No sé si volverán las oscuras golondrinas a colgar en nuestro balcón sus nidos (Bécquer dixit), pero la artillería pesada de las santas alianzas de toda la vida está que no para. Y no han hecho más que empezar las primeras andanadas. Se mire en la dirección en que se mire, los triunfadores electorales van concretando día a día sus intenciones. Parece que los ministerios compitieran unos con otros a ver qué medida más tajante y más retrógrada aplican. Cuando no es el ministro de Justicia replanteándose los supuestos de la ley del aborto o buscando sacar de la crisis a los notarios (pretenden que estos casen en lugar de los juzgados, previo pronto pago), es el de Educación aboliendo la asignatura de Educación para la Ciudadanía. O bien el de Economía forzando las próximas fusiones bancarias (¿quién va a pagar los desajustes y los problemas de liquidez?) O bien el titular de Interior destituye a cargos eficientes, incluido el responsable de Tráfico. O la ministra de Sanidad retomando la idea del copago o la exigencia de receta para la píldora del día después. Y entre coles y coles, cierta instancia de invocación divina -ese pequeño pero influyente Estado dentro del Estado- frotándose las manos por las medidas cristianas que se van tomando.
El caso es cambiar ¿para que todo siga igual? Uno tiene la impresión que de momento es para poner a los suyos, pues el poder gobernativo es siempre una casta con múltiples ramificaciones donde el clientelismo, la fidelidad de los propios y el caciquismo provinciano retoman su tradición más ancestral y consagran una vez más los clanes. El caciquismo ha sido un mal endémico en España y sus largas raíces tienen vertientes administrativas que deben controlar. Atado y bien atado, pues las exigencias del disco duro llamado Unión Europea lo vienen forzando en gran medida. Y si creíamos que el giro derechista, privatizador y con aires de abolición del Estado del Bienestar se daba solo en España, ahí sale hoy a la palestra el jefe del gobierno italiano Monti con una humorada siniestra: tener trabajo fijo para toda la vida es algo monótono, ha dicho justificando implícitamente el trabajo precario. Como poco es cinismo. Más allá lo que busca es eliminar un artículo del Estatuto de los Trabajadores que permite a los obreros con contrato indefinido recurrir a los tribunales en caso de despido improcedente (lo leo en la prensa)
Saquen conclusiones. El oleaje internacional se mueve entre el cinismo, la tropelía y la destrucción de los avances sociales y laborales. El gobierno español, encarnando el rol de alumno sumamente aplicado, tratará de demostrar que es más papista que el Papa. El animal depredador anda suelto, pero con respaldo electoral. De las oposiciones políticas…una es minoritaria y no goza precisamente del fervor de los medios de incomunicación, y llega donde puede. Y la otra anda a la búsqueda del candidato perdido. ¿Quién pone el cascabel al gato, mejor dicho, a la fiera? Yo, por si acaso, he sacado los viejos libros de Formación del Espíritu Nacional, por si hay que examinarse de nuevo. Lo triste es que quienes menos cívicos y solidarios han sido nos vengan a enseñar cómo comportarnos a estas alturas. Cosas veredes.
Juan, se puede decir más alto pero no más claro.
ResponderEliminarLa verdad es que dices verdades como puños; parece que cada día que pasa damos un paso atrás del terreno conquistado, que dicho sea de paso, tampoco es nada del otro mundo.
Yo no entiendo mucho de política, o no quiero entender, sólo se que lo justo sería que todas las personas tuvieran derecho a trabajar, un derecho real, y a una vivienda; ante la evidencia del fracaso de poner en práctica estos dos principios que contempla la constitución, ¿qué podemos hacer?
Evidentemente, yo no lo sé, pero lo que me fastidia mucho es que salgan a dar clases de ética, como dices, los tradicionales salvadores de la patria con unos principios morales y éticos que se basan en la hipocresía, un gigante con pies de barro.
Saludos.
David, no sabes lo que agradezco la sencillezy honestidad de tus palabras. Este post me ha salido más político (tampoco es nada malo) porque me revientan ciertas cosas que están pasando y van a más. Reivindico la conciencia cívica y crítica, y por lo tanto eso es política y también ética. Pero en el sentido del ciudadano de a pie que no desea ser absorbido ni manipulado por maquinarias electorales y de reparto de tartas de poder. Y menos por quienes están preñados de corrupción.
ResponderEliminarLo que ha pasado el 20N no es un simple cambio electoral. Ha coincidido y sigue haciéndolo con una gran presión de los poderes internacionales para que cedamos en derechos (y supongo que en libertades) y con la avaricia de la tradicional alianza de derechas española por recuperar el control del gobierno. Va a haber saltos de calidad importantes, que, como todo en la vida tendrán lados claros y lados negros. Pero de momento, se ve venir la batería y la carga contra los de siempre.
Tenerlo claro, medir las consecuencias, valorar la capacidad cívica para afrontar las situaciones es mi sentido de la política. Como ves, más sencilla no puede ser. No me gusta entregar ni cheques en blanco ni mi primogenitura a los farsantes.
Vuelve cuando quieras. Me gusta la gente que dice con claridad elemental lo que piensa.
Cordial.
Ya lo dijo el Lampedusa en Gatopardo: Que algo cambie para que (a la larga) nada cambie.
ResponderEliminarTrampa cínica, irónica del agónico aristócrata siciliano, el cual, por lo menos tenía cierta cultura por privilegio. Ahora soportamos lerdos que ni idea de las ideas, ellos a saco y a tijeretazo siguiendo al dios económicocapitalistainformatizadoaugurdemercados.
Juan el de mairena, bonito nombre y olé, me temo que el espíritu nacional falangista está presente en el gobierno,o sea !cara al sol! aunque nieve, "montañas nevadas banderas al viento...".
Me temo que los recortes van a venir, además,a por lo logrado a base de infinitos sudores (como todo), y no voy a nombrar los sociales, los del obrero...nombro otros que atañen a la libertad, también, pero de otros logros, léase: aborto, matrimonio gay, asignatura educación cívica, cadena perpétua, legislación sobre menores...
Galopa la Inquisición.
Besos y !salves! para no perder el ánimo.
Los dioses verdaderos (los paganos cachondos por lo menos) nos pillen confesados, o mejor que nos pillen cabreados, que todo tiene un límite.
Natàlia, comparto el contenido y el continente de tus palabras. Tantos cantos de sirenas y tantas vanas ilusiones de corte más tosco o más ingenuo nos hicieron olvidar que de aquellos ciertos polvos estos lodos, que dice el refrán, Entre que la historia del país ha dado siempre lo que ha dado, yo creo que en forma de insatisfacción, y la situación internacional actúa como garrote vil sobre los ciudadanos pues que cada cual vaya llegando a conclusiones.
ResponderEliminarPero callando desde luego no se llega a nada. Agradezco tu paso y comenta críticamente, con ese estilo saludable y vigoroso, cuanto te venga en gana. Este espacio está abierto y ni que decir tiene que es libre.
Un abrazo.