¿Discurso? ¿Qué discurso? La mediocridad periodística no da para más y llevamos dos días de telediarios y portadas digitales a cuenta de no sé qué discurso. Pero, ¿es que a estas alturas de la película constitucional va a haber interés en lo que repite el rey monótonamente año tras año? ¿Cabe esperar algo diferente de su propia cosecha y manteniendo una pizca de identificación con los problemas colectivos, que no sea una simple identificación formal y un discurso escrito? ¿O es que en esta ocasión interesaba más el morbo que las cuestiones clave del paisanaje? Tal vez los tiros han ido desde este ángulo y es que cuando toca jugarse el cocido -un cocido de ocho millones y medio de euros anuales para sostener a toda la parentela- hay que tapar los boquetes por donde se escurren las aguas malolientes. Y decir al menos pío. No ha tenido reparos en reconocer que le preocupa se genere desconfianza entre los españoles hacia la institución que le mantiene. Acaso sea esa la clave de su alarma, si bien la estrategia al respecto estará ya funcionando. De imputarse al yerno prácticas delictivas es probable que tengamos que oír -con tal de salvar el honor de la casa- que en todas las familias hay garbanzos negros.
Un texto de Plutarco grabó para la posteridad aquello de que la mujer del César no sólo tiene que ser honrada, sino que además tiene que parecerlo. Hemos convertido la frasecita en parte de nuestro acervo cultural y dialogante, si bien no siempre la usamos con justicia y sí con demasiada cautela. Y sin embargo reviste algo de toque de atención, si no de vergüenza y pudor, para aquellos que están ungidos por la autoridad y la responsabilidad delegada. ¿Es por ello por lo que el rey de España se refería la otra noche de manera genérica e indirecta, si bien con intención aparentemente específica, a que la justicia debe ser igual para todos? ¿Lo descubría ahora? ¿O pretendía con tal expresión una recuperación del prestigio que van perdiendo? Los representantes del bipartidismo enseguida se han entregado a su afán laudatorio y sin condiciones -vulgar pelotería que pasa como prudencia cuando no es sino entrega sin condiciones- y uno lo interpreta en clave de que los dos partidos que cosechan más votos opinan que “si nos tocan la institución del Estado es que también nos tocan a nosotros.”
Es probable que la monarquía se sienta tocada por las pillerías de un advenedizo de la familia. Y que salgan al paso de manera diplomática y vergonzante ante lo que puede ir a mayores y comprometerles más. Sabido es que para los españoles hablar críticamente y con arreglo a razón y derecho de esa institución presupuestaria española es más tabú que blasfemar. Durante los últimos años cunden cada vez más rumores sobre diversas cuestiones acerca de la personalidad del rey, de su esposa y de la familia, que se extienden desde su lejana niñez, pasando por su elección y nombramiento por el ominoso Franco, y se deja entender por lo bajines la existencia de extraños y ocultos negocios, así como la pertenencia de la reina al club Bilderberg, club cuya función y objetivos resultan un misterio y algunos observadores ven en su existencia una actividad conspirativa. Así que cualquier tratamiento informativo acerca de la monarquía española es zanjado o pactado en instancias políticas y mediáticas, sin consideración al derecho de los ciudadanos a ser informados.
Hay un discurso de Manuel Azaña, presidente de la Segunda República Española, en el que con el cuidado reposado y la habilidad firme que le caracterizaban, no exenta de retórica, dice:
“…Puede suceder, de hecho sucede, ahora mismo está sucediendo, y eso es lo que nos apasiona, que principios tenidos por invulnerables, inspiraciones vigentes durante siglos, a lo mejor se esquilman, se marchitan, se quedan vacíos, se angostan, hasta el punto que la realidad viviente los hace estallar y los destruye. Entonces hay que tener el valor de reconocerlo así, y sin aguardar a que la ciencia o la tradición se recobren del sobresalto y el estupor y fabriquen principios nuevos, hay que acudir urgentemente al remedio de la necesidad y a poner a prueba nuestra capacidad de inventar, sin preocuparnos demasiado, porque al inventar un poco, les demos una ligera torsión a los principios admitidos como inconcusos.”
