hoy es siempre todavía

domingo, 22 de enero de 2012

Banquetes a cambio de la libertad



Leyendo un artículo reciente de Josep Ramoneda, a quien, por cierto, la Generalitat de Catalunya, versión Artur Mas, destituyó a finales de 2011 tras ejercer 17 años como director del Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB), me dio en meditar en el viaje de ida y vuelta que es la libertad. Y en concreto en ese sistema llamado democracia, que no es un mero mecanismo electoral o de separación de poderes sino que debe ser también un espacio de equilibrio igualitario y de mayor satisfacción social. Se discute últimamente mucho, entre la gente más preocupada, sobre si no estaremos en Occidente ante el final de un concepto tradicional, pero bastante positivo en su momento, de democracia, ante un retraimiento cercenador y peligroso de ésta o sencillamente al borde de su exterminio. 




Todos los movimientos que se están llevando a cabo en materia económica a nivel internacional dan a entender que tanto los poderes financieros e industriales que los ponen en práctica, con sus efectos convulsivos en las economías locales y el riesgo desatado de un peligroso dominó,  así como su sospechoso respaldo por parte de los Estados más hegemónicos de Europa y América, ignoran a los regímenes democráticos de los países y actúan imponiendo sus exigencias al saltarse los Parlamentos respectivos o buscando un sí bwana de estos. Si a ello se le suma la vuelta de tuerca que se ejerce sobre las capas sociales, con su desencadenante de paro, empobrecimiento que empieza a asomar y pérdida de derechos laborales  y asistenciales, y los sistemas representativos de los países no dan respuesta adecuada, la conclusión es obvia: se utiliza el formalismo democrático para controlar a la sociedad e impedir situaciones de ruptura más radicales.



El riesgo de la pérdida de la libertad está vinculado a una democracia descafeinada. No otra cosa supondría una democracia menos efectiva todavía de lo que ya es o un mero sistema aquiescente que restringiera las expresiones paralelas de representación, tales como una prensa libre o sin autocensura, y la intervención vindicativa de sectores cívicos, sociales y laborales. Y no quiero pensar en el fomento del miedo que hiciera permanecer a la gente en casa, como se dice comúnmente. Una vez más tengo que recurrir al Quijote. La riqueza de interpretaciones de esta obra es tan amplia, su actualidad tan sabrosa, su entidad moral tan profunda que ¿cómo iba a desproveerme de tan suculento tratado del saber vivir y del mejor conducirse? Y transcribo el siguiente párrafo, donde no he querido aislar del contexto el hermoso canto a la libertad del individuo en su primera parte, porque creo que después Cervantes, una vez más, no se limita a una evocación sino que la trasciende y la vincula a los hechos concretos que nos hacen vivir a los individuos en la apariencia de las obligaciones y no en la fecundidad de las necesidades satisfechas. 




“La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad así como por la honra se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres. Digo esto, Sancho, porque bien has visto el regalo, la abundancia que en este castillo que dejamos hemos tenido; pues en mitad de aquellos banquetes sazonados y de aquellas bebidas de nieve me parecía a mí que estaba metido entre las estrechezas de la hambre, porque no lo gozaba con la libertad que lo gozara si fueran míos, que las obligaciones de las recompensas de los beneficios y mercedes recebidas son ataduras que no dejan campear al ánimo libre. ¡Venturoso aquel a quien el cielo dio un pedazo de pan sin que le quede obligación de agradecerlo a otro que al mismo cielo!”




Si después de leer este texto a alguien le quedan dudas sobre su valor moral y clarividente, que medite acerca de lo que está aconteciendo en derredor. Los banquetes sazonados y las bebidas de nieve me recuerdan demasiado a la fantasía ¿sin fin? de una sociedad despilfarradora como la actual que llamamos del consumo. Naturalmente, con su contrapartida de mayor productividad y más robo de la plusvalía del trabajo. Una sociedad que a cambio de nuestra primogenitura que es uno de los mayores tesoros, como dice Don Quijote, nos saca las entretelas y nos ata para que no demos guerra. Entonces, ¿la democracia en entredicho? ¿La libertad en riesgo? Yo diría que más bien el individuo en trance de acabar convertido en un híbrido entre siervo y robot. 




* Las fotografías son de Clovis Prevost para el libro Mundo de los Juguetes.

10 comentarios:

  1. "El ser no es libre sino por el caos."

