hoy es siempre todavía

sábado, 13 de agosto de 2011

Cuando Tel Aviv vibra


Leo esta parrafada del maestro, tan irónica como paródica, y pienso en ella por lo que me afecta: “El escepticismo pudiera estar o no estar de moda. Yo no os aconsejo que figuréis en el coro de sus adeptos ni en el de sus detractores. Yo os aconsejo, más bien, una posición escéptica frente al escepticismo. Por ejemplo: «Cuando pienso que la verdad no existe, pienso, además, que pudiera existir, precisamente por haber pensado lo contrario, puesto que no hay razón suficiente para que sea verdad lo que yo pienso, aunque tampoco demasiada para que deje de serlo». De ese modo nadáis y guardáis la ropa, dais prueba de modestia y eludís el famoso argumento contra escépticos, que lo es sólo contra escépticos dogmáticos.”



Que el escepticismo siempre me ha parecido un recurso defensivo y sabio ante tanta credulidad y tanto agobio, no me cabe duda. Pero es cierto que a veces uno teme verse envuelto en la espiral de perderse en la duda eterna, desfigurar los hechos y apartarse de sus secuencias inevitables. Es verdad que los medios de comunicación  -nunca me cansaré de citarlos y criticarlos-  generan presión, excesivas palabras vanas y escasos argumentos de ciudadanos con criterios constructivos. Pero también los hay, pocos pero los hay, en algún rotativo que otro. 



Que la violencia acapare portadas se justificará con que es noticia. Dejo la discusión para otro momento sobre los criterios que el periodismo corto y de negocio tiene sobre la noticia. Y así, estos días, toca tragar las revueltas londinenses, con escasez de análisis válidos y de perspectiva amplia. Esa sensación de que lo malo acapara portada y lo bueno pasa a páginas interiores, si pasa y en menor medida, es uno de los factores que alimentan mi escepticismo respecto a leer medios informativos. Hace unos días, previamente al estallido de violencia en Londres, tuvo lugar algo que me parece de una entidad digna de resaltar en portada y de prestar una atención más prolongada. Se trata de las manifestaciones masivas en Israel, al estilo del 15M,  de carácter pacífico, vindicativo y laico. Contra el aumento del precio de las viviendas, el coste de la vida, el deterioro de la asistencia pública, de las inversiones sociales,  y en defensa de una calidad  de vida digna de los ciudadanos de infantería de ese país. Bien, dicen que suscitó acogida principalmente entre clases medias que van siendo empobrecidas  -como parece ser la tónica en todas partes-  por las medidas de ajuste de todos los gobiernos. Los mismos que causan previamente el despilfarro y los gastos desmesurados para enriquecimiento de sus amigos los industriales y financieros.





Que hayan tenido lugar esas protestas cívicas en un Estado extraordinariamente militarista como es Israel, donde el presupuesto de defensa y de seguridad se lleva una tajada impresionante, con unos márgenes democráticos a veces deficitarios (en nombre de la defensa del Estado el Gobierno de turno limita lo que le place) y reservados a los que considera solamente sus ciudadanos, puestos que los palestinos de paso son sólo súbditos, y donde el peso del sionismo sigue condicionando una libertad superior, me parece digno de que se le preste atención. Fueron unas manifestaciones exigentes pero hacedoras de paz, y hechos así debe hacer concebir esperanzas de cambio en todo tipo de sociedades. Y sin embargo, la noticia, verdadera y loable noticia, ha durado lo que un pastel a la puerta de un colegio.



Cuesta no ser escéptico, de ahí que ese juego machadiano de proponer ser escéptico del escepticismo me parezca no sólo válido sino sugerente. Para evitar una parálisis de la conciencia y un inmovilismo en los actos. Algo se mueve en el mundo que ha tiranizado el capital a sus anchas que nos remite a pequeñas briznas de fe hacia otra manera de vivir el reparto de la riqueza. Mas mi lado escéptico me dice que el túnel es aún demasiado largo y que acaso la salida quede lejos. Mi parte más escéptica de lo escéptico apostilla: si la hay.




(Las fotografías de las esculturas provienen de http://joachimmalikverlag.blogspot.com/  y son representaciones de los capiteles del Monasterio de las Dueñas, en Salamanca)




12 comentarios:

  1. Ver "las noticias" en televisión es ver una serie de atrocidades y desastres uno de tras de otro y cambiar de canal es ver un calco del anterior. No informan solo aterrorizan...

