En este país de tirios y troyanos, y que muchos se reclaman por un nombre común, pero que no se entiende de la misma manera, priva la ambigüedad, el tópico y el desentendimiento. Miento. La gente se entiende al coincidir en el lado hedonístico y de bajo esfuerzo, en la parte de querer recibir mucho y dar poco, en la fiesta despreocupada y en la no asunción de responsabilidades, en el despilfarro de los bienes y en la carencia de exigencia sobre los gobernantes de cualquier administración pública. Se entiende, pues, en sus contradicciones manifiestas.
No se entiende a la hora de tener una versión ni comprobada ni homogénea de su pasado, ni a la hora de entender qué significa civismo y participación en la cosa pública, ni en el concepto de abordar sin miedo el derecho a una democracia, heredada tarde y mal por nuestra cultura, pero sin cuya valorización, y viendo los aires que soplan en Europa y en el mundo, va a ir a menos con todas las consecuencias. Pero ya se sabe que hay un sector importante de los españoles (el domingo próximo se comprobará cuánto supone numéricamente) a los que les importa un bledo el ejercicio de la democracia, con todo lo que debe llevar de regeneración, limpieza en las administraciones, rechazo a la corrupción, alejamiento del despilfarro, protección y avance de los derechos sociales y fiscalización de los cargos nombrados vía urna.
No se entiende a la hora de tener una versión ni comprobada ni homogénea de su pasado, ni a la hora de entender qué significa civismo y participación en la cosa pública, ni en el concepto de abordar sin miedo el derecho a una democracia, heredada tarde y mal por nuestra cultura, pero sin cuya valorización, y viendo los aires que soplan en Europa y en el mundo, va a ir a menos con todas las consecuencias. Pero ya se sabe que hay un sector importante de los españoles (el domingo próximo se comprobará cuánto supone numéricamente) a los que les importa un bledo el ejercicio de la democracia, con todo lo que debe llevar de regeneración, limpieza en las administraciones, rechazo a la corrupción, alejamiento del despilfarro, protección y avance de los derechos sociales y fiscalización de los cargos nombrados vía urna.
Hay un poema de Rafael Alberti titulado De la pintura. Poema del color y la línea, dedicado a Pablo Picasso, al que pertenecen estas estrofas:
España:
fina tela de araña,
guadaña y musaraña,
braña, entraña, cucaña,
saña, pipirigaña,
y todo lo que suena y que consuena
contigo: España, España.
España:
fina tela de araña,
guadaña y musaraña,
braña, entraña, cucaña,
saña, pipirigaña,
y todo lo que suena y que consuena
contigo: España, España.
El toro se estrena y que se llena
de ti y en ti se baña,
se laña y deslaña,
se estaña y desestaña,
como el toro que es toro y azul toro de España.
Vista la complejidad de este país o, mejor dicho, del paisanaje, propongo una reflexión sobre el poema, con el diccionario de la RAE a mano. Por mi parte, soy de la opinión de que las palabras del poema de Alberti no están puestas ahí solo para formar una mera aliteración, sino que poseen un hondo e intencionado significado. Un significado que desborda la simpleza (o el fanatismo) de quienes atienden al nombre y concepto de España identificándola con el equipo de la roja, los colores de una bandera de tradición monárquica, las corridas, la tradición de la charanga y el botellón o el Estado.
Por cierto, ¿ese toro de España es el animal del tópico de la fiesta nacional o el mítico Minotauro del Laberinto de tradición mediterránea? A la vista del panorama (Gerald Brenan escribió un trabajo estupendo titulado precisamente El laberinto español) siempre se han estado revelando dos mentalidades españolas diferentes y desgraciadamente antagónicas. Por si alguien no había meditado en ello, se le brinda la oportunidad.
