(Montaje de Andrzej Polakowski)
Que las cosas que se dicen y se escriben no son necesariamente verdades, es algo que aprendimos algunos hace tiempo. Que, no obstante, mucha gente gusta de aceptar esas transferencias de la palabra, dándoles igual lo que contienen de luz o de tinieblas, sin valorar ni distinguir lo que hay de excelencia y de perverso, y pacen de manera abundante en ellas es un hecho innegable. El maestro Juan de Mairena, cuya sapiencia estaba fuera de toda duda, volvería a ratificar lo que en sus tiempos opinó:
Señores: nunca un gran filósofo renegaría de la verdad si, por azar, la oyese de labios de su barbero. Pero esto es un privilegio de los grandes filósofos. La mayoría de los hombres preferirá siempre, a la verdad degradada por el vulgo –por ejemplo: dos y dos, igual a cuatro -, la mentira ingeniosa o la tontería sutil, puesta más allá del alcance de los tontos.
Un discípulo de Mairena hizo – al día siguiente – algunas intencionadas preguntas a su maestro: "¿Cómo puede un hombre poner la tontería más allá del alcance de los tontos, es decir, más allá de sí mismo? Si, como usted nos enseña, la tontería del hombre es inagotable, ¿dónde pondrá el hombre la tontería que su propia tontería no le alcance? Y, en general, ¿cómo puede una cosa ponerse más allá de sí misma?”
(Montaje fotográfico de Gilbert Garcin)
Es probable que el maestro replanteara la pregunta y la matizara un poco más, de vivir ahorita mismo. O bien arriesgara respuesta, tentado por los cambios formales. Pues resulta obvio que el número de mentiras ingeniosas y de sutiles tonterías han crecido sobre manera. Yo diría incluso: cada vez hay más mentiras escasamente ingeniosas y hay que ver cómo entra la gente al trapo. Y la calidad de las tonterías no se ven tan sutiles ni delicadas, sino que más bien se muestran cutres y ruines. Pero a la gente parece no importarles.
(Grabado de Francisco de Goya)
¿Qué prueba aporto? Simplemente una: la televisión. A partir de esta tecnología socializada e interiorizada en la médula de los individuos, se despliega desde los embustes de la publicidad, pasando por los falsarios programas del corazón, siguiendo por las tramas pseudo dramatizadas sobre gente que no vale un real y concluyendo en los debatillos empobrecidos y partidistas sobre la cosa pública. Naturalmente, hay otra característica implícita al poderoso medio de nuestro tiempo: la ocultación de los hechos desnudos, el vivir a espaldas de las realidades sociales, el no traspasar la falacia del concepto
noticia que esconde las verdades y vende las mentiras. Sí, la tontería se ha puesto al alcance de los tontos más allá de su tontería. La tontería, me atrevería a aseverar en nombre del maestro, es una autopista por donde circula la grey, sin ton ni son. No les bastaba la propia que diariamente les da por tomar más dosis. Y si no, deduzcan. Observen cómo viven, qué compran, cómo se comportan en sus conductas habituales, de qué hablan, de qué se inhiben, qué vendas se ponen y qué concesiones están haciendo al todopoderoso
mercado sin que parezca importarles un rábano.
(Montaje de Gilbert Garcin)
Lo trágico de todo esto, querido amigo, es que uno se levanta con ganas de salir del montón...pero al desperezarse y restregarse los ojos se da cuenta que está en el mismo chiquero.
ResponderEliminarMira, no soy filósofo, ni muy ilustrado, pero sé una cosa...a nadie le gusta poner un pie en el pantano, pero todos quisieran cruzarlo...
Y ves? Caigo en la tontería más allá de mi mismo, en creer que sí hay un tiempo mejor que conseguir.
....
Otro tema, al final el bluf del congreso norteamericano era una parodia con un trasfondo real. La disputa se zanjó con una quita de los servicios sociales equivalente a 2:4 billones de dólares, es decir, yankees ojo con vuestras obras sociales de salud, vivienda y educación, porque se las van a arrebatar.
