hoy es siempre todavía

miércoles, 20 de abril de 2011

Al margen del delirio de la masa

(Imagen de Xue Jiye)


No pensaba hoy escribir. Miento; pensaba escribir de otro tema. Pero vuelvo sobre mis pasos y escribo simplemente para decir que escribo. No tiene mayor importancia ni valor sobre qué. Acaso para dar testimonio de mí mismo. Para decir: quiero que mi tiempo sea mío. No me gusta delegar mi tiempo, ni en el espectáculo ni en el grupo. No me gusta vender mi tiempo ni que me lo roben ni que lo invadan de publicidad. Escribo mientras tiene lugar un partido de fútbol de máxima rivalidad, es decir, que concentra a millones de individuos trasuntados en ese ente llamado masa para no llegar a ninguna parte. El otro día tuvo lugar otro partido con idénticos protagonistas y recabó análoga atención. De ello rinden cuenta con soberbia y satisfacción  los negocios mediáticos, en los cuales reside gran parte de ese asunto llamado equívocamente deporte y que es inequívocamente mercado. Tampoco estuve viendo ese espectáculo, como no veo el de hoy, por la sencilla y honesta razón de que no me interesa. Disiento de la opinión mayoritaria y espero que este ejercicio personal de discrepancia no moleste ni a la industria del fútbol, ni a las autoridades, ni a los hosteleros, ni a la masa. Y si les molesta, me da igual. Tan hormiguita soy como los que componen la masa de este país, pero me apetece tener otros gustos. Gustos en los que me palpe y me encuentre. Nada que ver con los gustos donde te da igual ser tú que otro, porque la masa va a tomar cuerpo por ti. Y los comerciantes de toda clase caen sobre ti para que les compres ociosidad organizada y dirigida. Me gusta el ocio como al que más. Pero un ocio elemental y sencillo. Un ocio por el que no tenga que pagar factura. Ocio implica disponibilidad de tu tiempo. Con quedarte parado ya eres consecuente y feliz. Que nadie me intente mover hacia ninguna parte si yo no quiero. Me gusta permanecer ajeno al delirio de la masa. No sé. Es raro todo lo que sucede. En tiempo de Roma existía aquello de pan y circo. Como ahora. También existía Espartaco. Ahora no.



(Imagen de Xue Jiye)



9 comentarios:

  1. Comparto totalmente tu opinión sobre deporte, espectáculo y negocio.
    Lo malo es que yo estoy hoy todo el día relegada a no poder hacer otras cosas con mi tiempo libre, pues con el dichoso partido de fútbol, tenemos la ciudad tomada por hinchas, policía, medios de comunicación... Y todas las vías de acceso colapsadas. Vamos, mejor quedarse en casa escribiendo hasta que las hordas bárbaras se batan en retirada.

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  2. Inconvenientes de la gran ciudad y sus ferias de vanidades, ¿no? Me hago cargo, CMG. Ya pasará la euforia. La materialización económica de un "evento" así tiene que ser elevada. Demasiada ceguera. Buena noche.

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  3. Supongo que la gente necesita desahogarse y gritar a quien está habituado a que le griten. Frustraciones, dudas, sinsabores y luchas cotidianas dormirán hasta el día siguiente ( y, al día siguiente y siguientes, hablarán de eso mismo...anestesia local de cerebro).

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  4. Sí, para muchos las cosas de la vida deben de ir en la línea de lo que dices, Maríajesús. Materia al fin y al cabo. Pero no me basta una explicación sociológica y psicoanalítica.

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  5. Simpatizo con lo que dices, en muchas cosas me siento al margen del delirio de las masas, a contracorriente... pero el fútbol, ainss el fútbol, he de confesar que me gusta, quizás porque sea de los recuerdos que tengo con mi padre más gratificantes. Voy a pocos partidos, no insulto, ni me desespero, ni soy socio, pero Juan, el fútbol, a pesar de todos los pesares, ¡me gusta! Y allí estaba yo, mientras tú escribías esto, disfrutando con el partido :) Seguro que sí compartiremos otros lances.
    Un abrazo.

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  6. Antonio. Por supuesto que respeto los gustos. Y más si están interferidos por una especie de educación sentimental. Y no tienes que desgraviarte por ello. Mi crítica siempre va dirigida a ese comportamiento colectivo que hace converger a millones de almas, a esa obnubilación que puedo entender pero no compartir.

    Lo curioso en mi caso es que estos últimos partidos derby no tuvieran atracción especial (cuando los Mundiales me tentaron algo más) Tal vez estoy bastante enrarecido últimamente con otras circunstancias generales, no sé. Simplemente, pasé de ello.

    Gracias por tu cordura, que aprecio. Seguro que hay otros lances que sí, seguro.

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  7. En un mundo cuya normalidad es la vorágine loca de todos los días, de los desatinos y las injusticias...sí, la cordura es la gran ausente.

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