Ladrones ha habido siempre. Ladrones de poca monta, ladrones de cepillo de iglesia, de carteras o perpetradores del butrón. Ladrones vinculados a las finanzas, a las industrias, a la administración pública y a las instituciones de gobierno más elevadas. Con ser todos ellos susceptibles de ser condenados no solo por las leyes sino por la opinión generalizada, hay una clase de ladrones que me suscita especial animadversión. Es la constituida por los ladrones de obras de arte, principalmente si tal labor la efectúan causando un daño superior, perjudicando el conjunto de una excavación o de una arquitectura
En vísperas de terminar el año se perpetró un acto de barbarie contra el mosaico de la villa romana de Baños de Valdearados, en Burgos. Sin contemplaciones, los ladrones -¿tarea de encargo?- serraron unos tablones de una pared de madera, penetraron en el recinto y taladraron el perímetro de una parte del mosaico, justo donde se concentra una escena dedicada al dios Baco. Una tarea limpia por cuanto pudieron hacerlo aprovechando la ausencia de cuidado y vigilancia del conjunto. Una acción sucia por lo que supone de serrar un perímetro de teselas, arrancando de cuajo el bloque. Y aquí es donde más me indigno. La nula sensibilidad sobre la obra artística, y sobre el legado histórico que representa, manifestada por los delincuentes. Claro que ellos iban a lo que iban. Pero ¿acaso la sociedad rezuma más sensibilidad ante la herencia histórica, salvo que suponga beneficio turístico? ¿Qué se puede esperar de un país en el que el estudio de las Humanidades está marginado, desconsiderado y en trance de desaparición en la enseñanza universitaria? Se me dirá: no se puede pedir que los ladrones sean cultos. Quién sabe, a lo mejor nos sorprendíamos, y o bien ellos o bien los que encargaron el trabajito tengan también su titulitis. He conocido casos de un pasado ya lejano en que, por ejemplo, rosetones de piedra original de iglesias góticas desaparecían en la Castilla profunda para ser sustituidos por rosetones de cemento, ante la mirada pasiva, ¿y permisiva?, de técnicos de la obra de reforma, acabando aquellos en fincas de prohombres del régimen.
Los ladrones de arte y arqueología, y quienes mercadean con objetos de procedencia histórica en general, sobre todo en espacios de titularidad pública, deberían ser procesados como ladrones, como vándalos y como destructores de cultura. Pero también las autoridades deberían rendir cuentas como depositarios y gestores ineficaces que no mantienen protegido adecuadamente el patrimonio. Después de ver la fotografía de la caseta que la Junta de Castilla y León había levantado para proteger el mosaico, a uno se le cae el alma. Y hasta los municipios involucrados en alguno de esos actos salvajes tendrían que reconsiderar su capacidad y derecho a sentirse propietarios de los tesoros, si no ponen lo suficiente de su parte para una preservación con garantías.
Me temo que, cara a los tiempos que vamos, en que la acción denominada cultural -junto a la sanidad o a la ayuda a dependientes- va ser la más afectada por los recortes presupuestarios, va a aumentar la posibilidad de que robos como el de la villa romana de Burgos se repitan. No, no se puede pedir que los desaprensivos sean respetuosos y cultos. Pero a las autoridades, si bajan la guardia y hacen dejación de sus obligaciones de rescate y conservación del patrimonio, habrá que retirarles el reconocimiento de defensores de la cultura que tanto se arrogan. Caminamos hacia tiempos inciertos e ingratos.
(* Las fotografías están sacadas de la prensa)
No sólo se reducen las aportaciones a las "humanidades" sino también y mucho, al sector que cuida de las ciencias, desarrollo e investigación. No me considero nada optimista en lo que significa, pienso, en el recién fallecido Isaac Diaz Pardo, artista ilustre gallego que fue ninguneado y usado por las administraciones autonómicas, fueran del color que fueran. En cambio, sus palabras humildes mencionan la riqueza, despertando en los oidos de gente mejor intencionada el rigor y la necesidad de una cultura que no sea desvalijada. Por ser nuestra historia.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Ya ves, ccRider, que las autoridades despliegan la alfombra del reconocimiento, la palabrería y las vanidades. Pocos recordarán que Díaz Pardo tuvo que exiliarse y que a su padre le fusilaron los franquistas.
ResponderEliminarUn abrazo y por la memoria.
Es algo ya conocido que desde el XIX, la compra por parte de extranjeros y el robo de obras de arte históricas se produce en nuestro país. El "catálogo" de piezas de las más distintas características que han desaparecido, resultaría bien doloroso de constatar. Creo que haces muy bien en denunciar esta indiferencia irritante no sólo de las autoridades sino de la gente en general, ante estos hechos.A veces se tiene la sensación de que el español no tiene conciencia de los tesoros artísticos que guarda y se encuentran en España, de que no saben, no sabemos, lo que esta península ha supuesto artística e históricamente. Y esto conecta con la lamentable asunción en nuestro imaginario de los estereotipos sobre los caracteres nacionales.Del XIX hasta hace un par de días hemos asumido que somos "inferiores" a franceses, alemanes, etcétera. Ellos sí que saben preservar y publicitar su patrimonio (aquí habría que añadir otros etcéteras de distinta índole...)En fin, no sé quién o quienes serán los responsables de lo ocurrido en Burgos, pero algo que parecía pertenecer al pasado ignorante y descuidado, sigue sucediendo hoy en día.