Los malos fotocopistas de la América y la Europa, toman el ejemplo y tiembla hasta el más mentado y valiente.
(Tengo información que en EEUU estaría planteada la privatización total de la salud como forma de transferir muchos billones a los capitalistas)
Veremos (dijo un ciego)
un abrazo, mi buen amigo
El hecho de mantener a la gente con las neuronas dormidas (la TV actual es un medio estupendo para lograrlo)es una estrategia para facilitar la dominación: mientras más nos estupidicemos, más fácil nos pisotearán.
ResponderEliminarEs triste, pero cierto.
Saludos.
Omar. Gracias por la información USA; dejémoslo de lado de momento y se verá.
ResponderEliminarLo otro: salir del chiquero incluye una buena dosis de amargura y mal café. Salvo que uno esté provisto del don del cinismo (hay un cinismo positivista y pragmático, no necesariamente vinculado al mal) que le permita sobrevivir con mirada altiva, pulso relajado y labios en posición de silbar una añorada canción.
Uf. Gracias. Sigamos.
Evidentemente, Neo. Lo que me preocupa es que a la gente le guste tanto ese mundillo. Que su sentido de la estética sea tan pobre y su capacidad de tragar tan inmensa.
ResponderEliminarMiremos el ocaso, donde la belleza se brinda sin contemplaciones. Sigue siendo intenso y deslumbrante, y siempre en dirección Oeste. Ignoro si por el magnetismo y cambio de posicionamiento de los polos el tema cambiará algún día, pero de momento yo me moriré viendo amanecer en la misma direccción y contemplando el ocaso en la misma, pero que es otro punto. Los colores...hay algo común en ellos sea orto u ocaso. La intensidad...no sé por ahí abajo cómo es la intensidad. A mí me embriagan las dos posiciones, me enternecen y me derriban.
Abrazo.
Creo que es muy cierto lo que decis, sin embargo hay que dar lugar y dejar libre la posibilidad de que este pensamiento que vos manifestás y que muchos asentimos, también sobreviva y sea producto de algún aparato o sistema ideológico, más, menos o tan falso como la Televisión que describís.
ResponderEliminarFuera de esto adhiero al optimismo de la entrada y su ambición por progresar mas allá de los signos de evolución tecnológica que de alguna manera "padecemos" en estos tiempos modernos.
Interesante la lectura de tu Blog.
Saludos.
Mi querido amigo, la suerte de los simples es que no tienen que pensar, y eso les evita muchos problemas. Esa dosis de cinismo bien entendido, de hombre bueno que tal vez diría Machado, no es precisa para poder sobrevivir.
ResponderEliminarSaludos, y un abrazo.
Por supuesto, Alejo, tras ese aparato -critico la manifestación y no tanto la teconología, que siempre es dual- hay ideologías y objetivos, santas alianzas en las que el Mercado es el dios padre.
ResponderEliminarSoy consciente de que la tontería y la capacidad de tontería de los seres humanos es anterior a la televisión. A veces creo que es un estado, una manera de acontecer la vida para muchos seres. Lástima.
Salud y fraternidad.
Carlos, es probable. Un amigo mío decía: vivan los pusilánimes. Lo tragan todo, lo digieren todo, ¿o es apariencia?
ResponderEliminarYa quisiera ser uno más estoico, ya lo creo. Cuesta. También es condición propia.
Cuidarse.
Llego tarde, pero he de reconocer que siempre me asombré de la simpleza de algunos, que al principio puede que la envidiara, era joven, que ahora me aterra, soy vieja. Beso.
ResponderEliminarEmejota. Esa manera de pensar tuya es de alguien eternamente joven. La juventud temporal es un estado. La juventud en pensamiento es la búsqueda continua y el frescor de la no-resignación.
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