¿No es aplicable este párrafo pronunciado en octubre de 1931 a ciertas realidades actuales?
Y sin embargo, la figura del rey sigue teniendo, según los comentaristas, un poder de representación notable en el extranjero, para, por ejemplo, fomentar inversiones o transmitir una imagen de unidad política. Y se trata de un poder simbólico específico, distinto al que pueda ostentar el presidente de turno. ¿Somos capaces de prescindir de esa especificidad?
ResponderEliminarJosé María, por ahí van los tiros de los rumores sobre inversiones o lo que sea en materia económica. Respecto a lo de la unidad política, los primeros que se la creen obviamente son muchos españoles. Es una institución cómoda y entreguista para un tipo de ciudadano, para tiempos muy líquidos como los que vivimos (ya veremos por cuanto tiempo) y que no requiere el esfuerzo de pensar y de exigir, y de construir democracia,que lleva implícita la idea republicana, por ejemplo.
ResponderEliminarTodos los símbolos de la Humanidad han quebrado antes o después. Creo que el relativo "éxito" de la monarquía reside en la dejación que hacemos los españoles y en nuestra falta de madurez política y democrática. Está extendida la idea de que gracias a la monarquía -piedra angular para algunos, nada menos- los españoles no nos damos garrotazos. Creo que esta manera de ver las cosas es falaz, peligrosa y poco respetuosa.
Respondiendo a tu pregunta sagaz y cuidadosamente expresada, tre contestaré que hasta la fecha no hemos prescindido de esa especifidad. Pero la capacidad triunfa si hay un ejercitamiento, ¿no?
Un abrazo.
Hola! Llegué a tu blog porque me llamó la atención el nombre del mismo. Estando en Francia, fui hasta Collioure siguiendo los pasos de Machado.
ResponderEliminarSaludos
Vivimos a distintos niveles algunos muy, demasiado obsoletos. También vivimos en distintos tiempos, no solo en distintos espacios. Por tanto todo depende del punto donde uno se encuentre a la hora de enjuiciar cuestiones sociales como la política o la religión (a mi modo de ver más parecidas de lo que ambas están dispuestas a admitir).
ResponderEliminarDesde mi punto de vista o plano, la monarquía está obsoleta desde hace mucho tiempo, solo la entendería un poquito si el balance económico de su presencia fuera positivo para la sociedad que representa. Bs.
Vaya, Luna, pues me alegro muchísimo. No todos buscan esa dirección. Mantén el ojo sobre su obra, merece la pena.
ResponderEliminarLos pasos de Antonio Machado fueron los de un derrotado, pero para mí él es un triunfante, un consecuente.
Saludos.
Claro, MJ. La vida en general (el país en particular) es según el rincón de la habitación en el que nos hallemos sentados. Pero hay que cambiar de posición, ampliar el cuarto, airearlo, modificarlo y que entre todo el aire del mundo, ¿no crees?
ResponderEliminarNo es un problema de obsolescencia solamente la monarquía o de inutilidad. Pero si no es ironía tu última frase, ¿crees que podría aportar algo positivo en el balance económico para la sociedad española? Hasta ahora, sospecho que solamente gastos.
La política y la religión son parecidas, dices, pues depende del concepto que se tenga de ambas. Del sentido que queramos darlas. Naturalmente hay una política de derechas católica en España, como la hubo de la Democracia Cristiana en Italia...Pero si tenemos un concepto laico, civil e independiente de la Política es obvio que la religión, sea la que sea, sobra y no debe empañar las reglas de juego por las que regirnos TODOS.