ResponderEliminarJosé María, me congratula coincidas conmigo en sensibilidad acerca del tema. Recuerdo que hace años un periódico secular de esta Castilla sacó en fascículos un libro titulado "Lo que se llevaron de esta tierra". Un inventario supongo que limitado de obras que andan en otras ciudades españolas o norteamericanas. Verdaderas obras de arte. Por supuesto, si nos remontamos a la invasión napoleónica, la experiencia de la rapiña sufrida en España fue semejante a la que padecieron Egipto con los franceses, Grecia con los ingleses e Irak con los yanquis. Pero no toda la destrucción y robo vinieron por tropelías, sino por el mercadeo de autoridades, caciques y clérigos también. Y de fechas del régimen franquista se conocen bastantes casos en que las autoridades fueron burladas por mercaderes y por obispos incluso.
ResponderEliminarDesde luego, acaso uno de los sinos de este país haya sido la abundancia. Una abundancia cuya propiedad era casi siempre privada y con la que la ciudadanía no se identificaba. Acaso venga de entonces esa extrema insensibilidad, dejadez o delegación en manos de los funcionarios. Aunque algunos casos se conocen en que tal pueblo ha reaccionado si unas monjas querían llevarse a otra parte parte de su patrimonio.
Sigo pensando que en Francia hubo una Revolución que puso los puntos sobre las íes. Y que la formación del Estado alemán es de épocas recientes y bebe ya en otras mentalidades modernas.
A veces me digo: ¿nos merecemos tal derroche de patrimonio que, aun habiéndose perdido mucho, aún se conserva en España? Desde luego, ya te digo que es el sino de zonas fronterizas donde se han entrecuzado oculturas y civilizaciones de manera consecutiva. No obstante, gocemos de lo que hay.
Un abrazo.
Esa foto hiere la vista y el alma.
ResponderEliminarMalos tiempos para la preservación del patrimonio cultural, para la cultura misma.
Alguien que vigile, por favor, alguien que cuide que estas cosas no sucedan
Saludos
Siempre me paso poe aquí
Azul. Eso mismo sentí yo (no es la primera vez) Herida en el alma. Tragedia del desprecio y de la miseria. Triste mundo de mercaderes, donde ya no se distinguen los que tienen escrúpulo de los que no. Donde todo se compra y vende. Trabajos por encargo y rateros de bajísima estofa que no distinguen reglas. Manos en la oscuridad que colocarán en algún comercio o en su finca la obra hurtada al pasado y a la colectividad.
ResponderEliminarTu súplica, la comparto no obstante su ingenuidad.
Saludos, Azulceleste.
"El Museo de Israel ha publicado en su página de internet un catálogo de más de mil obras de arte robadas por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial con el fin de que puedan ser reclamadas por sus propietarios o descendientes."
ResponderEliminarAsí que lo de robar obras de arte no es cosas de cacos vulgares.
Parece ser que las guerras lo escusan todo, los crimenes y los robos.
Aunqué por las fotos que has puesto casi me inclino a pensar que ante la poca seguridad de lo robado igual han sido unos paletos que quieren alicatar su cuarto de baño.
saludos
Recordemos, a propósito de todo esto lo que el mismo Voltaire decía sobre las guerras y que Schopenhauer recuerda: "La guerra no es más que robar".
ResponderEliminarGenettica, buena información, y buena deducción. Las guerras lo justifican todo, según quieran los vencedores que se justifique, claro. Una parte importante de los grandes y célebres supermuseos son obras robadas, llámese tráfico ilegal, botines de guerra o hallazgos sin justificar en el mercado. "Nefertiti quiere volver a casa" era el título de un libro escrito a dúo entre un periodista y un arqueólogo hace años planteando el problema de la dudosa procedencia de muchas obras de los grandes museos. Ha habido devoluciones en algunos casos, los menos, pero en otros, la mayoría no. ¿Se quedarían desprovistos los Louvre, British Museum o el Pergamon, Museum de Berlin?
ResponderEliminarSí, si algún día capturan al dañino ladrón de estos mosaicos tal vez nos sorprendamos.
Gracias, un abrazo.
José María, cuánta razón. No son más que robar...derechos, propiedades, pasados, futuros, territorios, vidas...Mira lo de Irak: la herencia que van a dejar los salvadores yanquis, no les bastó con destruir un Estado que lo dejan a merced de la más odiosa guerra civil. Guerra, obviamente, que ellos nutrirán con su armamento vía directa o indirecta (por Arabia Saudí)
ResponderEliminarVaya historia la Historia (Humana)
Un abrazo.