hoy es siempre todavía

domingo, 24 de noviembre de 2013

Actualizar el Balance que nos legó la poeta Ángela Figuera Aymerich





Una de las noticias importantes de España durante los últimos tiempos (la otra es el asalto sin piedad al nivel de vida de los trabajadores) es la corrupción. Pero no tanto la existencia de la corrupción sino el hecho de que una parte de ella salga a relucir con pelos y señales. Bueno, no sé si con todos los pelos y señales porque la corrupción, es decir, esas otras vías directas o complementarias para hacer negocios, dispone de ingenierías varias, desde bancos hasta influencias en diversas estancias de los poderes públicos, pasando por estamentos menudos y acólitos que venden su primogenitura por nada. La corrupción ha existido siempre, paralela y adjunta a un caciquismo que, con su secuela clientelista,  le ha proporcionado tapadera y legitimidad política, pero cuyos detalles no podían reflejarse ni en los periódicos ni mucho menos combatir por vía judicial. ¿Alguien se imagina lo que ha tenido que suceder en esta materia en cuarenta años de dictadura en que cierta gente se repartía el país sin dar explicaciones, es decir, con total impunidad? Muchos dudamos de la efectividad de las medidas para combatirla hoy y desconfiamos de que se haga justicia, pues las leyes llevan implícitas sus trampas y las presiones e influencias de las instancias ejecutivas sobre las judiciales no cesan. 


 La España corrupta tiene largas raíces. Es una telaraña de personajes y personajillos que han considerado tradicionalmente a la sociedad española como un elemento a mantener callado, apto para trabajar solamente y hoy día además para consumir y engrosar de esta manera la cadena de beneficios de ese patrimonialismo. La poeta Ángela Figuera Aymerich (1902-1984) supo reflejar muy bien en su día, a través del poema Balance, el tipo de actores y comportamientos que en el retablillo esperpéntico español medran como si fuesen los reyes del mambo. 




BALANCE



Es hora de echar cuentas. Retiraos.
Dejad ese bullicio del paseo,
la mesa del café, la santa misa,
y el bello editorial de los periódicos.
Entrad en vuestra alcoba. Echad la llave.
Quitaos la corbata y la careta,
iluminad el fondo del espejo,
guardad el corazón en la mesilla,
abríos las pupilas y el costado.
Poneos a echar cuentas, hijos míos.

Tú, invicto general de espuela y puro,
echa tus cuentas bien, echa tus cuentas.
Toma tus muertos uno a uno, ciento
a ciento, mil a mil, cárgalos todos
sobre tus hombros y desfila al paso
delante de sus madres.

Y tú, ministro, gran collar, gran banda
de tal y cual, revisa, echa tus cuentas.
Saca tu amada patria del bolsillo
como un pañuelo sucio sin esquinas.
Extiéndelo y sonríe a los fotógrafos.

Y tú, vientre redondo, diente astuto,
devorador del oro y de la plata,
señor de las finanzas siderales,
echa tus cuentas bien, echa tus cuentas,
púrgate el intestino de guarismos
y sal si puedes que te dé la lluvia.

Tú, gordo y patriarcal terrateniente
esquilador de ovejas y labriegos.
Tú, cómitre del tajo y la galera,
azuzador de brazos productivos.
Tú, araña del negocio. Tú, pirata
del mostrador. Y tú, ganzúa ilustre
de altos empleos, ávida ventosa
sobre la piel más débil, echa cuentas,
medita y examínate las uñas.

Y tú, señora mía y de tu casa,
asidua del sermón y la película,
tú, probo juez de veinte años y un día,
tú, activo funcionario de once a doce,
y tú, muchacha linda en el paseo;
tú, chico de familia distinguida
que estudias con los Padres y no pecas.
Y tú, poeta lírico y estético,
gran bebedor de vino y plenilunios,
incubador de huevos de abubilla
en los escaparates fluorescentes,
sumad, restad, haced vuestro balance,
no os coja el inventario de sorpresa.

Tú no, pueblo de España escarnecido,
clamor amordazado, espalda rota,
sudor barato, despreciada sangre,
tú no eches cuentas, tienes muchas cifras
de saldo a tu favor. Allá en tu día,
perdónanos a todos nuestras deudas,
perdónanos a todos en tu nombre
y hágase al fin tu voluntad
así en España como en el cielo.






* Ilustración de Manel Vizoso    http://cachondodejahve.blogspot.com.es/



6 comentarios:

  1. Machado, otro gran texto que nos regalas y como el anterior lo vivo. A doña Ángela no la conocía, me gusta cómo retrata fielmente el arquetipo de los que roban y humillan los estados. De los que saquean al pueblo. Es como un llamado a la vigília, no dormir y estar atentos para cuando tengan que echar cuentas estos descarados. jaja.

    Saludos,
    Jacob

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tiempos estos en que hay que actualizar las palabras que creíamos superadas. Ya ves que no han quedado desacreditadas, qué ironías de la vida y de la historia.

      Saludos, Jacob,

      Eliminar
  2. Una gran aportación. Simplemente GENIAL !

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Poco conocida la poesía y la autora, y no te digo en esta época en que no se sabe ya casi nada...

      Gracias.

      Eliminar
  3. Los cantos de esperanza y sin rencor, pese a su buena fe, me duelen, porque creo que vamos a lo mismo. Se nos paró el mundo y ahora toca darle cuerda.
    Como siempre, un aplauso a tu blog.
    Un saludo
    JM

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¿Por qué serán tan clarividentes algunos autores? ¿Por sensibilidad, por claridad de lo que han vivido, por resistencia y no claudicación?

      Gracias por estar ahí, Juan Manuel.

      Eliminar