    Se nos intenta inculcuar una cultura globalizante como manta que tape toda la ruptura que estructura la sociedad actual. Se nos dan productos reflectantes y bonitos de quita-y-pon para cegarnos ante la que se nos viene encima y tenernos como borreguitos. A mi, sinceramente, me recuerda cada vez más a la imagen de Fritz Lang en 'Metrópolis': todos entrando a la fábrica como autómatas...

    "La causa del dolor no es el deseo, sino la carencia que lo motiva."

    Somos una especie de 'Prometeo en los infiernos', que decía Camus. Continuamente revelados por querer más y más, aunque no sepamos ni para qué nos servirá, ni las consecuencias que vendrán por ello.

    El único consuelo ante esta locura "globalizadora" desde el imperio yanqui viene por parte de la propia historia.
    Quizá haya que pensar que tras una de las primeras globalizaciones del mundo antiguo, la romanización, acabó naciendo un espectacular abanico de culturas romances...
    Quizá sea esto demasiado optimista y el mal de muchos siga siendo consuelo de tontos...

    Un saludo y feliz domingo, don Juan. Las citas entrecomilladas, por supuesto, de Cirlot.
    PeterP.

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  2. Quizás desde Europa parezca reciente esta manipulación que los poderes financieros y políticos hacen de los sistemas democráticos de los paises. Visto desde aquí, sudamérica, esta costumbre es de larga data y desde que tenemos memoria nuestros gobiernos han sido puestos y /o quitados -en gran medida- por intereses ajenos a nuestras propias decisiones. No creo que sea a causa de una debilidad del sistema democrático en sí, sino más bien determinado por el sistema capitalista que domina el mundo desde hace rato y ahora está haciendo crisis por todos lados. El grado de dependencia económica de los distintos países hace que sus gobiernos se vuelvan títeres de los organismos supranacionales que han entretejido esas finas y mortales redes de las que resulta imposible escapar siguiendo las recetas que ellos mismos imponen. Muy por el contrario, las medidas que nos imponen aumentan el condicionamiento y la dependencia, nos manipulan mediante el temor y mientras tanto ellos se apropian de todo lo que les interesa.
    No creo que sea la democracia la que está en crisis. es el sistema capitalista tal y como viene siendo sustentado lo que nos ahoga y extorsiona.


    Un abrazo.

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  3. Como no logro entrar en tu perfil y conocer tu correo, te dejo aquí el mío. Podría enviarte algunos ejemplares de los últimos números de nuestra revista sin problema alguno, si me indicas una dirección postal.
    Mi correo: jmpineirog@gmail.com
    Un saludo.

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  4. DevaneantePPan. La verdad es que incides bien en los temas candentes y obligas a pensar -a repensar- más todavía. Tus frases elegidas (Cirlot) son espectaculares y podría ahondarse en ellas. Cirlot era un espécimen extraño me da la impresión, me recuerda de alguna manera a Cioran, no sé por qué. ¿Espíritus libres y librarios hasta el fin (de sí mismos) o hasta el otro fin (el que solo los clarividentes ven venir, pero del que cuesta hablar porque nadie te entiende)?

    El tema de la cultura globalizante no es grave, a mi modo de ver, porque se vaya compartiendo por toda la superficie, porque todas las culturas, por más insurrectas o resistentes que parezcan, están impregnándose de ella. Lo grave son los valores ad hoc: la concepción del "nuevo" hombre cuyo mero calificativo de nuevo, en este caso, da espanto. En otros tiempos llamábamos Nuevo Hombre a aquel paradigma que queríamos rescatar y hacer resurgir con otra pureza. Hoy, el nuevo hombre que se ofrece es menos hombre tradicional, indudablemente. Una fase del Sapiens poco sapiens, encajonado en un corsé productor-distribuidor-comprador-consumidor y ponle todos los adjetivos que quieras, que ya no se distinguirá con claridad qué posee de libre albedrío si no es para responder a la planificación que sobre él se cierne.

    Soy pesimista, lo acepto. Ese querer más y más -ignorando u ocultando el esfuerzo- ya viene inoculándose sobre el hombre actual a través del mercado salvaje que ocupa todas las estancias no solo de nuestras casas sino de nuestras mentes. Salvo excepciones y gestos revoltosos. Pero salvo al Prometeo cuya curiosidad y ganas de avanzar en sabiduría y libertad le lleve a indagar honestamente, a pugnar no solo con la naturaleza sino con los mediocres instalados en los sistemas de poder del planeta.

    Echar mano de la Romanización y sus efectos culturales posteriores en Europa...en fin, es un ejemplo precioso, pero no sé si dos veces pasa el agua por el mismo río. No me consuela.

