(Fotografía de Carnestolendas, espectáculo de Loc-Art)
Curiosamente, no es la Cuaresma cristiana lo que me hace traer a colación la canción de Juan del Encina. Sin negar la colosal fuerza y brutal ironía de las reacciones populares del pasado al calendario litúrgico de la todopoderosa Iglesia, si actualizamos el significado cuaresmal y lo reconvertimos en pagano me basta con abrir la prensa. Y hoy, por ejemplo, las páginas salmón de un importante rotativo aporta estos titulares: “Ahora o nunca. Los líderes europeos tienen tres semanas de plazo para alcanzar un pacto que salve de la catástrofe a la moneda única”.
¿Es éste el rostro actual de la Cuaresma en ciernes? ¿Qué prohibiciones laicas nos esperan si no funciona una perspectiva conjunta por parte de los gobiernos de los gobiernos europeos? Porque en Europa hay gobiernos que gobiernan y gobiernos que son gobernados. Y no todos los gobiernos se identifican necesariamente con un Estado territorial. Algunos lo son más, y son los decisivos: Banco Central Europeo, Fondo Monetario Internacional y Bundesbank, si me apuras.
(Fotografía de Carnestolendas, espectáculo de Loc-Art)
Así que los tiempos de Carnestolendas, que llamaban nuestros contemporáneos antiguos (ya es mucho rizar el rizo) se agitan en vísperas de un riesgo de delgadez social y económica con una pinta muy dudosa. Yo no voy a desentrañar aquí -líbreme el azar de tamaña tentación- lo que no hayan descuartizado en los medios de prensa los habituales comentaristas que creen saber de todo pero no hacen sino estrellarse en sus previsiones. Llámenseles premio Nobel, catedráticos de economía aplicada o haragana, o simples periodistas salmoneros. Sencillamente me da por la reflexión no comprometida y cruzo los dedos para que la imprevista Cuaresma europea no acabe en Crucifixión para sus ciudadanos. Porque en nuestra historia cotidiana no está nada claro que resucitemos al tercer día.
Gocemos de la música y la letra del gran Juan del Encina, en versión de Jordi Savall:
Hoy comamos y bebamos
y cantemos y holguemos,
que mañana ayunaremos.
Por onrra de Sant Antruejo
parémonos oy bien anchos.
Enbutamos estos panchos,
rrecalquemos el pellejo.
Que costumbres de concejo
que todos oy nos hartemos,
que mañana ayunaremos.
Honrremos a tan buen santo
porque en hambre nos acorra.
Comamos a calca porra,
que mañana hay gran quebranto.
Comamos bebamos tanto
hasta que nos rebentemos,
que mañana ayunaremos.
¡Hola!
ResponderEliminarAl margen de otras cuestiones, quizas tecnicas y burocraticas.
¡Nuestra cuestion! la del Pueblo, es que poco o nada nos estan dejando nuestros gobernantes.
Que nos estan vendiendo a unos y otros.
Que sin trabajo, sin casa sin pan, y con la familia rota, mal asunto...
¡Que poco mas se tiene que perder...
¡Quizas mucho que ganar...!
Lucha Obrera.
Saludos de J.M. Ojeda.
Buen domingo
Estoy, casi seguro, que nuevos golpes de tuerca se darán siendo los paganos los que siempre lo han venido siendo.Son insaciables y la avaricia llevará a miles de hombres y mujeres a la pobreza más triste.
ResponderEliminarSaludos
Tu contundencia, JMOjeda, me impresiona. Me haces pensar. En nuestros gobernantes directos, en los indirectos (los que aspiran a relevar a los presentes), pero sobre todo en los verdaderos gobernantes que actúan en la sombra (esas multinacionales, esas instituciones económicas y financieras, esos juegos geopolíticos y geoeconómicos que están desatados por el planeta)
ResponderEliminarPero, ¿crees que la parte de la sociedad más herida quiere reaccionar?
Bienvenido y mucha salud para aguantar. Buena noche.
Por supuesto, Felipe. Habrá todas las vueltas de tuerca que quieran y puedan. Peligran muchos logros. Mira en los USA, cómo las autoridades conservadoras de algunos estados están arremetiendo. La corriente puede ser universal.
ResponderEliminarSon verdaderamente insaciables. No va a haber suficiente dinero público para sanear los negocios privados. ¿Increíble? ¿Y esto es el libre mercado?
De hecho, ya estamos en la tercera estación del viacrucis, camino del Calvario. Nos dejamos besar por un hombre que llevaba 30 monedas, pero no eran para nosotros.
ResponderEliminarAy, Jones, me temo que la historia de los Judas es una constante histórica. Deberíamos estar habituados.
ResponderEliminarA poco que desentrañemos el eufemismo "privatizar beneficios y socializar pérdidas" y el carácter reconocidamente global y planetario de los desmanes consiguientes, asistimos a un naufragio donde los ahogados son, primero y ante todo los pobres, compartimentados en países y adormecidos en cadenas de televisión.
ResponderEliminarEste modelo capitalista y neolibreral huye hacia un callejón sin salida después del intento fallido de burlar las leyes mas simples de la Naturaleza.
Mañana seguro ayunaremos. No haría caso yo sin embargo a Juan de la Encina, y puesto la desgracia vendrá para muchos, en hambre lenta, mejor hacer acopio de víveres y herramientas para otros paraderos.
Y no te voy a quitar la razón. Tus maneras de decirlo son precisas. Los límites del sistema de producción/distribución/consumo están tan enfrentados al planmeta como a los humanos y sus sociedades, sobre todos las más desafortunadas (las más abundantes, por otra parte)
ResponderEliminarQue Juan del Encina nos parezca más epicúreo no quiere decir que ande descaminado en su modo de enfocar las situaciones que también en su época se darían. La búsqueda de la libertad y del bien, o de la felicidad humana, más allá de los límites de los sistemas son una perseución tan insistente por parte de la humanidad como frustrante.
Para ese ayuno, ¿qué propones? ¿Cómo piensas pertrecharte de medios y alimentos...espirituales, digamos? ¿Bastará con el mundo interior, la lectura y la meditación, si es que vas por ahí?
Un abrazo.