(Los grabados son obra de Pablo Picasso y forman parte de la colección denominada Suite Vollard)
Nota añadida con posterioridad a la entrada: recomiendo la entrevista que hacen en El País al sabio Emilio Lledó. Como todo sabio clarividente, razonable y que va más allá de la superficie de las cosas, suele ser ignorado por tirios, troyanos, gobernantes y gobernados. Ver:
Querido amigo, algunos entienden la indiferencia como una postura crítica, sin medir las consecuencias de ese lavarse las manos. Las urnas son votos. Los votos legitiman una forma de pensar. Por tanto hay que votar y hay que hacerlo con sensatez, sin histerismos, entendiendo que la política debe estar en manos de mentes competentes. A ver si hay suerte.
ResponderEliminarJosé Luis, comparto contigo esa idea. Las urnas son votos, pero también pueden ser palanganas donde muchos votan y se lavan las manos para los cuatro años siguientes.Dicho de otra manera: que ya se desinteresan y dan cheques en blanco a los elegidos.
ResponderEliminarAlgunos concebimos las urnas como eso y un plus: seguir interesados por la evolución de la cosa pública y si es posible coparticipando en modelos paralelos y complementarios a las instituciones elegidas. Claro, siempre que las urnas no se devalúen más, visto el Gran Poder que está dirigiendo el mundo cada vez con mayor contundencia.
A ver si hay suerte, desde luego.
Un abrazo.
mi serno encendido de rebeldía, aún luego del fracaso juvenil, batió por los huecos de la sangre, "le están dando a este toro, pastos amargos, yerba con substancia de muertos, negras hieles y clara sangre ingenua de un soldado"
ResponderEliminarMi amigo, mi padre, mi hermano, mi mentor, mi compinche, mi camarada, mi voz (porque mi voz natal no surge entre el ruido), Rafael, no cejaremos, hasta enterrarlos en el mar,
un abrazo, gracias por emocionarme
Creo que la indiferencia nunca puede ser una postura crítica válida, más bien es cómplice -partícipe secundario si se quiere- dentro de la debacle que todos -dicen- estar ajenos. Nadie asume responsabilidades. Siempre la culpa es de los otros, los ajenos, los que NADA tienen que ver con "nosotros" los bienintencionados,la "gente de bien". ¿No sería hora de hacer una concienzuda auto-crítica? ¿no sería hora de exigir- o construir- propuestas alternativas? Por lo menos animarse a salir de las trampas del "blanco o negro"...que terminan siendo siempre del mismo gris.
ResponderEliminarUn abrazo.
Omar, cómo te conoces de bien a Alberti. Ya ves de cuán lejos viene todo, y cómo sigue sin resolverse el eterno problema de este país (o problemas, ya que somos tan plurales como sediciosos)
ResponderEliminarEs que siempre me llamó la atención esa parte del poema, porque, más allá del juego aparente de palabras que riman con "ña" cada una de las elegidas tienen su miga.
Calma y fuerza, que sigue yendo esto para largo, sospecho. Un abrazo.
Neo. Por supuesto, considero la indiferencia como desinterés, actitud insolidaria y egoísta (de ceguera más bien) La cuestión es que se ha perdido la práctica del "echarnos una mano", salvo para ciertas actitudes delictivas. Nos creemos que como hoy día se paga todo pues todo nos lo dan hecho, los servicios, la política, etc. Y lo que venimos haciendo es dar cheques en blanco en cada cita electoral.
ResponderEliminarLa autocrítica, ¿quién debe hacerla? Conozco bien a sectores de la izquierda (más a la izquierda de la socialdemocracia), gente independiente o meros librepensadores que llevan autocriticándose, por no decir fragelándose, desde hace años. Pero, ¿la mayoría social hace autocrítica? La mayorías social fue tentada hace décadas por el consumismo desenfrenado, por el vivir al día lo más hedonísticamente posible, colgándose de créditos, hipotecas y otras deudas. Si el dios mercado es el referente más poderoso que tiene gran parte de la sociedad, ¿qué podemos pedir? El resultado de las elecciones del domningo están impregnadas del miedo. Mayoritariamente no creo que se voten ni ideas, ni programas, ni conductas detirios y troyanos.
