiezan además a expresarse con una virulencia, cuando no odio, que les hace perder su referencia pacífica al expresar su descontento. Es decir, hay gente que empieza a insinuar el uso de otros medios de autodefensa nada legales  -la licitud es otro asunto a tratar aparte-  si los gobernantes se empeñan en atornillar las vidas e ignorar los argumentos y el descontento de los sectores sociales. Puede que esa gente hable con la boca grande, como desahogo, pero el espíritu les arde.




Malo sería entrar en terrenos de expresión violenta, porque entrar es fácil, pero conduciría a una espiral de la que se sale mal, generando además mucho sufrimiento, proporcionando a mayores a los gobernantes motivos con los que harían demagogia y justificarían sus actos represivos. Resumiento: hay ya un sector importante de la sociedad que se siente agredido por la casta que gobierna el país. Nadie desea el desencadenamiento de la violencia de los de abajo. Pero tal vez es el momento de recordar que la violencia es ante todo una conducta larvada, pertinaz y vinculada al ejercicio del poder. Que el poder encarna violencia latente por su propia existencia y condición de imponerse sobre la ciudadanía. Mientras una sociedad se mantiene en un equilibrio más o menos estable, la fuerza bruta permanece agazapada en los cubículos de las castas oligárquicas y del Estado. Pero cuando la falta de trabajo, por citar el caso más escandaloso, lleva camino de convertir a seis o siete millones de ciudadanos en un ejército desesperado de parados, ¿qué cabe esperar?




Pintan bastos. Ya lo ha dicho en plan chulesco el ínclito presidente del Gobierno de España: con el consejo de ministros de cada viernes, un nuevo recorte. La atrocidad no va a parar. Hoy es Uno de Mayo, miren qué casualidad. Si alguien pensaba que el Uno de Mayo era una monótona fiesta ritual o una excusa sindicalista o una fecha sinsentido o algo que había pasado ya a la historia, que medite sobre lo que acontece. Por que esta suerte de infelicidad en ciernes sobre la sociedad española puede estar haciendo renacer un símbolo que ha permanecido aletargado. Conviene abandonar la ingenuidad: hay que preguntarse y responder quién carga el arma de la inquietud social, de la inseguridad colectiva y del cabreo generalizado






* Las obras plásticas adjuntas pertenecen a la serie Náufragos del pintor mejicano Sergio Garval.