hoy es siempre todavía

domingo, 22 de marzo de 2015

Cuando los gladiadores no jugaban al pádel precisamente




País de propietarios éste. Se llamen elegidos del Señor o elegidos por el Pueblo (¿o debe ser con minúsculas?) el afán de hacer propiedad suya el bien público y ajeno es una costumbre histórica y notablemente arraigada. Ya nos tenían acostumbrados unos a inmatricular como propiedades particulares lo que nunca fue de ellos (el caso de la Mezquita cordobesa va en camino paralelo) y otros a privatizar para sus amigos banqueros o usureros bienes inmuebles, terrenos, empresas, etcétera. Vamos, ambos sectores parecen salido de la misma universidad del Apropiamiento y Uso Indebido (pongo mayúsculas por si alguna vez se reconoce y oficializa un ente con ese nombre)

Pues bien, ahora ha estado a punto de llegar a buen puerto una ocurrencia del Presidente del Gobierno de Extremadura que, si bien no iba a vender definitivamente nada sí parecía humear el sentido de esto es mío y hago con ello lo que me da la gana. Querían ceder el anfiteatro romano para un campeonato de pádel. No sé si las críticas llovidas o el año electoral pesadote que nos cae encima han decidido que no se salte de gladiadores y abandono a pádel. Hoy día, y así llevamos cuarenta años, en nombre del turismo y de que lleguen certámenes, congresos y visitantes a nuestras ciudades se pueden hacer desde tonterías hasta barbaridades.




Todo este episodio menor, que no ha cuajado pero que da idea del campar a sus anchas, hoy un poquito fiscalizados, eso sí, los de siempre, me ha traído a la memoria un artículo de Mariano José de Larra sobre cierta visita a Mérida en 1835. Extraigo un trozo pleno de jocosidad y a la vez de tristeza, pues también en él se advierte el nivel cultural de los españoles. 

"...El trozo mejor conservado es el circo; las ruinas han desigualado el terreno sin embargo, elevándolo sobre su antiguo nivel hasta el punto de enterrar varias de las puertas que le daban entrada; pero se distinguen todavía enteras muchas de las divisiones destinadas a las fieras y a los reos y atletas; la gradería, perfectamente buena a trechos, parece acabarse de desocupar, y cree uno oír el crujido de las clámides y las togas barriendo los escalones. 

-Ésta era -me dijo mi cicerone- la plaza de los toros; por allí salía el toro -me añadió, indicándome una puerta medio terraplenada- y por aquí -concluyó en voz baja y misteriosa, enseñándome la jaula de una fiera- entraban el viático cuando el toro hería a alguno de muerte. 

Una ruidosa carcajada que no fui dueño de contener resonó por el ancho y destrozado circo, y pasamos a ver el anfiteatro, peor conservado, el hipódromo, apenas reconocible por la meta, y de allí nos dirigimos hacia la vía romana, vulgo en el país calzada romana; aquí es tradición que debe de haber muchos sepulcros: se han hallado efectivamente algunos. Sabida es la costumbre de los romanos de colocar los sepulcros a orillas de los caminos, por la cual ellos solían en sus epitafios dirigir la palabra a los pasajeros."

País chusco y risueño si no hubieran pasado tantas cosas.




4 comentarios:

  1. Pobre Monago (¿¿será más que monaguillo? porque el se cree cardenal, con derecho a apropiación indebida?)

    Hace mucho que no escribes...

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    1. Son actitudes seculares en ciertas gentes. Se creen más de lo que son, y mira que son efímeros, pero mientras tienen su buen caché y las espaldas cubiertas, como no sé quién dijo una vez de sí mismo.

      No me resulta fácil escribir sobre el país en el que vivo, desde luego sistemáticamente me cuesta. Gracias por tu presencia, María Jesús.

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  2. Una coherente reflexión sobre la incoherencia de muchos políticos...
    Hoy la política no es cuestión de ideología ni de interés público, sino de egos. Y eso es algo muy triste...( Robert Redford)

    Un cordial saludo

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    1. El ego, con ideología o sin ella, pienso que es permanente. Y fascinan la imagen, la influencia mediática, la moda, la juventud de los líderes, incluso el autoritarismo en unos casos o la campechanía en otros...todo es imagen, Mark, todo. Hay intereses más perentorios, claro, las necesidades de la gente y la seguridad que se les/nos ofrece, por ejemplo. Y otros espurios. Pero la ideología en estado puro no existe, ni en política ni en religión ni en nada, esa es mi opinión, que puede estar errada. Ah, y mucho oportunismo, solo con mirar el espectro político del momento en España ya se nota. Y mucho apuntarse a hacer carrerilla en el nuevo partido, etc. No sé si Reford sabrá todo eso, pero se lo contaré.

      Escéptico y triste, pero hay que seguir viviendo. Saludo grande.

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