(Imagen de Vladimir Clavijo)
Respecto a la decisión reciente de ETA de abandonar la lucha armada se ha dicho de todo estos días. Poco que añadir. Hay análisis serios y rigurosos, hay comentarios de tertulianos vinculados a los medios amarillos bastante huecos e interesados, hay frases lapidarias de la extrema derecha que habita en el interior del PP, hay confusión y radicalismo entre las asociaciones de víctimas. En mi criterio destacan dos actitudes dignas de consideración y bastante extendidas en la sociedad española. Por una parte satisfacción porque pare de una santa vez la actividad armada y se superen cuarenta y tres años de violencia que solo ha dejado muertos, sangre, sufrimiento a toda banda y desencuentro social. Por otro lado, necesidad de mantener un estado de cautela, calma y tratamiento prudente y dialogante del tema. Nada cabe agradecer a ETA, sino más bien reprocharla que haya dificultado la convivencia entre los españoles, procurado el ascenso de la derecha tradicional y extremista y haber vivido de espaldas al conjunto de la sociedad.
(Imagen de Michal Macku)
Uno no sabe si la guerre c’est finie, que decía la película de Alain Resnais, parodiando el parte victorioso de Franco, o si el sotobosque mantendrá todavía las brasas de una reactivación violenta. Los años le han vuelto a uno más incrédulo y muy escéptico y los fenómenos que se cuecen en este país nuestro crían muchas larvas. Las cosas serán como tengan que ser y probablemente nos sorprendamos de lo que acontezca. Pero yo no quería hablar más del tema, porque otros lo hacen mejor. Pero sí citar un elemento que ni los mismos etarras tienen claro de donde procede. Me refiero a esa imagen de la serpiente enredándose en un hacha. Hace tiempo uno de los dirigentes justificaba el símbolo etarra como una representación de la unión de la fuerza y la inteligencia. Fuerza bruta (que es lo que ha sido, y no fuerza nutriéndose de fortaleza) e inteligencia (algo ausente en el historial de la organización, al menos en su interpretación positiva) son términos antitéticos, excluyentes. En su simplismo, ese mismo dirigente reducía más el significado al decir que el hacha significaba lo militar y la serpiente lo político. O dicho de otra manera, con el hacha se golpeaba al enemigo y la serpiente quería decir que se hacía de modo inteligente (para mí sigue siendo un enigma el uso y la demostración de dicha inteligencia por parte del ente) Un casamiento iconográfico que ni siquiera lo inventaron ellos, ya que debe remontarse a alguno de los últimos resistentes antifranquistas de 1936, pero que ETA lo resucitó con bastante oportunismo y vaciándolo del carácter ácrata que debió tener en su momento.
(Imagen de Michal Macku)
Si buscamos una interpretación tradicional de los símbolos, el hacha era ante todo el símbolo del poder de la luz, según recuerda Juan Eduardo Cirlot en su libro Diccionario de símbolos. Otra cosa más compleja e interesante es el hacha doble, que se da en todas las culturas antiguas, con diversos significados, de los cuales el más próximo es el culto al laberinto cretense. Dice Cirlot: El laberinto expresa el mundo existencial, el peregrinaje en busca del centro. El hacha doble alude a la revelación de dicho centro. Como se puede ver, hay más hondura en el sentido de las viejas culturas que en la superficialidad de un grupo armado que ha vivido en un callejón sin salida y sin búsqueda del centro. Entre el carácter filosófico de las culturas orientales y el maniqueísmo de los terroristas vascos creo que media un abismo.
(Imagen de Michal Macku)
La serpiente es un símbolo todavía más poliédrico. Si en realidad todos los símbolos son funciones y signos de lo energético, la serpiente es simbólica por antonomasia de la energía, de la fuerza pura y sola, dice Cirlot en el libro citado. No cabe duda de que entre la amplia variedad de significados que todas las culturas conceden a la serpiente la que domina de una manera u otra es la representación de la sabiduría. La imagen que aparece en el Génesis de la serpiente ofreciendo a Eva una manzana no es sino la invitación al conocimiento. A la capacidad de discernir entre el bien y el mal, un objetivo que la humanidad persigue incesantemente desde el principio de los tiempos, mal que les pese a los clérigos, las castas y los detentadores de poder de toda condición. ¿Algo de esa caracterización de la serpiente se encuentra en el historial e ideología de ETA? El mejor camino para interpretar los símbolos no es precisamente utilizarlos fuera de contexto, con afán de justificar las tinieblas en lugar de aportar la luz de la que tan necesitada está el género humano.