    Saludos desde el aire

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  2. me encantó la cita del escepticismo..
    leer(te) una visión crítica, es un placer

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  3. Rosa, mayormente lo que sale en televisión son reflejos. Hay que quedarse con algo, porque las imágenes están ahí, pero los criterios de las empresas de televisión dejan mucho que desear. No están para procurar la información, porque ya no existe la información. Ni el análisis, ni las valoraciones, ni los contrastes de opiniones, ni los debates. La información está desfigurada, me temo.

    Debemos buscar por las rendijas. Entre blogs, por ejemplos.

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  4. La cita es del Juan de Mairena, de Machado, Concepto-aparte.Tiene su filosofía.

    Gracias por pasarte, participa contu opinión cuando gustes.

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  5. Lo triste de la noticia de los "indignados"israelís es la solución que su gobierno ha adoptado: edificar viviendas en territorio palestino, en la Jerusalén que no les pertenece de acuerdo a los tratados internacionales (a los que nunca han hecho caso.) Cuesta no ser escéptico, ¿no? Aunque creo que siempre depende de cada caso particular, no se puede generalizar.
    Un abrazo.

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  6. Me parece una postura inteligente. No creo en los que se refugian en el permanente escepticismo descalificando y desconfiando -por las dudas-aún lo que ni ha nacido.
    Me considero una persona optimista, aún a riesgo de pasar por ingenua.

    Un saludo cordial.

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  7. Carlos, de acuerdo, pero no sé si esas viviendas de las que hablas se refiere al caso. Las viviendas para colonos son otra historia, me da la impresión. Cuesta ser crédulo, incrédulo, escéptico, dubitativo...cuesta todo en estos tiempos. Yo repaso mi dosis cada día.

    Un abrazo.

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  8. Machado sabía más por Mairena que por Machado, sí. Pero, ¿cómo aplicar la receta en nuestras vidas? Intentémonos.

    Gracias, Neo, un abrazo.

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  9. Hola Don Juan: Una narrativa muy profunda, para meditar y reflexionar. Todo esta cambiando. Es tiempo de cambios cíclicos. Nada permanece igual. La tierra se dirige a cambios geológicos que nos afectaran.La humanidad cumple un ciclo y comenzara otro.Todo esta escrito.
    Felicidades.

    Abrazos.

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  10. Bienvenido desde tan lejos, Chogui. Aunque con internet todos estamos más cerca. ¿Y sabes lo que considero mejor? Que nos acerca más en cuanto a propiedades constructivas de la especie. Siempre estuvo todo cambiando, pero tal vez antes los procesos eran larguísimos y los medios no existían. Es probable, como tu dices, que la Tierra esté avanzando hacia nuevos estadios, pro no es medible cuándo empiezan y cuándo acaban los ciclos. Es fácil hablar de estos a posteriori. En ese sentido, no soy un creyente del fatum, pienso que la naturaleza siempre nos desborda, que no la controlaremos jamás, que no deberíamos intentarlo siquiera, simplemente conocer mejor su funcionamiento. Y sobre todo, el funcionamiento de la naturaleza humana y de sus naturalezas sociales. Somos parte los humanos de la Gran Madre.

    Pasa cuando desees, un saludo fuerte.

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  11. Veamos.
    Las reivindicaciones a lo largo y ancho del mundo, tratan de cuestiones que no rompen ni con la burguesía ni con el capitalismo, desde ese punto de vista ¿cuál sería el óbice para su no cumplimiento?
    En realidad, ciclotímicamente, los pueblos pasan del descreimiento a la euforia en menos que canta un gallo. No sin antes sufrir retrocesos incalculables en las fuentes de derechos.
    Los políticos 'piolas' que se codean con el pueblo, también retacean muchos derechos al pueblo que adulan y que les adula (caso acá).
    Excéptico...sí, respecto de la caída del imperio, del capitalismo y del status quo (mejorado en el futuro).
    Abrazo para vos

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  12. Omar, cuánta razón te asiste. De la euforia a la falta de fe en sí mismos, pasan muchos. Sí, ¿por manipulación? ¿por inconsciencia? ¿por cansancio y confusión? Sí, probablemente los episodios históricos desborden a la ciudadaní, no se sepa interpretar lo que acontece. Y ahí los intelectuales, ¿no saben? ¿no contestan? ¿no pueden?

    El escepticismo como método (de supervivencia), no como sistema ni como fe.

    Un abrazo.

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