Por otra parte, la religión es per se fija, dogmática, obsoleta y hasta intransigente. La política no tiene por qué tener una dirección cerrada, ni rígida, ni ajena a los problemas humanos, ni...¿Por qué costará tanto construir y ser libres? Y en cambio, cómo camela la comodidad y el entreguismo de la primogenitura del pensamiento...
Buen estar.
Sí, la monarquía y la religión está obsoleta, desde nuestro punto de vista, desde hace muchos años, pero, si aún continúa en este obsoleto sistema es porque a lo mejor les conviene fosilizar las relaciones politico-sociales. A mí todo esto de la familia real me huele a rancio, pero fijate como los periodistas no huelen las bolitas de alcanfor en los discursos del rey, o los principales partidos políticos que además lo aplauden. No, parece que con tanta 'merde' las narices de sus señorias estás saturadas de mediocridad y viven tan felices comiendo perdices a costa de la ciudadanía. Ayy. (Me quejo)
ResponderEliminarUn abrazo.
Eh, Encarni, muy interesante eso de que acaso les interesa fosilizar las relaciones políticosociales. Hay tantas cosas que quisieran fosilizar para que nos limitemos a ser productores y consumidores al precio (en ambos sentidos) que quieran marcar los fácticos poderes.
ResponderEliminarEse ay con el que me identifico, creo que nos siguen doliendo muchas cosas a algunos. Pero mientras el paisanaje no quiera crecer y hacerse mayor vamos a tener que soportar obsolescencias costosas, para nuestra economía y para nuestra libertad.
Un abrazo.
Resulta evidente, era ironía. Tienes toda la razón a niveles convencionales pero tengo el defecto de "unificar conceptos" de distintos estamentos en el mismo saco, como si estuviera ordenando un armario.
ResponderEliminarPor ejemplo: concepto poder, soberbia, miedo, etc. y no puedo evitar aplicarlos a los distintos sectores.
De ahí que tienda a abundar en una característica muy típica del sagitario: apartarse lo suficiente como para tomar referencias lejanas, generalizando y por tanto alejándose de la observación cercana y detallista, muy típico de la visión virginiana.
Por tanto, entre otros ya tenemos dos puntos de vista reales y diferentes, como ocurre con la macro y la micro economía.
El ideal: Ser bilingüe, al menos, multilingüe mejor. ;)
MJ, que está bien tu aclaración, que no era necesaria. Caray, se ve que interpretas las constelaciones que da gusto. Ah, pillina, te justificas con ellas y sus manifestaciones, ja.
ResponderEliminarSer multilingüe debe ser genial, pero que nos permitiera leer literatura, no solo para conseguir un curro. Recuerdo haber leído una vez una entrevista a un neurobiológo alemán en la que decía que se había jubilado muy mayor y no obstante decidió ponerse a aprender ruso, simplemente para seguir esfrozando sus neuronas. ¡Qué bonito!
¿Cree usted que es miedo lo que impide, ya no a quien ha de ocuparse de estos asuntos de Justicia, sino al propio "pueblo" a juzgar como es debido a su monarca? Con cosas tan evidentes, resulta difícil creer que la gente siga callada cuando resulta que el propio rey resultar ser un don Pablos...
ResponderEliminarUno, ignorante, poco conocedor de sucesos históricos como los que estamos viviendo ahora (por edad), y, quizá, demasiado perdido en irrealidades, se ha criado "confundiendo" la astucia de la Alta Alcurnia española con las ágiles cuatro patas del Caballo de Oros y la picardía de la Sota de Bastos...
Un saludo, Don Juan. Encantado de volver a dialogar con usted.
PeterP.
Como siempre, Devaneante, sus intervenciones aquí son finas, delicadas y sutiles. No, no creo que sea el miedo a la institución, sino en todo caso a las situaciones imprevisibles lo que cierto sector de la sociedad puede temer (no es el caso de muchos de nosotros, creo) Pero sabes perfectamente que los pactos de silencio funcionan (hasta un cierto punto) y que ciertos sectores se dicen "más vale no menear algunos temas que ya hay bastantes otros", lo cual es un engañabobos, pero acontece.