    Difícil hablar en breves líneas de fenómenos tan complejos y siempre en discusión, Peter Pan. Se agradece enormemente la intervención. Buenas noches.

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  5. Neo. Tienes mucha razón en que parece que en Europa estuviéramos descubriendo ahora los tejemanejes y que por ese otro continente vuestro fue la tónica general prácticamente desde las independencias y la consitución de vuestros diferentes Estados. Probablemente aquí haya pasado por el estilo, solo que como las economías funcionaron (con dos guerras mundiales salvajes de por medio que a veces se olvidan y otras cuantas civiles de honda repercusión) en momentos alternos, a costa de otros continentes inmersos en la pobreza y en la rapiña por parte de Occidente, las reglas del juego democrático hayan contenido o moderado o pactado sutilmente, vete a saber, las ansias de las grandes funanzas y los mercados en general.

    Estoy de acuerdo contigo en que la Democracia en vuestro caso es que no la han dejado desarrollarse. En cuanto unas leyes aprobadas en parlamentos pudieran tocar intereses de transnacionales o de la geopolítica made in USA, la mano negra de quien ya sabes quien estaba detrás actuaba no solo contra las leyes sino contra la Democracia, para desestabilizarla. Y si se resistían las democracias, se conspiraba, se desplazaba por juntas militares, se recurría a la fuerza bruta.

    Por supuesto, la Democracia no es un ente abstracto. Es lo que deseen o no que sea los ciudadanos, las fuerzas que los representan, las corrientes de pensamiento y una actitud generalizada de que dé respuestas a las necesidades colectivas de las sociedades. Pero en estos momentos hay una especie de asalto a la democracia en la oscuridad, a veces nada oscuramente. O tragas o te hacemos tragar.

    Hablar del nexo Democracia y Capitalismo sería un tema largo, puesto que ambos han crecido juntos. ¿Fagocitará éste a aquella, me pregunto?

    Un abrazo.

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  6. Gracias, José María, lo tendré en cuenta. Qué raro que no puedas entrar en mi dirección, sí que está en el perfil.

    Buenas noches.

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  7. cuando hablamos de democracia me sabe tan vago como decir 'todo' y como decir 'nada' al mismo tiempo,
    pues tiene la importancia nada más según te toque decir
    'lo tengo todo y no me quejo'
    'o no tengo nada y lucho'
    .
    es que las palabras ya no son conceptos que igualan nuestras expresiones de deseo, son en todo caso concepto de las realidades más antipopulares, aunque aún gozan de buena salud en este mar de confusión por el que nadamos.
    saludos para vos

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  8. Omar, y nadie te niega razón. Todo o nada lo determinamos nosotros. Por acción o por dejación, configuramos que se fecunde algo o que abandonemos algo que resulta imprescindible. Las palabras siguen siendo las mismas, pero el escepticismo, la corrupción de los advenedizos a la política, el que se hayan prostituído los actos, el que la acción se haya rebajado para entregarnos al necio consumo de mercaderías... y un montón de cosas más que se nos ocurrirían han hecho que tengamos dudas.

    Pero hay que rescatar la esencia y la necesidad de la Democracia. El que otros usen indebidamente o pronuncien su necesario nombre en vano no significa que no sea necesaria rescatarla de su sentido (común)

    Bienvenido de nuevo como Omar, se te echaba en falta, eh. Un abrazo.

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  9. Yo también soy pesimista Juan, ser objetivamente realista tiene esa lacra. Pero mi pesimismo no es negatividad, yo lo definiria como un presentimiento, basado en las repeticiones historicas, en la condición animal que prevalece sobre la humana, en la ignorancia que se sustenta a si misma por la insistente maniobra del despiste irracional.
    En mi pasión por todo lo natural está incluido el equilibrio personal de cada ser, esa es la base de toda razón. El desequilibrio de unos es de facíl contagio pata los otros, que ejecutan por encargo todas sus acciones.
    Pensar,a migo mio, pensar y no dejar que los detalles se escapen, discernir y obrar.

    Un saludo

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  10. Bueno, Genetticca, el pesimismo es una manifestación emocional, supongo. Tal vez por exceso de darle vueltas a cosas que no tienen solución a la corta y que no esperábamos se produjeran como lo han hecho. Tal vez por mala reflexión nuestra, o demasiado equívoca y situándose sobre parámetros poco realistas anteriores. Así que acepto tus propuestas de afrontar las cuestiones. No perder ni las referencias ni la capacidad observadora que nos permita interpretar.

    Gracias por poner un poco más de luz en este diálogo bloguero a varias bandas.

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