hoy es siempre todavía

jueves, 15 de diciembre de 2011

Tiranía del reloj




“Sí, el hombre es el animal que usa relojes. Mi maestro paró el suyo  -uno de plata que llevaba siempre consigo-, poco antes de morir, convencido de que en la vida eterna a que aspiraba no había de servirle de mucho, y en la Nada, donde acaso iba a sumergirse, de mucho menos todavía. Convencido también  -y esto era lo que más le entristecía- de que el hombre no hubiera inventado el reloj si no creyera en la muerte.”

Esto decía el verdadero Juan de Mairena a sus discípulos. Y eso me da pie para pensar en lo ponzoñoso y retorcido que resulta el uso del reloj. No tanto por llevarlo en una muñeca o tenerlo en una esquina de la pantalla del ordenador como por la dependencia que nos genera o nos recuerda respecto a nuestros propios actos. Muchos de ellos –ay de esa vorágine de cosas a hacer al cabo de una jornada-  inútiles, de los que podríamos prescindir sin mayores quebrantos. Consideramos el reloj como un elemento que nos hace pensar que disponemos del tiempo y que lo medimos. Nada más erróneo. Ni el reloj nos hace dueños del tiempo ni el pensamiento acerca de la muerte más seguros de nuestras vidas. El reloj nos deshumaniza y no es casual que otorguemos tanto valor a lo que señala desde su esfera o su pantalla líquida. Ni la creencia, escasamente mencionable aunque nos devore internamente, en la muerte nos hace ser más comprensivos, más desprendidos o más bondadosos. De la misma manera que vivimos de espaldas al acontecimiento de la muerte  -la nuestra, la propia-  deberíamos vivir más de espaldas al reloj. Para ser menos avariciosos y dejarnos tentar en menor medida por lo líquido, lo que pasa sin dejar huella en nosotros, pero ocupándonos –y toda ocupación es un desgaste- impunemente.

14 comentarios:

  1. es cierto, ¿si no somos tiempo?,
    para que medirlo.

    un saludo.

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  2. Bienvenido, Artadi. La complejidad de la supervivencia humana conlleva muchas servidumbres, me temo. Entre ellas, la obsesión por el tiempo.

    Cordialmente.

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  3. hace muchísimos años que no uso reloj, es que descubrí una verdad a todas luces que todos apreciamos pero no acabamos de entender jamás
    (eh..je...que yo creo que sí) es que el tiempo está en nosotros como un 'otro yo' pues ese tipo es un sinverguenza, mira, cuando yo quiero disfrutar de algo, el acelera el tic tac, cuando yo quiero salir de un dolor, atrasa las agujas,
    queloparió
    buena entrada amigo, interesante y da para mucho más, pero escaso de tiempo y sin reloj, te mando un comentario breve
    un abrazo para vos

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  4. Es verdad, otro Yo, un Tercer Yo, que marca al primero, interfiere al segundo y se quiere convertir en el dueño del tango.

    Lo bueno si breve, ya sabes...

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  5. Es un medidor del tiempo. Un cacharo que se afirma autor de los tres tiempos, pasado,presente y futuro.
    Tanto vives tanto vales. Ilusos, nosotros, nos lo creemos todo y vamos de la vida a la muerte sujetos a un horario reducido en un solo tiempo. Estar y ser.

    Lo demás son dictaduras que impone una máquina. Que cosas,no?
    Un abrazo.


    http://visceral-genetticca.blogspot.com/

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  6. Gracias, Genettica por añadir más puntos de vista. El reloj es como el calendario, bastante dictatoriales ambos, por cierto.

    Pretender sujetar u ordenar el tiempo con artilugios no deja de ser una humorada. Ellos se nos imponen. El tiempo, aleatorio, volátil y poniendo los precios que quieren, nos tiranizan y nos manipulan. Pensé titular el post "Cronocracia" o "Ese tiranicida".

    Tiempo hay para seguir hablando del ídem. O no.

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  7. Gran reflexión sobre la ilusión de dominar el tiempo. Sin embargo, aquellos que lo introdujeron de manera generalizada consiguieron su objetivo: el ser humano se desvinculó de su ritmo natural y aprendió a obedecer el dictado de su nuevo dueño: el patrón.
    Un saludo.

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  8. Quebrantando, gracias. Sí, es desesperante el realismo imperante al respecto, pero es lo que acontece. Y el que no lo acepta o pasa por despistado o es marginado. La sociedad no admite a los que se muestran indolentes con las reglas de Cronos. Y tal como van las cosas, sigue siendo la actitud del patrón (es) conseguir máxima productividad en el menor tiempo posible (y con la menos gente operaria posible)

    Desquiciante orden. Ya no se sabe para qué tipo de humanidad.

    Saludos cordiales.

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  9. DE BELEN A LA CRUZ

    http://visceral-genetticca.blogspot.com/

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  10. Curiosa la entrada, y no porque se hable del tiempo (es uno de mis temas recurridos y en el que lo retuerzo de múltiples formas hasta acabar con él...) es curisos digo, porque el mismo día que editas esta entrada (con la fotografía del reloj) edité también en mi blog, una entrada, que aunque habla del caos, va igualmente relacionad con el tiempo... en la imagen del vídeo, aparece igual,mente un reloj. Si entras y los ves (si no lo has visto ya) te hará gracia tal vez.
    Si buceas (si lo quieres y el tiempo te lo permite -de nuevo aparece la imagen del reloj, si se visualiza la palabra "tiempo"-) por mi particular y microuniverso bloggero, hallarás más de una referencia a la existencia o no (que creo que no existe) del tiempo.

    Un cordial saludo.

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  11. Amigo Juan,es cierto que el tiempo nos confronta con la muerte, pero tiempo es todo lo que tenemos, lo que se nos regala al nacer, lo que nos tiraniza, pero también, su conciencia es lo que nos hace humanos.

    Me gusta leer tus interesantes reflexiones, y aprender.

    Un abrazo

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  12. Utopazzo. Obviamente no pretendía hablar del tiempo físico, ni siquiera del significado largo para los humanos y su tránsito por el mundo. Sino hacer alguna leve consideración que la lectura del Juan de Mairena me sugería. Sí, esa coincidencia de la que hablas respecto a tu post es parte de la serie infinita de casualidades, azares y venturas que hay en la vida. Lo vi, pero quiero leerlo d enuevo con más calma.

    Aprecio tu paso por aquí, sé bienvenido y párate cuando te atraiga algún tema. Mientras, busquemos. Es lo que nos queda.

    Un abrazo cordial.

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  13. Y cuánta razón tienes, María, incluso nuestro cuerpo es también (no solo) tiempo, ya que depende su evolución del mismo, del que sigamos, podría decirse.

    La conciencia temporal nos dota de más claridad, pero también de las servidumbres de la existencia. Y a veces cedemos esa conciencia para doblegarnos ante tantos mandatos, obligaciones, compromisos o prestaciones de fuerza de trabajo...

    Y en lo de aprender...digamos que compartamos ambos aprendizajes, de mí poco se puede aprender, salvo a dudar y seguir dando vueltas al sentido de las cosas, ja. Abrazos.

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