ResponderEliminarY lo que en todo caso me preocupa es hasta qué punto existe algo, poco o lo que sea de debate en la sociedad respecto a la forma de gobierno alternativa y moderna como sería la republicana. Evidentemente, esa alternativa no podría ser un mero cambio formal de cabezas o de organismo en la cúspide del Estado, sino algo más complejo, esencial y pendiente: el fortalecimiento de un Estado laico, que se replanteara las relaciones entre ciudadanos y comunidades. En ese sentido, hay más palabras de Azaña que nos recuerdan que siguen pendiente muchas de sus aspiraciones.
Pero bueno, no es el tema ni de la respuesta que podrías solicitar (que tampoco la solicitas) ni de extender mis cuitas ahora. Me ha encantado su símil Don Pablos (quien bebe de Quevedo no es ningún irreal ni ajeno a los tiempos presentes) y no te creo confundido respecto a nada.
Un abrazo de lo más cordial.
Qué verdades tan cristalinas y bien acompañadas...y esa última ironía de la sota de copas es el colofón perfecto.
ResponderEliminarPequeñas verdades, Paradela. Habría que decirlas más grandes y, si fuera posible, Todas. Los seres humanos, los ciudadanos, tendríamos que replantearnos todo. Y bajar del burro a los buscones, como bien les llama PeterPan.
ResponderEliminarMe alegro que captes la ironía de la sota. Desgraciadamente, el tema de las gobernaciones y representaciones cívicas no es una simple brisca. Lástima, a mí la brisca y el mus se me daban de miedo.
Un abrazo.
Visitarán también los reyes magos el palacio de la Zarzuela? LLevarán los reyes a los hijos de los reyes sendos presentes traidos desde Oriente?
ResponderEliminarInvertiremos pues los acontecimientos y diremos que el pueblo entero son los magos que pagan los presentes de los hijos de los reyes.
Así de claro debería ser el cuento actualizado para niños no tontos confundidos en su inocencia. La monarquia no desaparecerá mientras los niños crezcan con la falsa ilusión de que los reyes son imprescindibles para distribuir riquezas,que,por supuesto todas las riquezas acumuladas por los reyes representan el esfuerzo y el sudor del pueblo entero,pagando su denario.
El poder de la monarquia radica en la sustracción de bienes, vaya usté a saber con que derecho, si además de no tener la sangre azul desconocen el esfuerzo que hay que hacer para que la sangre roja, la más común,siga circulando por los cuerpos plebeyos.
Todo debe cambiar amigo,pero desde abajo,desde los cimientos. Hay ue desbaratar las falsas identidades de la historia, dejarnos de ilusionismos magicoreligiosos.
Pero la revolución esta anestesiada. Los jóvenes no quieren problemas,mientras la rueda del conformismo gire siempre sobre un asfalto donde se pueden esquivar los baches.
no vi el discurso,pero por lo que dices más que un discurso fue un asomo de apaciguar los ánimos de los poco exaltados que empiezan a vislumbrar que también en la Zarzuela los desagües arrastran mierda, como la de todos.
Un saludo, yo también estoy indignada.
Genetticca. Contundente y descarnado tu comentario, y verdades como puños que, no por decirlas con ese tono fuerte son menos verdades. Muchos prefieren los engaños y las palabras lisonjeras y ficticias antes que el reconocimiento de las propias miserias. Para cambiar haría falta enfrentarse a la crudeza de los hechos, en lugar de seguir alimentándolos, per ¿cuántos están dispuestos? Los procesos son largos.
ResponderEliminarPor otra parte, la misma reacción ayer de los diputados de los dos partidos más votados (IU y otros dos grupos permanecieron callados) aplaudiendo eufóricamente al Rey, además de un acto de pletesía en toda regla confirma los temores de la propia monarquía, la cual pretende trasladarlos a la sociedad. Bochornoso.
Paciencia y claridad.