Desde la antigüedad más lejana se ha trabajado en este mundo bajo la espada de Damocles de la necesidad, de la herida y de la muerte. Albañiles, peones, mineros, herreros, armadores, carpinteros, carreteros, campesinos, vaqueros…todo tipo de oficios se han debatido entre el esfuerzo y el riesgo de salir con vida de sus quehaceres. A mayores de las otras clases de contingencias: las hambrunas, los climas destructores, las enfermedades, la escasez de trabajos y obras, las guerras. Aunque en nuestros días hay empresas punteras que vigilan las medidas de seguridad e higiene en sus factorías, hay otras de menor envergadura que no quieren destinar inversión a las condiciones de trabajo de sus empleados. Por no citar las subcontratas que utilizan mano de obra de inmigrantes sin vigilar ni garantizar esas condiciones. Y hablo de nuestro espacio occidental. Porque nos siguen llegando imágenes de mineros de Sudamérica, de los garimpeiros brasileños, de los niños utilizados como mano de obra en fábricas de calzado deportivo de Asia o en la fabricación de ladrillos o adobe en África. Hay un panorama mucho peor por ahí fuera.
Es probable que se siga discutiendo sobre si primero es el huevo o la gallina en el asunto de los accidentes laborales. Si los obreros bajan la guardia o si los empresarios no toman las medidas oportunas. Soy de la opinión de que, por principio, la responsabilidad recae en los propietarios de los medios productivos, distribuidores o de transporte. En ellos está el cumplir las leyes, aplicar los cuidados y hacerlos cumplir. Disponer recursos y destinar parte del capital a hacer lo posible por evitarlos. Mas, ¿cómo se enfoca el tema cuando tiene lugar algo como el atraco eb esa entidad bancaria de un pueblo de Toledo donde ha muerto una limpiadora? Supongo que el tema hará meditar a los banqueros y a las empresas de limpieza. Todo es previsible. Aunque las medidas de seguridad en los bancos ya se extremaron hace tiempo, ¿por qué fallan a veces causando daños colaterales?
El riesgo de los banqueros es menor que el de los empleados. Aquellos están para lo fundamental del negocio. Protegidos en sus cubículos, a buen recaudo como sus dineros, blindados por sus buenas dotaciones económicas. ¿A la mujer de la limpieza de esa caja de ahorros de Toledo le tocó la china porque estaba en el lugar inadecuado en el momento inoportuno? Igual hay quien cínicamente lo dice. Pero todo lo contrario: ella estaba haciendo lo que hacía todos los días y en su tiempo laboral. Y nada era al azar. Tiene narices la cosa que, al final, en esta dialéctica siniestra entre los que quieren obtener dinero de formas legales y los que tratan de conseguirlo ilegalmente, repercuta la desgracia sobre la gente común.
Hay una recíproca atracción entre los lugares donde circula el dinero y los desalmados que lo quieren obtener con facilidad y sin escrúpulos. En eso se parecen unos y otros. Las armas son diferentes, el resultado inmediato es diferente, pero la ansiedad bancaria y la de los atracadores beben en fuentes análogas. ¿Quién paga el pato al final? Desde el punto de vista de la situación económica del país los que tienen ahorrillos, quienes necesitan créditos, cuantos se embarcan en inversiones y productos torticeros y mal explicados por los propios bancos. Pero si te descuidas hasta te puedes encontrar lo menos deseado si estás para pagar un recibo ante una ventanilla o haciendo la limpieza del local. Los tiempos actualizan las viejas perversiones y reactivan los riesgos. Toca aumento de la ambición y de la avaricia. Otro de los efectos de la crisis que puede ir a más. Si los gobernantes creen que se resuelve el problema con cárceles y leyes penales más duras, aviados estamos.
* Las ilustraciones son de Luis Scafati, http://luisscafati.blogspot.com.es/
bien se sabe que cuando operan crisis ciclotímicas como las que vivís, el efecto centrífugo expulsa gentes a las periferias, sin trabajo, sin servicios, sin esperanzas --> caldo de cultivo de la delincuencia, de la drogadicción, de la barbarie
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veremos, oiremos, nos contarán de inocentes asaltados, heridos, matados, pero...seguramente
no veremos, ni oiremos ni nos contarán nada de ello, de aquellos que con sus politicas nos trafican crisis
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un abrazo
Impressionants il·lustracions. Pel que fa a les reflexions i constatacions del post, la situació no té remei: comencem amb la tremenda dispersió descrita al Gènesi i acabem amb el monstruós Apocalipsi. Entremig, hi pot haver variacions.
ResponderEliminarAsí es, Omar. Pero esa sensación de engaño generalizado en el que hemos vivido es tan grave como el endurecimiento de las condiciones de vida. Muchos españoles se creyeron que éramos esa potencia del mundo (nunca entendí la macroeconomía) donde encima se vivía tan bien...Se ha estado hablando de millones como si cayeran del cielo...Al final está resultando una de las burbujas más gordas que se conozcan en Occidente. Los políticos que nos gobiernan no saben por dónde coger los temas. A una de las principales "lumbreras" del PP, un tal Rato, lo echaron del FMI y ahora lo echan de Bankia ¡los propios! Vamos, un modelo de incompetencia, es lo que hemos alimentado durante décadas, hermano.
ResponderEliminarGènesi i Apocalipsi, o Alfa i Omega, per abreujar semblen ser dos contraris recurrents al llarg de la Història. No em consola. Ni aprenem del passat ni els mites ens diuen molt més.
ResponderEliminarUna abraçada, Olga.
Ah, sí. Les il · lustracions, de Scafati, són fascinants. Hi ha un munt de llibres editats per aquest argentí inesgotable de la imatge i del talent. L'recomano per a les teves relats (i qui sóc jo per recomendártelo)
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