Se ha incubado un miedo soterrado, expectante, desconcertante en la sociedad. El reduccionismo simplista, si las encuestas se cumplen, va a llevar a más españoles que nunca a votar a las derechas. Todo resulta muy líquido. Pero las medidas que se están tomando ya, las que nos apretarán más van a ser muy onerosas. Y la Democracia y la Libertad corren serio peligro.
¿Soy catastrofista? Pediré perdón si me equivoco, y ojala yerre.
Gracias, Neo, un abrazo.
tratar de resolver enigmas polìticos històricos es algo arduo, como demostraba tu comentario (por el cual te agradezco mucho) en una entrada sobre la actualidad.
ResponderEliminarEl laberinto del minotauro ha sido un teatro de culturas e inculturas mediterràneas.
un tema de actual y constante reflexiòn .
un abrazo
Blas
Blas, tienes razón, pero arduo no significa imposible. Y hace falta voluntad. Medios hay. La investigación histórica moderna ha avanzado. Archivos, soportes, información, en definitiva, existen. Se precisan ganas y ética de conocer la verdad, siempre compleja y relativa, pero posible.
ResponderEliminarPrecisamente el Laberinto es una metáfora interesante que nos persigue a la Humanidad desde los tiempos ancestrales.
Gracias por pasarte.
Desafortunadamente tu pesimismo está fundamentado en sólidas bases
ResponderEliminarLas elecciones aún no se han celebrado pero las medidas ya están tomadas
Esta Seudo-Democracia nos va a hacer pagar nuestro pasotismo irresponsable.
Siempre es un gozo leer tus articulos
Saludos
Y fíjate, Azulceleste, que no me siento a gusto con este pesimismo. Da la impresión que la Democracia es un ritual que se está quedando obsoleto, con liturgias, como esto de las elecciones, que hay que cumplimentar, aunque la dirección que se va a tomar se intuya y el poder resida en otros macropoderes.
ResponderEliminarY sin embargo, la Democracia debe ser otra cosa. La sociedad debe vigorizarse, empezar a comprender que mercados no significan progreso ni convivencia necesariamente.
Te recomiendo la entrevista a Adela Cortina hoy en El País.
http://www.elpais.com/articulo/espana/crisis/deja/sociedad/sensacion/desconfianza/elpepunac/20111117elpepinac_13/Tes
Gracias por intervenir. Hay que superar el pasotismo y regenerarnos. Pero pasando por una autocrítica social, no sólo política, a muchos planos.
Yo creo juan que somos tres mentalidades, pero la tercera nunca tuvo ocasión de manifestarse.
ResponderEliminarInteresantes reflexiones.
Un saludo.
Llegit el teu escrit i llegida l'entrevista de El País, sols puc afegir que a la meva ciutat la cultura se la passen pel Pont del Diable (no tenim Arc del Triomf, aquí),i que és una vergonya la preparació cultural, suprimint premis/incentius literaris, ajuts a l'edició i a la traducció, etc. El municipi promou intensament la cultura dels bars, de les tapes i del soroll. I diuen que això és "l'essència" de la ciutat (sic).
ResponderEliminar"Madre, cómprame un negro", que deia el cuplé.
Izara, bienvenido. ¿Por qué crees que somos tres mentalidades? Soy receptivo, te escucho.
ResponderEliminarLo cual lamento, Olga. Pero eso mismito sucede en muchos lugares de la península. Conozco ciudades de la meseta en que el gremio de hostelería se ha convertido en una especie de holding o grupo de presión, y el alcalde (del PP, en ese caso) cede y concede subvenciones, espacios públicos, congrega a los media (la verdad es que el papel de los medios de incomunicación es rastrero, empecemos a llamar a las cosas por su nombre)
ResponderEliminarCoincido contigo. El sistema de valores se ha invertido. Todo es líquido, inservible, comecocos. No te sientas con complejo especial por lo que ocurra en tu localidad. Todo y en todos los sitios es semejante.
Tiempo al tiempo. Un abrazo.